No es por presumir, pero a la Korrika le gusta discurrir por suelo alavés, donde siempre encuentra el apoyo de cientos de entusiastas, que no dudan en derrochar ilusión con cada zancada en una marcha que tiene una meta muy ambiciosa: pelear por situar al euskera donde se merece estar. Ayer, la cita recorrió parte de la comarca de Gorbeialdea antes de acceder a territorio vizcaíno, donde llegó a Bilbao para continuar hacia Ortuella. En suelo alavés, el testigo pasó por Izarra y Murgia, donde fue acogida con éxito.