rindis con pesadas jarras de cerveza de trigo, tamaño pinta, y otros con vasos algo más pequeños, en formato caña, son los que empezaron a verse ayer por la tarde en media docena de bares de la calle Gorbea, gracias a una iniciativa de la asociación de comerciantes de esta calle de Gasteiz, que en colaboración con el Ayuntamiento, traslada la Oktoberfest desde Alemania a este rincón de la capital durante todo este fin de semana.

Es la gran fiesta de la cerveza, aquella que por estas fechas consigue congregar a la friolera de entre seis y siete millones de visitantes cada año en el prado de Teresa (Theresienwiese) de la ciudad bávara de Munich, donde en 1810 nació este popular festival, el más grande de Alemania y uno de los que más se ha exportado al resto del mundo.

El Oktoberfest suele comenzar en el país germano tras la llegada de los Wiesnwirte (los propietarios de las cervecerías), escoltados por carros de caballos cargados de barriles de cerveza, tras lo cual el alcalde abre el primer barril y se realiza un desfile de trajes tradicionales.

Tras ello, llega el momento de catar la cerveza, que corre a litros por las bulliciosas carpas del festival, con visitantes que además se atreven a lucir sus mejores galas de sus trajes regionales, algunos alquilados y otros en propiedad, a costa de muchos ahorros, como el dirndl, el vestido cuyo delantal atrae todas las miradas, ya que dependiendo a qué altura se ate su lazo, se indica el estado civil de las que lo llevan.

Este Oktoberfest, que pese a su nombre, además de octubre también se puede celebrar en septiembre, se completa con numerosas atracciones de feria y espectáculos, desde la música más tradicional a la más moderna, lo cual acaba conquistando a todo tipo de público.

Un ambientazo que también se replica en la calle Gorbea desde 2015, gracias a su asociación comercial que es la encargada de organizar esta cita que en esta edición ha vuelto con música en directo, regalos y promociones, dado el exitoso balance de ediciones anteriores. Además, en este año 2021 lo ha hecho por partida doble, porque en vez de un fin de semana se ha celebrado en dos: el anterior y éste.

Esa segunda oportunidad para disfrutar del Oktoberfest en Vitoria empezó ayer, en concreto, y continuará mañana, con pintas y salchichas por 4,50 euros o con la modalidad de cañas por tres euros en media docena de bares: el Toba´s, el Batela, el Faltas Tú, La gresca Gorbea, Taberna Txustarra y el Aupa.

En el caso del Batela (que tiene entrada por la calle Cruz Blanca, 8), como explica su gerente Iñigo Sáez Elvira, es el cuarto año que participa en este festival y serían todos consecutivos, si no fuera por el parón que provocó en 2020 la pandemia. "Empezamos a hacerlo porque nos pareció una iniciativa novedosa en Vitoria. Son cosas que suelen funcionar en cuanto haces algo así y, sobre todo, fomentan el comercio de barrio, por lo que animamos a todos a acudir a este Oktoberfest", destaca.

El anterior fin de semana fue muy exitoso, como recuerda, "porque vendimos seis barriles de Paulaner, es decir, un total de 180 litros y para este fin de semana vamos casi a duplicar los barriles. Y lo seguiremos amenizando. El anterior fin de semana pusimos música en directo, con una pareja tocando el acordeón, estilo polka alemana. El balance siempre es positivo. Suele venir gente de 20 a 40 años", precisa el gerente del Batela que no dudó en ponerse el traje teutón para ofrecer cerveza, salchichas e incluso regalos.