Vitoria. De cara al duelo de mañana en el Buesa Arena, el base malagueño otorga el favoritismo al equipo vitoriano, una de sus bestias negras durante los últimos años cuando vestía la elástica verde. Incluso daría por buena una derrota mínima que le permita recuperar el average una semana más tarde en la capital rusa.
Llega una doble confrontación ante el Baskonia que marcará el devenir de ambos equipos en la Euroliga. ¿La llave de los cuartos?
Sí, por descontado. Está claro que los dos partidos ante el Caja Laboral van a ser decisivos en todos los sentidos, no solamente por la victoria sino también por el average. Seguramente en el encuentro de vuelta en Moscú nos podemos estar jugando ambos la clasificación para el Top 8. Así que nos lo vamos a jugar todo entre los dos.
Lo dice también, quizá, por la nítida superioridad de un Olympiacos que parece abocado al primer puesto. ¿No es así?
Sí, es la sensación que da tras las dos primeras jornadas. Ha golpeado primero en la difícil pista del Buesa Arena y a nosotros nos superó con bastante solvencia en Atenas. Yo creo que los griegos están un peldaño por encima en cuanto a aspectos como el presupuesto y la profundidad de plantilla. Veremos entonces qué es lo que sucede entre el Caja Laboral y nosotros.
En la primera participación del Khimki dentro de la Euroliga están tuteando a casi todos los grandes. Es obvio que no se conforman con lo hecho hasta ahora, ¿verdad?
Bueno, las metas estaban marcadas de antemano y no hemos fallado. Es la primera vez que el club juega la competición más importante y para nada se nos ha quedado grande. El primer objetivo era alcanzar el Top 16 y ya está conseguido. Por supuesto, todo lo que venga de más será bienvenido. La gente del club, en principio, está muy satisfecha, ya que en la Superliga rusa estamos a una sola victoria del CSKA y jugamos dentro de dos semanas contra ellos en nuestra pista, por lo que podemos ser primeros de la fase regular. De momento, las cosas van bien y a ver si ahora somos capaces de dar un paso adelante.
Como la mayoría de equipos, se hacen fuertes en casa y parece que bajan el pistón a domicilio.
Sí, ésa quizá sea nuestra asignatura pendiente. Estamos bastante sólidos como locales, pero nos falta dar un salto cualitativo cuando salimos fuera. En Moscú ganamos, por ejemplo, al Real Madrid y le pusimos muy difíciles las cosas al Panathinaikos. Esta visita a Vitoria será decisiva para comprobar si estamos mejorando.
Describa los entresijos del club más joven de la Euroliga con apenas 13 años de existencia.
Estamos ubicados en una región de la periferia de Moscú. Es un club muy familiar. Durante los últimos años han pasado grandes jugadores por aquí. El objetivo principal de los dirigentes es intentar ganarle, como sea, alguna vez al CSKA. A partir de ahí, se está haciendo un buen trabajo para mejorar la estructura y profesionalizar al máximo todas las facetas. Con la llegada de Scariolo, también se van dando pasos hacia adelante y eso es importante para los jugadores. En mi caso y el de Raúl López, nos está pareciendo correcto.
¿Cómo evalúa la trayectoria baskonista desde el inicio de este curso?
La verdad es que les veo bastante bien, como siempre ocurre con los equipos de Ivanovic. No pierdo detalle de la ACB y alguna vez les he seguido en directo. Cada día se van conociendo un poco más los nuevos. Luego, hay otros veteranos en el equipo como Tiago o Teletovic con mucha experiencia, talento y que conocen a la perfección el club. Seguro que darán que hablar tanto en la ACB como la Euroliga y que será un rival muy duro.
Además, si usted tiene alguna bestia negra durante estos últimos años en el Unicaja es precisamente el ahora Caja Laboral.
Sí (risas). Para mí, está claro que ellos son los favoritos. Obviamente si al final no cuentan con Barac y Splitter, para nosotros será mucho mejor y crecerán nuestras opciones. Si carecen de esos cincos tan importantes, será una buena oportunidad para atacarles por dentro. Aun así, siguen conservando grandes jugadores. Teletovic y Eliyahu, sin ir más lejos, han dado un paso al frente en los últimos partidos.
En el caso de no ganar, la consigna del Khimki es clara: perder por los menos puntos posibles.
Está claro. Si perdemos por 20 puntos, el average se puede complicar mucho. Sabemos que llevarnos la victoria del Buesa Arena será algo muy difícil, por lo que intentaremos que la diferencia sea pequeña para en el partido de vuelta en Moscú jugarnos la clasificación.
Lleva varios meses en Moscú desde que abandonó el Unicaja. ¿Cómo se ha adaptado a un país y a una cultura tan diferentes?
He tenido mucha ayuda tanto de Sergio como de Andrea Gavrilovic, el segundo entrenador al que también tuve en Málaga. Con Raúl hemos hecho una piña y cada día estoy más acostumbrado a lo que es el frío, el principal cambio que he notado. En cuanto al baloncesto y otros aspectos, la experiencia es muy parecida a lo que ha sido hasta ahora mi vida cotidiana. Estoy contento por los resultados del equipo, aunque a nivel personal quizás me estoy moviendo a rachas. En algunos momentos, me encuentro más fino y en otros algo más irregular. Ahora es el momento de dar un paso adelante y conseguir una mayor regularidad en esta recta final de la temporada.
Ha pasado de los sofocantes 35 grados de Málaga al bajo cero de Moscú. ¿Sale de casa, más allá de los entrenamientos y los partidos?
Sí, sí... En las primeras semanas, solía visitar mucho la Plaza Roja. Aquí hay muchos centros comerciales, bastante variedad de restaurantes españoles y argentinos. Moscú se halla lleno de sitios como para no aburrirte y la verdad es que es un lujo.
Se comenta que los jugadores reciben allí un trato excelente. ¿Mucho mejor que en la ACB?
Eso es esencial. Yo he tenido la suerte de que me ha tocado un chófer personal que me aconseja muy bien y que siempre me lleva a sitios agradables y apetecibles. Es algo que nos facilita la vida aquí. Entre la nieve, el frío, el caos del tráfico, las tremendas distancias entre lugar y lugar o el idioma, que es complicadísimo, no lo pasas bien. Por eso, el club nos pone todas las facilidades del mundo para que la estancia sea lo más agradable posible.
Su marcha del Unicaja, donde no se sentía valorado económicamente, fue todo un culebrón. ¿Siente todavía algún resquemor?
La verdad es que sí. Fue algo muy duro dejar el club de toda mi vida. Como sabe todo el mundo, llevaba dos años negociando la renovación y no alcanzábamos un acuerdo. Lo que se ha hecho es lo que pasa finalmente cuando sales al mercado. Surgieron varias opciones y escogí Moscú por la presencia del entrenador al que ya conocía y con el que compartí cinco años en Málaga. Estuve a punto de fichar por el Montepaschi, pero la operación no fructificó. Por muchos motivos, aposté por esta aventura y, de momento, estoy muy contento.
Fíjese lo que le están añorando ahora en la Costa del Sol y los bandazos del Unicaja en el puesto de base para encontrarle un recambio.
Bueno, eso ya no depende de mí. Para mí, es difícil asumir que los tres o cuatro bases que han venido en mi lugar no hayan cuajado. Eso es una cuestión de elección por parte del club en el verano y a mí no me corresponde opinar.