No le gusta hablar de lo que ser voluntaria le aporta. Asegura que el ayudar es una "deuda pendiente" por haber "colonizado ciertos países". Pero sí se explaya cuando se refiere a las situaciones duras que observa gracias a ser voluntarios. Helena Ruiz de Azua es técnica de comunicación en la asociación altruista Zaporeak pero también es voluntaria desde hace años. Por ello, con rotundidad, asegura que lo más duro de ayudar es observar la necesidad con la que viven muchas personas, la dura realidad de muchos países.

Es voluntaria de la asociación desde sus inicios. ¿Qué le resulta lo más gratificante de ayudar en Lesbos?

No me suele gustar mucho ese enfoque, al final es mera suerte que estemos nosotros en esa situación. Tenemos que ser conscientes que con muchos países del sur tenemos una deuda pendiente por haberlos colonizado, explotado€Y además gran parte de nuestro trabajo no sería posible sin las propias personas refugiadas, es decir, son ellos mismos los que nos ayudan en la cocina y nos han ido enseñando a cocinar según sus gustos para que al menos esa comida la disfruten más y se asemeje a lo que están acostumbrados.

¿Y lo más duro?

Lo más duro es ser consciente de la realidad que viven. Nosotros llegamos como voluntarios y nos vamos, pero ellos se quedan allí. Por mucho que haya organizaciones y personas solidarias ayudando, si las propias instituciones y países no agilizan o dan mecanismos de acogida€

¿Se ha desplazado a Lesbos para cocinar?

Mi historia con Zaporeak viene de largo. Comencé a colaborar en 2016 en la delegación y eventos de Gipuzkoa. En agosto me fui por primera vez a la isla de Chios, donde entonces trabajaban desde la asociación. Luego pasó por Atenas, y por Patras. Volví otra vez en diciembre y enero.

¿Cómo fue su experiencia?

Fui hace cinco años y todavía continúo trabajando aquí.

¿Qué es lo que más le llamó la atención?

En la parte positiva está la resistencia y la resiliencia que muestra la gente. Están viviendo en situaciones inhumanas, esperando unos trámites burocráticos que tardan años y aún así se organizar para tener el campo limpio, hacer actividades entre ellos, gimnasios, idiomas, clases de parto€ Eso me llama mucho la atención; las situaciones incómodas que están viviendo y no imaginamos, y que además estamos permitiendo e incluso legitimando, ya sea por inconsciencia o falta de interés.