Se sienten excluidos. Los bancos se han olvidado de ellos. A raíz de la pandemia, casi todo se hacer por Internet y ellos se han quedado fuera. El cierre continuo de sucursales bancarias en Álava, la limitación de horarios en las oficinas, y la necesidad de pedir una cita previa por teléfono para ser atendidos de manera presencial (teléfono que nadie coge y que les redirigen a una aplicación) han complicado mucho la vida de cientos de mayores alaveses.

No saben cómo gestionar su dinero sin que todo sean trabas a diario. Tampoco coger cita online para la consulta de su médico en el centro de salud es fácil para ellos.

Todo se convierte en un auténtico quebradero de cabeza para cientos de mayores que tan solo manejan el teléfono móvil para hacer llamadas, ver la hora y el tiempo que hace en Vitoria y, en algunos casos, mandar mensajes de WhatsApp. Apenas hacen compras por Internet porque no se fían de tener que meter los dígitos de su tarjeta en una página web.

Ante esta situación de exclusión e incluso de humillación, muchos mayores alaveses, cansados de ver que se quedan fuera de poder hacer gestiones con los bancos o la administración, se han sumado a la campaña 'Soy mayor, no idiota', que reclama una atención presencial y más humana en las oficinas bancarias.

Ha sido un médico jubilado valenciano de 78 años quien ha puesto en marcha esta singular iniciativa para que se atienda a las personas mayores sin trabas tecnológicas y con más paciencia. Y la respuesta ha sido abrumadora porque en tan solo unas semanas ha alcanzado la cifra récord de más de 380.000 firmas (recogidas en el portal change.org), entre ellos cientos de mayores alaveses que se han adherido.

La odisea de coger cita para la piscina

"Muchos cajeros son complicados de utilizar y muy poca gente está dispuesta a explicarnos con paciencia cómo funcionan", explica Marisol Marcos, una usuaria de 72 años de las piscinas del centro cívico Aldabe, una actividad que practica a diario a las ocho de la mañana desde hace más de 15 años.

A excepción de unos meses el año pasado cuando hubo que solicitar cita previa online debido a las restricciones por el covid. "No tengo Internet en el móvil ni en casa, y me quedé sin venir la mayoría de los días porque no me daba tiempo a coger la cita, se acababan en cuestión de segundos, era imposible para mí", se queja Marisol.

Necesitan la ayuda de los hijos

"Mi hija es que la que me ha sacado el pasaporte covid para poder venir a la piscina, sino me tenía que quedar en casa. Y mi vecina me ayudó a coger cita para las vacunas porque yo no tengo Internet", explica Puri García, otra usuaria de Aldabe que a diario tiene que enseñar a los oficiales del centro cívico el DNI y el pasaporte covid, que lleva plastificado en la cartera "porque con el móvil no se aclara".

De hecho, varias librerías y copisterías de Vitoria han visto aumentar considerablemente su clientela de gente mayor para imprimir y plastificar el pase sanitario porque para ellos es más cómodo y fácil llevarlo en la cartera que en el teléfono móvil.

Poner al día las cartillas

Aunque a la mayoría la cartilla nos parece algo propio de la prehistoria, para muchas personas mayores alavesas poner al día las cartillas en el banco es algo que hacen puntualmente cada semana para poder ver en un papel todos los movimientos en cada cuenta. Esta herramienta tradicional que tiene casi 120 años de historia tiende a desaparecer, algo que preocupa realmente a los más mayores, porque es el sector de la población menos vinculado a las nuevas tecnologías.

Ante estas trabas tecnológicas a las que tienen que hacer frente a diario o bien con la ayuda de hijos o vecinos, o bien haciendo colas para que les atiendan de manera presencial, los mayores alaveses esperan que escuchen sus peticiones y que los bancos no se olviden de ellos.