rati Garzón es una entre muchas jóvenes que han acudido a vacunarse a La Casilla y ya forma parte del 65% de vascos con la pauta completa. Garzón decidió vacunarse porque “hay menos complicaciones a la hora de pasar el covid-19” y tuvo claro en todo momento que pediría la cita muy rápido por mucho que le costase conseguirla. Y así fue: el día 20 de julio recibió su primera dosis y este martes ha conseguido la segunda. De sus amigos o familiares no conoce a nadie que no se haya vacunado, ya que todos han priorizado la salud. Cree que la gente cada vez está más concienciada y decide vacunarse más.

Aunque los datos no lo demuestran así, pues ha habido un descenso paulatino del ritmo de vacunación en Euskadi, sobre todo en este agosto. Entre el 5 y el 15 de julio se administraron una media de 20.649 dosis, según el Ministerio de Sanidad, mientras que en los últimos siete días de este mes, en comparación con la misma fecha de julio, se han administrado una media de 11.153. Así, la media de la pasada semana ha sido la más baja de las últimas seis.

Además, los vacunódromos del BEC y La Casilla tampoco estuvieron operativos el pasado sábado y domingo.

Sin embargo, por el BEC y por La Casilla no dejan de presentarse los ciudadanos. Ayer a la mañana, la cola del Bilbao Exhibition Centre sobresalía de la fila marcada por las vallas en el pabellón número seis. Decenas de personas salían por las puertas nerviosos y contentos al mismo tiempo. Como María Márquez, que emergía de la sala de vacunación acompañada no solo de su hijo, sino de su primera dosis. Márquez al principio tuvo dudas para tomar la decisión de vacunarse por los comentarios que llegó a oír, pero los viajes y los posibles trámites que puede realizar gracias al certificado covid-19 la acabaron de convencer. Su hijo, Óscar Máquez, en cambio, de momento no se quiere vacunar, no porque no crea en la vacuna, sino porque ya ha pasado el covid-19 y prefiere esperar, pues no se siente tranquilo con el hecho de que esta se haya desarrollado tan rápido.

Pero Garzón aseguró, por su parte, que es importante vacunarse: “La gente tiene mucho miedo porque se escuchan muchas cosas, como lo de los trombos o los efectos secundarios de la vacuna. Aunque haya escuchado eso nunca me he negado. Al final ya nos han puesto vacunas toda la vida y nunca sabíamos cuáles iban a ser los efectos secundarios, evidentemente pueden ocurrir cosas, pero creo que es más importante el beneficio que te aporta la vacuna que los inconvenientes que te pueda causar”.

José Rodríguez Arias pasó el covid-19 y estuvo ingresado en el hospital. Ayer por la mañana llegó al BEC para recibir su dosis también y manifestó que la vacuna está más que comprobada: “Por ella hubiera dejado atrás hasta mis vacaciones”. Todos sus familiares, al igual que él, no han dudado de su eficacia y han recibido sus dosis. Aunque los familiares de otros jóvenes de Barakaldo, como Aritz Rodríguez, están esperando aún para su vacuna.

Rodríguez salió ayer del pabellón con su dosis inoculada porque, como su familia, confía mucho en la ciencia. Ni él, ni los bilbainos Ander Rabanales y Diego Hernani y sus conocidos, ponen en duda la seguridad que transmite. De hecho, Hernani no conoce a nadie que no se quiera vacunar, y Rabanales expresó que no hay nadie negacionista en su entorno.