Las poblaciones del Alto Nervión, sobre todo las áreas de viviendas más cercanas al río, revivieron ayer viejos fantasmas. Y es que las intensas lluvias de la última semana y el deshielo de las nevadas caídas en las alturas de Sierra Salvada, próxima a Orduña y al Valle de Arrastaria en Amurrio, estaban elevando la altura de las aguas, con un serio riesgo de desbordamiento en muchos puntos, que en torno a mediodía se vio materializado en la zona deportiva de La Muera en Orduña, donde el campo de fútbol de Arbieto quedó totalmente anegado.

La situación obligó a la Ertzaintza a cortar el tramo y, muchos vecinos, optaron por la carretera secundaria y elevada que atraviesa la Junta de Ruzabal para poder acceder a Amurrio, atravesando Ayala. "A primera mañana no había mayor ptoblema, pero al mediodía las balsas eran enormes y la Ertzaintza mandaba dar la vuelta", relata una vecina.

Aguas abajo, en el municipio de Amurrio, su alcalde Txerra Molinuevo, corroboraba este extremo a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. "Está Protección Civil controlando todo el cauce al paso por nuestro municipio y, al regresar del Valle de Arrastaria, se han encontrado toda la zona de La Muera con balsas importantes. No obstante, en lo que es nuestra localidad, Amurrio, salvo que se ha salido un poco el río en la parte baja del antiguo Ituarte, por el momento todo esta bien", aseguró.

La situación también obligó a regular, por prevención, todo el intenso tráfico de la A-625. De hecho, en el barrio de Gardea de Llodio también se optó por cerrar la carretera al tráfico, al alcanzar el agua alguna zona de aparcamiento.

Autopista gratuita

Con todo, la situación más tensa en la comarca se registró, ya en la zona vizcaína de Arrankudiaga, en las inmediaciones del barrio Areta de Llodio, donde un desprendimiento llevó a desviar el tráfico, de forma gratuita, por la AP-68 en dirección a Bilbao. De hecho, el municipio más afectado de esta cuenca fue el de Basauri, donde sí llegó a desbordarse de madrugada el río, sacando a muchos vecinos de sus camas al comenzar a sonar las alarmas de sus garajes.

El último episodio de desbordamientos del Nervión que había vivido esta comarca fue en junio de 2018, cuando unas fuertes tormentas provocaron la crecida de las aguas en muchos puntos, haciendo recordar a todos y todas las trágicas inundaciones de 1983. No obstante, y aunque aún quedan, desde entonces se han abordado multitud de obras en el cauce para evitar la repetición del, posiblemente, capítulo más negro de la historia de este valle de las últimas décadas.