Representantes de las instituciones y colectivos que están desarrollando el proyecto Lupulus en una finca de Berantevilla, con el liderazgo de la UAGA (Unión Agroganadera de Álava), y cuyos resultados se comparten con otros proyectos nacionales, realizaron ayer jueves una visita al campo de experimentación organizado por Neiker para comentar los aspectos técnicos de la instalación y el manejo, las labores habituales que se realizan en el cultivo en cada estado fenológico y los resultados del ensayo hasta el momento (2017-2020).

El proyecto de innovación Lupulus, iniciado en 2016 para investigar distintas variedades del cultivo del lúpulo y activar la cadena de valor de la cerveza de Euskadi, continúa con el ensayo en una finca de 1.200 metros cuadrados de un afiliado de la UAGA en Berantevilla, ensayo que tiene una duración de 10 años. De momento, se han recogido cosechas en 2018, 2019 y 2020, ya que la actual se recolectará en septiembre, aunque todo apunta a unos buenos resultados.

La campaña de 2020 fue una campaña complicada en lo climatológico y en lo sanitario, con pérdidas de producción y calidad. La variedad cascade resultó la más productiva, mientras que, en cuanto a calidad, magnum obtuvo el valor más alto de acidez alfa.

El proyecto tiene una fase regional en la que Neiker promociona el programa de impulso al cultivo del lúpulo, mientras que la UAGA realiza el trabajo de campo y el resto de asociados se ven beneficiados con la cosecha lograda para ir avanzando en su valorización. De hecho, el fruto de este trabajo se reparte entre las empresas productoras de cerveza que participan en el mismo -Txorierri Garagardoa, Pagoa, Olbea, Boga, Urbanbeer, Gar&Gar, Baias Garagardotegia, La Salve, Olañeta y Etxeandia garardauak-.

A su vez, Lupulus se integra en un proyecto a nivel nacional financiado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, cuyo objetivo es mejorar la competitividad de las explotaciones de lúpulo del Estado a través del manejo sostenible del cultivo. Los grupos centrados en la investigación, son la Universidad de León, el Campus Terra de la Universidad de Santiago de Compostela y los Institutos de Investigación; Itacyl (Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León), Agacal (Agencia Gallega de Calidad Alimentaria) y Neiker (Instituto vasco de Investigación y Desarrollo Agrario).

El cultivo del lúpulo requiere de importantes instalaciones, ya que la planta se desarrolla en altura con mucho vigor y a esto se suma que las inversiones necesarias en cuanto a adquisición de maquinaria de procesado son altas, al tiempo que también requiere bastante mano de obra tanto para las labores agronómicas como para todo el acondicionamiento de la flor hasta convertirla en pellet.

Por ello, con el fin de incluir a toda la cadena de la producción de cerveza, se ha realizado un inventario de proveedores de materias primas y auxiliares necesarias para la fabricación de cerveza donde se recogen las características de las mismas, y se han comparado las utilizadas en la actualidad con las potenciales a utilizar de origen local. Se pretende reforzar la sostenibilidad de un producto elaborado a través de materias primas de Euskadi, entendiendo la sostenibilidad desde una perspectiva que recoja tanto características ambientales, económicas como sociales.

Impactos. Los procesos que mayor impactan ambientalmente en la cerveza son, por un lado, el proceso de elaboración, que engloba el consumo de energía, agua, y la botella de vidrio, esta última por el impacto de su producción, y por otro lado, la malta, por ser la que más contribuye en el peso de la receta. Respecto a la evaluación del impacto socioeconómico, si se cumplen las expectativas de aumento de producción de cerveza previstas por las cerveceras, se calcula que la actividad contribuirá positivamente tanto a la generación de empleo como al valor añadido y la recaudación de impuestos en el territorio de la CAV, según los promotores de la iniciativa.