El garbigune del municipio de Amurrio, situado en el barrio Larrabe, junto al cementerio municipal, cuenta con una zona de segunda vida, con el objetivo de reutilizar aquello que quien lo entrega ya no necesita, y todavía está en buen estado. Pues bien, este servicio atendió el año pasado a 935 personas, registrando la reutilización de 1.034 elementos, que supusieron 3.959 kilogramos de residuos, del total de 5.527 kilogramos recibidos para darles una segunda oportunidad y no acabar en vertedero.

Y es que muchos de los residuos que se desechan, como ya se ha observado con la experiencia en la recogida de ropa usada, pueden no haber cumplido su vida útil como producto, pudiendo ser alargada a través de una eficiente recogida selectiva. En ese sentido, la Diputación Foral de Álava trabaja el programa de reutilización segunda vida. Actualmente, los garbigunes y los puntos verdes móviles recogen y separan aquellos productos o elementos con posibilidad de alargar su vida útil, con el objeto de que las personas que lo deseen puedan retirarlos.

Este servicio se presta en el garbigune de Amurrio, donde se identifican aquellos artículos aptos para su reutilización, se recogen en condiciones que permitan su conservación, se seleccionan, se reparan en caso de que sea necesario, y como último paso, se dispone de los medios necesarios para poder devolverlos al mercado de nuevo, con unas garantías mínimas que den seguridad a la nueva persona consumidora.

Además, en el caso de Amurrio también se trata de un espacio destinado al depósito alternativo de residuos no peligrosos de origen doméstico, que depende de la Diputación Foral de Álava, y está gestionado por la sociedad Elder Medio Ambiente.

Este garbigune prestó servicio en el año 2021 a un total de 8.885 personas usuarias, y durante la pandemia esta aplicando un riguroso protocolo de actuación en su funcionamiento.

Costes de producción. El colectivo baserritarra ha decidido aprovechar la cita para visibilizar la situación que atraviesa el sector, no solo ya por el conocido cierre del matadero municipal el pasado julio, sino también por la "asfixia" que les esta ocasionando la subida de los costes de producción, cifrada en un 30%, y que no pueden repercutir en los precios a los que venden al sector alimentario. "Sabíamos de la suspensión de San Blas, así que se nos ocurrió organizar ese día una mini feria a base de puestos baserritarras y stands de varias asociaciones locales, entre las que también estará el tradicional puesto de cordones".