Bilbao.Llevaba el rey Juan Carlos de España desde 2001 sin presidir ningunafinal de Copa hasta que, ayer, regresó para hacer acto de presencia enel palco de autoridades del Bizkaia Arena. Su salida a escena,producida a escasos minutos de que diera comienzo la contienda, fuerecibida por una abrumadora pitada y constantes abucheos, ambasexpresiones mayoritarias en los graderíos, aunque también huboaficionados que aplaudieron su presencia en un evento en el que no esun habitual.

Se aguardaba la reaccióndel público del BEC ante la presencia del monarca español y ésta acabósiendo la esperada, al igual que lo ocurrido cuando empezaron a sonarlos primeros acordes del himno español. Gran parte de los aficionadosvascos y catalanes, mayoría absoluta en el recinto de Ansio, sacaron arelucir grandes ikurriñas y senyeras, al tiempo que pitaban de maneramás que sonora y proferían gritos de "fuera, fuera". Tal era el abucheoque los encargados de sonido decidieron subir el volumen del himno, alo que el Bizkaia Arena respondió subiendo también la intensidad de lospitos y los gritos. Al final, la reproducción del himno tuvo que serinterrumpida, siendo su duración más breve de lo habitual. A partir deahí, su presencia en el palco de autoridades, donde se sentó junto allehendakari Patxi López, pasó bastante desapercibida, aunque con elencuentro ya totalmente resuelto hubo un momento en el que la aficiónbaskonista se acordó de él para dedicarle el siguiente cántico: "Pagael abono, Juan Carlos paga el abono".

Lasmedidas de seguridad con motivo de su asistencia al partido fueronelevadas a lo largo de la noche del sábado y durante todo el día deayer, con registros individualizados a toda persona que entrara en elpabellón.

Un seguidor del Madrid da la notaPor otra parte, el comportamiento de los casi 15.000 aficionados que sedieron cita en el BEC tuvo el lunar de un representante de la hinchadadel Real Madrid que dio la nota discordante. Ese aficionado salió acancha para participar en uno de los concursos de los tiempos muertos yacabó realizando gestos con el dedo corazón en alto a las localidadesdonde se sentaban los aficionados del Baskonia y el Barcelona. LaErtzaintza se lo llevó nada más abandonar la pista.