Vitoria. A sus 22 años, el director de juego baskonista destaca por un discurso pausado, reflexivo y optimista. Admite que este Caja Laboral está lejos de dar la imagen que pretende. Pero no renuncia a nada. Ni siquiera a codearse con los favoritos a los títulos porque, pese a este accidentado arranque de temporada y las incertidumbres sobre su baloncesto, la escuadra azulgrana va haciendo sus deberes.

Usted es de los que significa que tanto sufrimiento les puede venir bien en el futuro. ¿Es de los que ve siempre la botella medio llena?

En deporte hay que pensar siempre en positivo. Si uno pierde la confianza en el equipo, si piensa en negativo, las cosas difícilmente mejoran. Lo normal si uno piensa lo peor es que suceda todo lo contrario a lo que se pretende. Puede ser que no estemos al 100%, que las cosas no salgan como uno desea, pero siempre hay que mirar hacia adelante. Tener confianza en lo que uno hace es clave, porque si uno pierde la confianza en el equipo los resultados no van a llegar. Somos un equipo joven, que nos está tocando sufrir, pero que también estamos sabiendo aguantar estos partidos que son difíciles y eso es, ahora mismo, lo más positivo.

A lo largo de su carrera, ¿ha vivido una situación similar de bajas, lesiones o cambio de jugadores como este año en Vitoria?

El año pasado también sufrí algo similar en Badalona. Los dos americanos (Pops Mensah-Bonsu y Bracey Wright) fueron cortados y llegaron nuevos fichajes (Coby Karl y Jerome Moiso) a los que les costó adaptarse. Quizá no tuvimos tantas lesiones como en el Caja Laboral pero es algo que, en cierto modo, ya he vivido. Creo que estas situaciones también son buenas para un equipo, porque cuando se va falto de efectivos, el equipo se tiene que juntar más y hacer más trabajo de grupo. Y esto casi siempre es positivo.

¿Y cómo se sale de una espiral donde todo lo que rodea es casi siempre un contratiempo?

Con trabajo. Sólo hay ese camino. Se tiene que trabajar e intentar que no te afecte mentalmente. Es complicado porque en los entrenamientos sólo hay siete u ocho jugadores y cuando se recuperan dos inmediatamente hay otro que se tuerce el tobillo. A veces eso pesa y el equipo se viene un poco abajo. Pero lo importante es seguir trabajando, saber que tarde o temprano estaremos todos sanos, todos jugando bien en equipo. Soy de los que cree que es mejor estar todos aptos al final de temporada, cuando se jueguen los títulos.

¿Le ha pasado por la cabeza que les ha tocado de lleno la Ley de Murphy, donde todo lo que puede salir mal, efectivamente sucede?

(Risas) Claro que lo piensas. Pero si nos toca ahora eso quiere decir que a partir de enero o febrero ya nos habremos quitado esa losa. Dentro de poco volverá Walter (Herrmann) al equipo, luego vamos a ver cómo regresa Brad (Oleson) tras estos días de descanso... Todo son gajes del oficio. Nos está tocando mucho ahora, pero puede que la suerte nos sonría al final de temporada.

¿Qué situación es más complicada, que se lesionen jugadores importantes en la estructura del bloque, que haya tantos recambios, que los entrenamientos se realicen escasos de efectivos o que el Baskonia se haya reconstruido tanto?

Todo. Lo cierto es que al ser un equipo nuevo se necesita mucho trabajo para empezar a conocernos, saber qué le gusta a uno, qué no le gusta, cómo juega...Si alguien se lesiona no puedes adquirir ese conocimiento. Eso en la pista se nota. Tampoco sabes lo que va a hacer un compañero porque lleva entrenando dos días. Es otro problema añadido.

No le da tanta importancia al nombre de los lesionados...

Si los jugadores importantes se lesionan habrá jugadores que tendrán que asumir otro rol. Pero esto, si entrenas cada día, no supone mayor problema. La gran dificultad llega cuando vienen jugadores nuevos y el equipo tiene que adaptarse a ellos. No se le puede pedir la misma exigencia a uno que acaba de llegar que a otro que está desde agosto. Lo más difícil es introducir a los nuevos dentro de la dinámica y, luego, conocerlos más como equipo.

