eL Caja Laboral no gana para disgustos. Por si no fuera suficiente ver cómo Oleson y Barac continúan lesionados, Eliyahu mantiene sus problemas físicos en el pubis y Herrmann prosigue con su particular puesto a punto hacia la plenitud física tras ser operado de la rodilla, Tiago Splitter dio ayer un susto de muerte a los más de 8.000 aficionados que se congregaron por la tarde en el Fernando Buesa Arena para presenciar la visita del Meridiano.

En la primera acción de la segunda parte, después de firmar hasta ese momento una actuación espléndida y salir casi a punto por minuto, una caída fortuita tras la búsqueda de un rebote encogió el corazón de la grada. Rápidamente, el carioca pidió el cambio a Ivanovic y se marchó a la parte posterior del banquillo en busca de asistencia médica.

El galeno baskonista, Alberto Fernández, le aplicó una bolsa de hielo sobre su tobillo izquierdo, visiblemente dolorido y que provocó gestos de preocupación tanto a compañeros como técnicos. Al ver que era imposible su reintegración al juego, Splitter se colocó la sudadera y con el pie encima de una silla presenció el resto del encuentro como un espectador más.

El primer diagnóstico es que sufre un esguince de tobillo, aunque hoy a primera hora se le practicarán nuevas pruebas para corroborar el alcance exacto de la lesión y descartar algo más grave. En principio, se respira un cierto optimismo en el seno del Caja Laboral para que este jueves pueda vestirse de corto en la trascendental visita a Zagreb donde se ponen en juego ante la Cibona de Perasovic muchas de las opciones azulgranas en el Top 16.

El propio interesado, tras el 90-75 final, valoró su estado. "Tengo todavía un fuerte dolor. Ha sido una jugada tonta. Al caer tras una pelea por un rebote, sentí daño y lo pasé mal. Espero que sólo sea un esguince. Las veces que me ha pasado lo mismo antes, he estado como mucho dos o tres días de baja", declaró el de Joinville.

Este percance le privó precisamente de poner el broche de oro a una actuación que, hasta ese preciso instante, estaba rayando la perfección. Durante los dos primeros cuartos, Splitter justificó su condición de líder azulgrana y sostuvo el edificio con un trabajo colosal. Anotó canastas de todos los colores, provocó infinidad de faltas a sus pares y exhibió una puntería milimétrica desde el tiro libre. Ivanovic le concedió un pequeño respiro, aunque se vio obligado a sacarle de nuevo a la pista tras un cortocircuito en ataque. Sin su presencia en la zona, el juego del equipo se limitó a un incesante bombardeo exterior.