osu abre la tapa del puchero y el rico olor a verduras sofritas embriaga rápido la estancia. Un aroma a guisado para combatir el tufillo que desprenden los discursos de odio y xenófobos. Las hay rojas, verdes, naranjas y blancas. De varios colores y sabores, como los comensales que, una vez lista la paella, se sientan a la mesa para degustar, sin prejuicios ni estereotipos, tradiciones y costumbres de otros comensales que, quién sabe si mañana se convertirán en amigos o blusas de la misma cuadrilla.

Integración frente al odio

“Hombre, al menos ahora, si un día me encuentro en la calle con Ayoub, nos saludaremos, hablaremos y quién sabe si nos tomaremos algo... Y eso es integración y solidaridad”, sostiene Dani, mientras Iñigo y Miloud continúan a la mesa picando zanahoria y pimientos rojos y verdes para enriquecer la guarnición.

Antxon, Josu, Dani e Iñigo son los anfitriones de la comida intercultural que ayer sentó a la mesa a comensales gasteiztarras y marroquíes en la sociedad de Araba Dantza Taldea, en el Casco Viejo de Vitoria. Son amigos y comparten cuadrilla de blusas y neskas en Txolintxo. Pero también comparten inquietudes y preocupación por “el racismo y los discursos de odio que se escuchan en la calle y que van a más”, verbaliza Dani y asiente el resto. Es una de las razones que les ha llevado a abrir las puertas del txoko, del que es socio Antxon.

“El problema no son los de fuera, son ellos”, se refieren a los de arriba, a políticos y algún que otro medio de comunicación. “Quieren que nos peleemos entre nosotros cuando los que nos joden son ellos”.

Les culpan de muchos de los discursos de odio que, luego, calan en la calle y en las urnas. Se rebelan porque no quieren que su ciudad vuelva a revivir tiranteces pasadas, como la de la era del exalcalde Maroto, con su ciudad en el foco de los discursos racistas. Les avergüenza. Pero también les reconforta que la gente saliera a la calle para protestar. “Maroto tuvo su respuesta, y eso es lo que se necesita, políticas activas para contrarrestar esos discursos racistas, e iniciativas como ésta también ayudan”, coinciden.

Al tiempo que la paella va cogiendo color en los fogones -Antxon y Josu se encargan de que no se pegue el arroz-, un sinfín de platos de picoteo, gildas en cabeza, se alinean a lo largo de la mesa en la que también comparten mantel Zuriñe, su amiga Irantzu, Ayoub y Miloud, dos ciudadanos venidos de Marruecos y amigos desde hace un año cuando coincidieron en el centro en el que pasaron el confinamiento del covid a su llegada a Gasteiz.

'Cocinar' nuevas amistades

Ellas y June, de Cear-Euskadi, convencieron a ambos para asistir a esta comida intercultural. Lo hicieron para que tuvieran la oportunidad de cocinar nuevas amistades en Vitoria y “ampliar su red de conocidos”, indican Zuriñe e Irantzu.

Ayoub, algo tímido, quizá por el idioma, se apoya en Zuriñe para explicar que, de momento, la gente que ha conocido en Vitoria es “maja”, que se amolda bien a las comidas, ya que “no son tan diferentes a las de Marruecos, salvo por el jamón” y que lo que peor lleva es el frío.

El menú que este talde aporta es tayín, típico del norte de África que, normalmente, se prepara con carne, pero en esta ocasión lo hacen sólo con verduras, al igual que los anfitriones la paella, por respeto y deferencia a Ángela, una vegetariana que acaba de sumarse al grupo con Pablo, también gasteiztarra.

'Aurten bai. Este año, sí'

Cuando vivía en Donostia se enteró de la iniciativa, pero no pudo participar, después llegó la pandemia y ahora que se han retomado las comidas interculturales, no ha dudado en apuntarse. Ambos se sientan a la mesa con “ganas de conocer, de aprender, de abrirse a otras maneras y costumbres”, señala Pablo, mientras rulan los primeros botellines de cerveza y alguna que otra coca-cola.

La mesa se completa con tacos mexicanos y un postre a base de mousse de limón y bolitas de chocolate,mousse de la mano de Irantzu, para endulzar una sobremesa que se antoja interesante. No han planificado nada. “Lo que surja”, apunta Zuriñe. Txistu no han traído, pero Antxon no descarta tomar el café con alboka y txalaparta. “Están ahí”, señala, indicando la estancia contigua en la que durante años han ensayado los dantzaris alaveses.

Bizilagunak. 600 personas participan este año en las comidas interculturales Bizilagunak, organizadas por la Diputación de Álava y Cear-Euskadi.

Comensales. Grupos de personas de diferentes orígenes culturales que promueven derribar rumores racistas y xenófobos en favor de una convivencia intercultural.

Localidades. En Álava participan: Vitoria, Amurrio, Llodio, Artziniega, Campezo, Nanclares y Maeztu. En Agurain no se ha podido realizar por la alta incidencia de casos de covid.