vitoria. Nada de lo que ocurrió el pasado martes tendrá importancia si esta noche el Baskonia no es capaz de repetir triunfo. Si en lugar de seguir surfeando sobre una ola de optimismo el equipo vitoriano acaba estrellándose contra la orilla en este cuarto partido, dentro de unas semanas nadie recordará la épica victoria que lograron los hombres de Dusko Ivanovic ante el coloso ruso. Porque si eso ocurre, si el cuadro azulgrana recae en sus peores instintos en lugar de prolongar la esperanza, los ilusionantes cimientos erigidos hace dos días volverán a derrumbarse. Y habrá que volver a empezar. Por eso es tan importante que hoy (20.30 horas, ETB 1) el Caja Laboral fuerce un quinto partido para que la serie regrese a la capital rusa, envuelta aún en un halo de rabia y desolación tras los atentados que causaron decenas de muertos en el metro unas horas antes de que el rival baskonista partiera hacia Vitoria. Un nuevo triunfo, sobre todo si se sustenta de nuevo en el carácter y la voracidad defensiva, inyectará a buen seguro una sobredosis de autoestima en las venas de los jugadores de la escuadra azulgrana. Y quién sabe lo que sería capaz de hacer la próxima semana en el pabellón del club del ejército ruso. No importa que hasta ahora ningún equipo haya sido capaz de dar la vuelta a un 2-0 en contra en la máxima competición europea, ni que en el Universal Sports Hall el CSKA se muestre casi siempre intratable y mucho más certero en su juego. Este zigzagueante Caja Laboral, capaz de alternar entre el mejor baloncesto y el más desesperante en apenas unos minutos, demostró en el tercer choque que puede ganar al CSKA si apela por segunda vez consecutiva a las mismas claves con las que el martes desquició al conjunto de Evgeny Pashutin.
perfección defensiva Los propios jugadores -concentrados desde ayer en el parador de Argómaniz- son conscientes de las bases sobre las que necesitan edificar un segundo triunfo consecutivo. Finalizado el último enfrentamiento, Marcelinho Huertas asumía con cierta resignación una clara evidencia. "Hemos hecho un gran partido en defensa, aunque en ataque no hemos tenido nuestro mejor día", destacó el base brasileño. No le falta razón. Dejar al opulento CSKA en apenas 53 puntos es un logro de proporciones descomunales, especialmente tras dos encuentros en Moscú en los que el cuadro vitoriano encajó 86 puntos en el primer round y 83 en el segundo. Reducir esas cifras en nada menos que treinta puntos es una toda una gesta en materia defensiva, por mucho que los tiradores del CSKA no tuvieran el martes su mejor día a la hora de lanzar a canasta. Los casi siempre efectivos francotiradores rusos se mostraron tremendamente erráticos y, de hecho, ningún jugador moscovita anotó más de diez puntos en todo el encuentro. La labor defensiva de hombres olvidados como Walter Herrmann, Brad Oleson o Sean Singletary -increíble cómo el timonel norteamericano desquició a todo un veterano como J.R. Holden-, además del siempre contundente atrás San Emeterio, ahogó la línea exterior del equipo de la capital rusa al mismo tiempo que Tiago Splitter ejercía de férreo muro en la zona. Algunos datos hablan por sí mismos. Por ejemplo, la escuadra moscovita se tiró cinco minutos enteros sin anotar una sola canasta entre el primer y el segundo cuarto, o el hecho de que la primera canasta de Siskauskas llegara en el minuto 25. Por un día, la defensa baskonista rozó la ansiada perfección que Dusko Ivanovic persigue desde el inicio de temporada.
aspectos a mejorar Si en defensa el Caja Laboral cuajó una actuación excelsa, no se puede decir lo mismo de su capacidad anotadora. Y es que en ninguno de los tres partidos de la serie ha sido capaz de alcanzar la barrera de los setenta puntos (66 el martes y 63 en los dos duelos en Moscú). Un problema solventable si la defensa raya a la misma altura que el martes, pero preocupante teniendo en cuenta los exiguos porcentajes de tiro desplegados por los vitorianos en los tres partidos, incluídos los del hasta ahora único triunfo azulgrana.
Por otra parte, los balones perdidos son, sin duda, una de las grandes taras de los pupilos del preparador montenegrino y, si bien lograron reducir unos grados la sangría que sufrieron en Moscú en lo que a balance de pérdidas y recuperaciones se refiere, lo cierto es que el propio Ivanovic reconoció tras la victoria que las catorce pérdidas de balón de su equipo -quince en los dos primeros partidos- continúan siendo un grave problema para el que no se encuentra solución. Lo que sí pudo corregirse fue la endeblez baskonista en materia reboteadora, pues en el Buesa Arena lograron capturar doce rebotes más que su rival -a destacar las once capturas en ataque por las cinco moscovitas- sobre todo gracias al buen trabajo de la línea exterior (English y San Emeterio, especialmente). Si esta noche el Baskonia es capaz de reincidir en sus logros y limar sus errores, el quinto partido estará mucho más cerca de lo imaginable hace sólo unos días.