vitoria. "No me han gustado las formas en mi salida porque no soy un jugador de paso. No soy un Gerald Fitch". Esta frase, pronunciada por el hoy madridista Sergi Vidal en una entrevista a este periódico días después de confirmar su marcha de Vitoria, evidencia en gran medida la imagen que se tenía del escolta norteamericano cuando la pasada temporada fichó como temporero por el equipo vitoriano para disputar los play off pero apenas estuvo tres días entrenando en el Buesa Arena. Aunque llegaba con la vitola de máximo anotador de la liga turca durante dos años, Fitch abandonó la capital alavesa por la puerta de atrás y su pista se perdió hasta que el pasado verano el Fuenlabrada confió en el como sustituto de Oleson. Acertaron de pleno. Desde las primeras jornadas, este tatuado anotador se ha erigido en una de las grandes sensaciones de la ACB. Sus 19 puntos de media por partido definen al único jugador que ahora mismo es capaz de seguir la estela de Splitter en la lista de los MVP -es segundo a casi tres puntos del pívot brasileño-. Un tanto polémico fuera de las canchas -a mitad de temporada fue despedido directamente por Luis Guil, cansado de su indisciplina, aunque el club le readmitió al día siguiente- luce una larga cita tatuada en su brazo derecho con una historia increíble. Según Fitch, la frase se la transmitió su hermano en un sueño poco después de fallecer: "No te preocupes, he mandado a unos ángeles a vigilarte".
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