Hay personas que cumplen de manera estricta todas las medidas interpuestas para evitar el contagio del coronavirus; un correcto uso de la mascarilla, higiene y distancia de seguridad pero, pese a eso, se contagian una y otra vez. Es el caso, por ejemplo, de Ana Fernández, que pese a ser rigurosa e intentar esquivar el virus, se ha contagiado en repetidas ocasiones. Se enfermó prácticamente al inicio de la pandemia, con fiebres altas, fatiga persistente durante semanas, perdida de olfato y de gusto. Después, recibió su dosis correspondiente de vacunación lo que le ha garantizado la inmunidad casi completa bien de manera natural como la añadida.

Pero estas navidades las ha vuelto a pasar confinada con una fuerte tos, dolor de garganta, persistente dolor de cabeza y, nuevamente, con pérdida de gusto y olfato que todavía hoy no ha recuperado. En el otro extremo, están aquellas otras personas que ni estando con positivos, ni cumpliendo rigurosamente las medidas contra el covid, se contagian. Eider Abasolo, farmacéutica y profesora de Salud Pública de la Universidad del País Vasco -UPV/EHU- explica qué se esconde detrás de la facilidad de contraer el virus en unas personas, y la manera tal natural con la que consiguen esquivarla otras.

En este sentido, Abasolo explica que muchas personas no se contagian debido a la genética, a la alimentación de las últimas semanas antes de exponerse al virus, al estilo de vida y a otros factores: "Hay muchas personas que sin saberlo son inmunes al covid por su genética y muchos más factores", explica.

Tanto es así que, desde hace poco tiempo el Consorcio Internacional Covid Human Genetic Effort, estudia el material genético de más de mil personas para para saber por qué no se han contagiado del coronavirus, a pesar de tenerlo en el entorno cercano. Encontrar en algunas personas el mecanismo que bloquea la infección por coronavirus es el primer paso para evitar contagios en el resto de la población.

Por ello, a las personas que han estado expuestos al covid pero no han logrado infectarse se les llama ahora súper inmunes. Desde el estado son catorce las personas que están formando parte en esta investigación mundial. No han sido elegidas ni por su peso, ni por la condición física, ni tampoco por la edad o el género. Sino por su exposición al virus y por la facilidad que han tenido de esquivarlo, sin tan siquiera tener puesta ninguna dosis de la vacuna.

Según reconoce la experta en este sentido, los investigadores deben ahora investigar el genoma y los genes de las personas súper inmunes para saber cómo son y cómo han sido capaces de no enfermar pese a darse todas las condiciones para ello. En la mayoría de los casos se debe gracias al fuerte sistema inmunológico de los pacientes.

Estas personas están siendo capaces incluso dar la espalda a la variante más contagiosa conocida hasta el momento: Omicron. "Es muy pronto para que sepamos cómo es posible que, efectivamente, muchas personas que conviven en su día a día con una variante tan contagiosa no se estén infectado. Todo esto está en un proceso de investigación para que el día de mañana conozcamos muy bien a lo que nos enfrentamos para poder frenarlo de manera radical", dice y añade: "Pero sí que se sabe que influyen muchos aspectos. Por ejemplo, la alimentación que esa persona ha tenido semanas antes de estar expuesta al virus y lo que esto ha beneficiado en su sistema inmunológico que ha sido capaz de matar al virus nada más entrar por la nariz o por la boca".

Y es que, en muchas ocasiones, estas personas súper inmunes sí que han tenido el virus en su cuerpo y sus defensas iniciales han logrado batallar la guerra en la propia nariz o en la boca, sin dejarle la entrada al organismo libre al virus. "Son personas que tienen las defensas muy fuertes incluso pueden ser personas que sean vulnerables por factores de riesgo y que si lo cogen se debiliten mucho, pero que inicialmente sus defensas gracias a un estilo de vida saludable, a una buena alimentación, o a los genes, se defiendan muy fuerte ante cualquier amenaza y logren ganar esas batallas en la propia nariz sin dejar pasar al huésped al interior", concreta.

La vacuna

Sea como fuere, o los genes o un saludable sistema inmunológico, lo cierto es que la vacunación mundial ha tenido mucho que ver en la debilitación del propio virus y en la manera leve que lo están pasando miles de ciudadanos contagiados con la variante Ómicron. Según confirma la profesora de Salud Pública, sin la vacunación este virus hubiera continuado retando y, en muchas ocasiones, matando el sistema inmunológico y las defensas naturales de miles de ciudadanos debido a la fuerza y el impacto del virus en el organismo.

Por eso, Eider Abasolo ha querido seguir animando a los ciudadanos a vacunarse, especialmente a los negacionistas que rechazan esta inmunología y defiende también la vacunación infantil. "Vacunarse no nos protege al 100% porque podemos seguir infectándonos pero nos ayuda a que pasemos el virus de manera mucho más leve", concreta.

Así, el principal beneficio de la vacuna no es no contraer el virus, sino hacerlo de manera leve, aunque depende también de los antecedentes clínicos de cada paciente y también ayudan a desarrollar la inmunidad de la población; "vacunándonos también contribuimos a la inmunidad de la población", recuerda.

Se estima que en el mundo ya se han administrado cerca de 3.200 millones de vacunas contra el coronavirus. Según estos datos, casi el 27% de la población mundial ya ha recibido su segunda dosis. Por países es China la que lidera el recuento mundial, con más de dos mil millones de vacunas, seguida de India.

A este respecto, Eider Abasolo ha precisado que China ha decidido combatir el virus de forma radical intentando que quede en el olvido y conseguir una inmunidad casi total o lo que significa lo mismo; conseguir el contagio cero. El modelo que se está siguiendo en Europa, sin embargo, es distinto, y es aprender a convivir con el virus, de la misma manera en la que se convive con la gripe. "Es importante seguir con la vacunación, conseguir tener al máximo de personas inmunizadas, y que especialmente las personas más vulnerables reciban dosis de recuerdo periódicamente, aunque de momento no se sabe cada cuánto".