La Asociación de municipios en áreas de centrales nucleares (AMAC), en la que participan los ayuntamientos de Lantarón y de Valdegovía, ha trasladado la preocupación de esta asociación por la estrategia del Gobierno central en la gestión de los residuos radiactivos y ha reiterado su rechazo a la decisión del Ejecutivo de construir nuevos almacenes individualizados de residuos en las zonas nucleares "sin que se haya consultado a los municipios y sin que se haya planteado previamente un acuerdo general entre el Estado y los municipios para la gestión de los residuos radiactivos", ha señalado el presidente de AMAC, Juan Pedro Sánchez Yebra.

El combustible gastado de la central nuclear de Santa María de Garoña, se encuentra en la piscina de la instalación, y debe ser almacenado o encerrado en unos contenedores especiales que tuvo que autorizar el Consejo de Ministros.

Para ello, en 2012 Enresa encargó cinco contenedores a la empresa Ensa, de Maliaño (Cantabria), que ya llegaron a su ubicación. El retraso en la entrega se debió a las modificaciones realizadas para mejorar sus características siguiendo indicaciones del Consejo de Seguridad Nuclear. En concreto, el contenedor ENUN 52B es un contenedor metálico universal de doble propósito (almacenamiento y transporte) que puede albergar hasta 52 elementos. Se trata de un vaso o cuerpo metálico rodeado de un blindaje neutrónico y está provisto de dos tapas de cierre mediante pernos y su vida de diseño es de 50 años. En su interior dispone de un bastidor en el que se introduce el combustible gastado. Miden casi 5 metros de alto, tienen un peso cargados de 72 toneladas y su diámetro es de 2,09 metros.

Posteriormente, y ante las dificultades para poder disponer de un almacén centralizado, el Consejo de Ministros autorizó a Enresa la celebración de dos contratos para la fabricación y suministro de contenedores para el almacenamiento en seco del combustible gastado de las centrales nucleares de Almaraz (Cáceres), Trillo (Guadalajara) y Santa María de Garoña. En el caso de la nuclear burgalesa, a escasos kilómetros de la muga con Álava, el número de contenedores que llegarán a partir de 2023 es de 44, son del mismo tipo que los cinco entregados hasta ahora y tienen un coste de 127,6 millones de euros.

"Se quiere construir nuevos almacenamientos individualizados en las centrales nucleares, con tecnología distinta a los ATI (Almacenes Temporales Individuales) actuales, para mantener el combustible gastado en los emplazamientos actuales sin necesidad de construir un ATC", ha recordado Sánchez Yebra, quien ha señalado que "desde AMAC no vamos a aceptar la política de los hechos consumados y pedimos que las decisiones pasen por el consenso con las zonas que albergan instalaciones nucleares".

Ante la deriva que va teniendo la gestión por parte del Gobierno central, AMAC demanda que cualquier nuevo almacenamiento se haga con todas las garantías de seguridad necesarias. En esta línea, ha resaltado Sánchez Yebra, "existe una cuestión que para nosotros es de vital importancia: estos almacenamientos no incluirán ninguna celda caliente, por lo que en caso de desperfectos en algún contenedor de los que allí se alojen, deberán transportarse a algún lugar donde sí que exista una celda caliente que permita su manipulación (central nuclear en funcionamiento o celda que se haya podido construir en un emplazamiento). Lo que inexplicablemente obligaría al traslado de un contenedor defectuoso a una distancia que podría ser de hasta 800 kilómetros".

En otro orden de cosas, un numeroso grupo de personas se concentraron ayer ante la fachada del Ayuntamiento de Oion, aprovechando el pleno que se celebraba, para mostrar su desacuerdo con la central eólica proyectada en la localidad de Labraza, concejo perteneciente al ayuntamiento de Oion.

Durante la concentración se leyó un manifiesto que pone en valor el rechazo del pueblo de Labraza a este proyecto.