mirza apareció cuando más se le necesitaba. Y lo hizo en su mejor versión, levitando sobre el parqué del Nokia Arena como si de una aparición mariana se tratara. Bajo un ambiente caldeado a temperatura infernal -impagable la imagen de Pini Gershon alzando los brazos para solicitar el griterío del público-, Teletovic decidió que, si su récord de triples tenía que llegar en algún momento y en algún lugar... qué mejor escenario que la antigua Mano de Elías, y qué mejor instante que ayer, cuando su equipo llegaba en cuadro por culpa de las lesiones y sus compañeros más ansiaban sus triples.

Decidido a soliviantar él solito a todo un pabellón, el jugador bosnio dinamitó sus mejores estadísticas hasta la fecha desde la línea de 6,25 metros para finalizar el encuentro con nada menos que ocho triples en su bagaje. Eso sí, emocionado hasta la extenuación, Teletovic también ofreció pinceladas de su peor versión con algunas elecciones de tiro muy poco apropiadas que habrían hecho humear la cabeza del antiguo Dusko Ivanovic. Pero ayer eso poco importaba, pues los lanzamientos de tres puntos que se sacó de la manga el ala-pívot nacido en Mostar fueron de los que logran levantar de la tumba al cadáver mejor enterrado del cementerio.

Corría un 54-59 en el marcador cuando cogió el balón desde una distancia de alrededor de ocho metros. Ni corto ni perezoso, Teletovic viró el punto de mira de su fusil hacia el único punto que tenía en su mente: la canasta del Maccabi de Tel Aviv. Miró, saltó y encestó un triple que abrió las bocas de los presentes casi hasta desencajarse. Una acción que muy pocos jugadores del panorama europeo actual pueden ejecutar de la forma en la que lo hizo el jugador baskonista que, tirando de modestia, tenía tras el partido una explicación muy sencilla a su excelente labor anotadora. "Me he quedado solo para tirar en muchas jugadas porque todos iban a por Splitter", apuntó simplemente.

Con sus ocho triples de catorce intentos -sólo intentó una canasta de dos puntos, que falló- Teletovic rompió ayer su récord de aciertos desde más allá de la línea. Hasta ahora, su mejor papel en este apartado llegó el 23 de marzo del pasado año en un partido de la 26ª jornada de la ACB. Aquel día, el Grupo Begar León sufrió las acometidas del ala-pívot del Caja Laboral, que se desmelenó culminando el duelo con una impresionante estadística de siete de nueve triples para acabar con 25 puntos en su haber.

Curiosamente, aquello de poco le sirvió, pues la escuadra que dirigía por aquel entonces Neven Spahija sufrió una sorprendente derrota en el Buesa Arena por 88-93. Hasta ahora, en la presente temporada, su mejor papel en la Euroliga llegó ante el Maroussi griego, con cuatro de seis en triples que ahora se antojan irrisorios. Pero el bosnio no fue ayer el único baskonista que saltó al parqué israelí enchufado, en el mejor de los sentidos. Quizá contagiado por la mano de su compañero, Carl English no se quedó corto precisamente y su muñeca enlazó seis lanzamientos de tres de los once que intentó -erró las dos canastas de dos que intentó- superando también su récord personal de esta temporada en la que parece que poco a poco el escolta canadiense comienza a desperezarse y mostrar las bondades por las que el conjunto vitoriano depositó en él su confianza el pasado verano.

Así las cosas, ayudados también por los triples que encestaron Pau Ribas y Fernando San Emeterio (uno cada uno), el Caja Laboral finiquitó la esperanza de triunfo de la escuadra hebrea con 16 triples en total, dos más de los 14 que logró en la cuarta jornada de esta primera fase europea en su visita al Maroussi, al que venció por 86-103 con más comodidad que en el enfrentamiento vespertino de ayer en Tel Aviv.

Desesperados ante la eficacia del plantel vitoriano desde la línea de tres, el Maccabi -y el propio Pini Gershon- no tuvieron más remedio que claudicar de rodillas.