cuidado con lo que deseas porque puede acabar cumpliéndose. Después de clamar al cielo cual Escarlata O"Hara en Lo que el viento se llevó durante cinco meses, los rezos del Baskonia fueron por fin escuchados y pudo disponer de toda su plantilla al completo 34 partidos después del arranque de la temporada. Pero de poco le sirvió. Ni siquiera con doce jugadores -hasta los defenestrados Dean y Singletary tuvieron su oportunidad- Dusko Ivanovic fue capaz de pulsar la tecla adecuada para imponerse al Khimki. Y no fue porque no lo intentara. A los once minutos de partido, el entrenador montenegrino ya había sacado al parqué a todos los hombres que habían entrado en la convocatoria. Un récord absoluto para el técnico balcánico, enemigo íntimo de las rotaciones.
Pero no había manera. Ni dentro de la pintura ni en la línea exterior el Caja Laboral lograba clavar su aguijón a un cuadro ruso que vestía una coraza llamada Javtokas. El fornido pívot lituano sacaba a relucir sus músculos a la mínima oportunidad, desesperando a la ineficiente batería interior baskonista. Sólo Lior Eliyahu en la primera parte-quién lo diría hace apenas un mes- y el inesperado Tiago Splitter en la segunda parecían contar con la confianza suficiente en ataque para llevar algo de peligro a la canasta del conjunto moscovita. Y es que, con Teletovic obcecado en sus triples -ayer alguien debió ponerle una venda en los ojos porque sólo anotó uno de siete- y Barac apartado en su retorno con apenas cinco minutos, tuvo que ser un hombre prácticamente cojo hasta horas antes del salto inicial el que sacara la cabeza para tirar del carro.
Sin embargo, sus quince puntos sólo sirvieron para mantener en vilo durante unos minutos a la congelada afición presente en el Buesa Arena. Tal vez fruto de la desesperación, Ivanovic se sacó de la manga en el tercer cuarto un quinteto surrealista formado por Ribas, Singletary, Oleson, Teletovic y Eliyahu. En el último, rizó el rizo con los tres bases en cancha al mismo tiempo
cegados en los triples Pero si hay un dato que sacar a la palestra para entender la dolorosa y puede que determinante derrota ante el equipo de Sergio Scariolo, ése es el paupérrimo porcentaje en tiros de tres puntos cosechado ayer por el Caja Laboral. El día en el que contaban con más francotiradores, los vitoriano sólo fueron capaces de encestar tres de los veinte triples que lanzaron: uno de siete Teletovic, uno de cuatro English, uno de dos Ribas y un Oleson que no coló dentro del aro ninguno de los tres que intentó. La misma arma que le ha llevado al triunfo en incontables ocasiones ayer se volvió en su contra. Cuando más los necesitaba, los triples abandonaron al Baskonia.