l concejo de Zurbano sigue apostando por el reciclaje y la economía circular a través de diferentes iniciativas. Una de ellas es su punto limpio y los contenedores orgánicos y los del resto de basuras que funcionan con un sistema de apertura mediante tarjeta, que tiene como objetivo ayudar a concienciar a sus vecinos sobre la importancia de saber tirar los residuos donde corresponde para proteger el medio ambiente. En los contenedores de plástico y papel no es necesario utilizar este sistema.

Cada vecino está identificado con su tarjeta y coge los residuos que le sobran en casa, los echa en una bolsa reciclable y los tira a un contenedor de restos orgánicos, ayudando a obtener un abono de calidad para jardines y huertas. Este contenedor de compostaje se puede pedir también al Ayuntamiento de Arratzua-Ubarrundia para tenerlo en casa.

Además de los contenedores habituales -amarillo, azul, verde y de ropa, calzado y objetos usados-, los habitantes de Zurbano tienen un punto limpio rural que ayuda a contribuir con pequeñas acciones a la lucha contra el cambio climático. Allí se encuentran equipamientos identificados para la recogida de residuos procedentes de diferentes actividades, tales como escombros procedentes de pequeñas reformas, restos de podas y jardinería y muebles, que por sus características no deben ser mezclados para recibir un tratamiento adecuado. Hasta ahora se han repartido más de 100 llaves de seguridad controladas y numeradas a los vecinos, lo que refleja su compromiso con este proyecto.

Según Fernando Murillo, de la Junta de Zurbano, se lleva más de seis años trabajando en estas medidas ya que "es nuestro compromiso con un concejo diferente, comprometido y que quiere hacer las cosas mejor. La campaña de Zurbano es continua, si alguien tira algo y está a la vista, se hace foto y se manda a un grupo de WhatsApp con 130 personas para quien esté cerca lo recoja".

El consejo de Zurbano sigue con el compromiso de mantener su entorno limpio, por eso junto a la asociación Crispín, realizan auzolan o trabajos a vereda, donde participan cerca de 65 vecinos entre niños y mayores, con el fin de seguir fomentando la cultura vecinal mientras recogen los residuos en una infinidad de calles. Plásticos, mascarillas, vidrios, envases de bebida sueltos y muebles son algunas de las cosas recogidas por todos los caminos limítrofes con Vitoria y otros. Ello hace, como destaca Murillo, que sea "muy agradable venir a un consejo así, donde hay 300 habitantes y lo que predomina como objetivo común es que esté limpio".