Vitoria. La hora de la verdad. Un doble compromiso en Europa ante el Khimki para seguir vivos o despedirse prematuramente de la competición. El Caja Laboral afronta desde hoy ante el cuadro ruso un mini play off de dos partidos que marcarán su devenir continental. El primero de ellos, que tendrá lugar en el Buesa Arena, debe servir no sólo para buscar una ineludible victoria sino también intentar conseguir a poder ser un colchón lo suficientemente grande como para viajar tranquilo a Moscú la semana posterior a la celebración de la Copa del Rey.

Con el opulento Olympiacos en otra dimensión competitiva y catapultado ya con claridad hacia la atalaya de grupo, ambos equipos van a jugarse la otra plaza que dará acceso al cruce de cuartos de final. Por tradición, plantilla y experiencia en estas lides, el combinado de Ivanovic debe llevarse el gato al agua ante un Khimki inmerso en su primera aventura dentro de la Euroliga y para el que el simple hecho de haber alcanzado el Top 16 representa una satisfacción.

El Buesa Arena debe convertirse más que nunca en una olla a presión para engullir a un rival manso a domicilio -ha perdido hasta la fecha con suma claridad en sus desplazamientos más complicados a Madrid, Atenas e incluso Gdansk- y que sustenta su edificio básicamente en ocho piezas. Tras irrumpir hace años como un elefante en una cacharrería y tirar de talonario para atraer hacia la periferia de Moscú a toda clase de estrellas, la crisis también ha azotado durante el último verano al vigente subcampeón de la Eurocup.

Junto a dos viejos conocidos, Raúl López y Carlos Cabezas, en la dirección de juego, ese consumado estratega llamado Scariolo atesora tres piezas de indudable calidad en el perímetro (Langford, McCarty y Fridzon), un cuatro versátil dotado de una consumada habilidad para el rebote ofensivo (Jankunas) y dos corpulentos pívots sobrados de centímetros, envergadura y músculo (Javtokas y Mozgov).

Los palpables problemas físicos en la famélica zona azulgrana vuelven a convertir esta cita en un amargo trago. Huérfano en principio de Splitter -Ivanovic reiteró ayer que "es imposible" su presencia, pero queda un pequeño halo de esperanza- y con Barac y Eliyahu entre algodones, este Caja Laboral cogido con alfileres corre el peligro de sufrir lo indecible frente a un oponente con más empaque que la Cibona y el Xacobeo. Siendo muy meritorio el trabajo colectivo desempeñado en los últimos tiempos, no es menos cierto que la ausencia de sus interiores -especialmente la del brasileño- ocasiona una falta de equilibrio en ataque y minimiza al máximo la intimidación defensiva.

Dado que el average puede resultar crucial para dilucidar quién sigue adelante, el Baskonia no puede conformarse con una victoria exigua. Deberá apelar a su instinto asesino y hacer la mayor sangre posible para evitar dramatismo a la vuelta en tierras moscovitas. Tanto Ivanovic como los jugadores son conscientes de ello y pondrán todo su empeño en que así sea. Tras el tropiezo ante el Olympiacos, el Buesa Arena no puede volver a ser profanado.