manresa. Tras varias jornadas sin hacer las maletas, el Baskonia retoma esta tarde su condición de maratoniano con una salida a la siempre incómoda pista del Manresa. Sin tiempo material para recuperarse del baldío esfuerzo ante el CSKA, la debilitada tropa de Dusko Ivanovic se ve obligada a realizar un nuevo desgaste físico y mental para salir indemne de otro partido trampa con el que no quiere perder la estela de los primeros clasificados.

El montenegrino, al menos, posee algún motivo para sonreír. Eliyahu formó parte ayer de la expedición y alberga opciones de reaparecer. Algo es algo para un Caja Laboral que no gana para disgustos y presenta efectivos sanos con cuentagotas en este convulso arranque liguero.

A un horario ciertamente inhabitual y para no coincidir con el clásico futbolístico que paralizará el mundo dos horas más tarde, los alaveses afrontan otro exigente desafío para intentar confirmar la leve mejoría apuntada en su última aparición continental. No es que el duelo ante los rusos sirviera para desplegar un baloncesto más vistoso, pero al menos el conjunto alavés sí derrochó casta a raudales y toneladas de pundonor ante un rival más maduro y con más oficio.

Es la línea a seguir para un diezmado colectivo que, a falta de jugadores para edificar un crecimiento, debe apoyarse en otros intangibles menos vistosos para sumar victorias. Privado nuevamente del concurso de Huertas, Oleson y Herrmann, deberá dosificar esta tarde al máximo los esfuerzos innecesarios y prevenir las faltas absurdas para llegar con el mayor oxígeno posible al epílogo.

Afortunadamente, este admirable Manresa no cuenta con francotiradores letales como Langdon o Siskauskas para causar un estropicio, aunque sí un orgullo a prueba de bombas. Con uno de los presupuestos más bajos de la competición, el aguerrido cuadro del Bagés ha vuelto a romper los pronósticos y mantiene incluso vivas las opciones coperas en dura competencia con un buen ramillete de equipos.

un anfitrión irregular A falta de nombres rutilantes en su plantel y con su principal estrella (Brian Cusworth) en el dique seco desde la primera jornada liguera, el combinado adiestrado por Ponsarnau enmascara sus carencias como nadie y representa una amenaza para cualquiera al amparo de sus aficionados. Dotado de una mezcla de veteranía y juventud, el inminente rival azulgrana ya ha dado esta campaña más de un susto a varios grandes del torneo.

Así que el Baskonia deberá acudir con las orejas tiesas a la coqueta pista manresana, donde ya ha recibido más de un varapalo en los últimos tiempos. Ubicado en la zona notable con siete victorias, un triunfo en tierras catalanas aseguraría casi de manera matemática el billete para la Copa del Rey. Algo que es una simple cuestión de tiempo y que, si no sucede hoy, quedará ratificado en las próximas jornadas donde el calendario deparará citas más comprometidas.

Sin ir más lejos, el Caja Laboral afrontará en breve espinosas pruebas ante el DKV Joventut o el Real Madrid. Más madera para un equipo desgobernado que, de momento, no encuentra el norte y con el aval de los resultados en el torneo doméstico como mejor noticia hasta la fecha. Frente al Manresa, que cuenta con Montáñez y San Miguel como armas más peligrosas en el perímetro, debería salvar su pellejo aun a sabiendas de que las bajas merman su capacidad competitiva.