n repostería hay como en botica, productos para todos los gustos y el patrón y la patrona de Álava no iban a ser menos. Hace un cuarto de siglo, los alaveses y las alavesas endulzaban la jornada de San Prudencio con las roscas que se venden a las puertas de la basílica de Armentia. Hoy en día, acudir hasta la estatua del San Prudencio y hacerse con esas rosquillas sigue siendo tradición para muchas personas.

En 1985, el gremio de confitería y pastelería inventó un pastel propio para el día del patrón. Desde entonces, se emplean a fondo para que nadie se quede sin ella. Para elaborarla hay que cortar la galleta de pasta brisa que sirve de base, cocerla y dejarla enfriar para, a continuación, añadir la nata.

Después, el bizcocho de soletilla emborrachado en mar de cava, la nata trufada, y a espolvorear con cacao. La mezcla es refrescante y sabrosa.

Además, quienes son más de chocolate pueden comer caracoles y perretxikos típicos de la Peña Dulce.