En su posición, la lesión de Huertas y la reciente llegada de Singletary le acarrean tener que asumir mayor responsabilidad. ¿Le inquieta?

Ser del Baskonista supone soportar mucha presión para responder a las expectativas. Es posible que haya que tener ahora más responsabilidad en el campo y que, al principio, en el rol del equipo no estaba previsto que eso sucediera. Pero hay que asumirlo.

¿Se encuentra satisfecho por cómo le van las cosas o cree que está por debajo de su nivel?

Vine aquí, a uno de los mejores equipos de Europa y, de momento, estoy muy contento. No pensaba que iba a tener tanta importancia dentro del equipo, que iba a disponer de tantos minutos y que tanto juego pasara por mis manos. Soy el más joven del equipo y hay jugadores de primer nivel que son los que tienen que llevar los galones. Por ahora, me ha tocado asumir más rol del que pensaba y estoy contento. Intento trabajar duro para intentar hacerlo bien y, poco a poco, cada vez ser mejor.

No teme acarrear más responsabilidad de la prevista....

No, por supuesto que no. Si vine a Vitoria fue para tener más responsabilidad, para jugar en un club grande y, poco a poco, ir aprendiendo a ser mejor jugador. Creo que cada vez tengo más confianza, más respeto con mis compañeros y con mis rivales. Repito que, a nivel personal, estoy muy contento por cómo me va todo.

Su polivalencia como jugador, puede jugar de base y también de escolta, le va a suponer más trabajo ahora que Brad Oleson está ausente para recuperar su tobillo. ¿Le agrada la posibilidad de actuar más en la posición de dos

A mí lo que me gusta es jugar, da igual de lo que sea. Cuanto más tiempo estás en la pista, más divertido es. Tengo esta capacidad de que el año pasado jugué de dos, hace dos temporadas lo hice en la posición de uno. Cuando el año pasado Ricky estuvo mal jugué de uno, y luego de dos. No tengo problema. Sólo hay que pensar los roles que se tienen en cada posición. Lo que hay que hacer es intentar trabajar para hacerlo bien. Lo importante para mí es estar en el campo en un club como éste.

La paliza recibida en el Palau ha permitido, al menos, que la actitud defensiva se haya corregido en algunos aspectos. Pero como director de juego, que debe hacer jugar a sus compañeros, ¿le preocupa que en ataque el juego sea tan espeso, tan errático en ocasiones?

El problema de las lesiones y de no conjuntarnos más como equipo se refleja más en ataque que en defensa. En defensa, al fin y al cabo, es ponerse, tener actividad y actitud. En cambio, en ataque se puede estar concentrado, tener ganas y actitud y pueden no salir bien las cosas por muchos factores. Como equipo tenemos poca paciencia en ataque y nos está costando conectar bien unos con otros. A veces se nota que hay momentos en que el equipo no sabe cómo enfrentarse a situaciones que plantea el defensor, como por ejemplo una defensa zonal.

¿Y cuál es el remedio?

Siempre hay una única solución: hay que seguir trabajando. Lo complicado es que como somos siete u ocho jugadores sanos todavía nos cuesta más. Creo que el problema fundamental es que nos falta conexión entre nosotros. Pero cuando la gente se vaya metiendo en dinámica las cosas se van a solucionar. Es bueno que el equipo sepa que no está bien en ataque y que por eso tenga que defender más duro para ganar los partidos. Eso a la larga será bueno.

Tanto el presidente del Baskonia como el propio entrenador reclaman paciencia al entorno. ¿Cree que desde fuera no se aprecia el esfuerzo que hace el equipo para, pese a todo, estar ahí arriba en todos los frentes?

El Baskonia es un club que lleva la última década al máximo nivel, compitiendo a tope con los mejores y la afición ya está acostumbrada a eso. Pero, ahora, nos cuesta ganar y jugar bien. Pero eso no quiere decir que no podamos cumplir los objetivos. Somos un equipo joven, que tiene que mejorar, siempre tiene que mejorar. Trabajamos duro, tenemos ambición, somos jóvenes y no hay problema en trabajar. Eso, a la larga, va a dar resultados.