egún un estudio hecho público relativo al pasado año por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el suicidio se mantuvo como la primera causa de muerte externa durante los cinco primeros meses de 2020. Estos datos hacen que la labor del Teléfono de la Esperanza y la Amistad de Araba sea, si cabe, más esencial que nunca. Y es que la pandemia ha acrecentado algunos sentimientos, como la soledad, que ocasionan que diariamente los voluntarios de la asociación, presidida por José Antonio Cristóbal, atiendan al otro lado de la línea a personas que lo que necesitan es ser escuchadas.

Cristóbal ha hablado con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA para compartir algunas de sus vivencias, porque ha cosechado muchas en estos más de cuarenta años de andadura. Y es que en torno al suicidio y la depresión, dos cuestiones que aún hoy siguen siendo tabú en muchos casos, sigue habiendo también muchos falsos mitos. En ese sentido, recuerdan que el 945 14 70 14 atiende diariamente, especialmente de noche, a personas que se sienten solas o están pasando por una depresión.

En el caso de Araba, este teléfono lleva activo 42 años, desde su fundación el 5 de abril de 1979. SOS Deiak publicó hace algunas semanas, por su parte, en sus redes sociales algunas falsas creencias que existen en torno al suicidio, mitos a desactivar. Entre ellos, aportaba que es falso que la persona que se quiere suicidar no lo dice, así como que la persona que lo dice no lo hace, o que preguntar sobre el suicidio es peligroso porque incita a su comisión.

En cambio, afirmaba que es cierto que 9 de cada 10 personas dan pistas sobre sus intenciones, y también lo es que nadie que no lo esté pensando lo dice, así como que no solo no es peligroso, sino que preguntar sobre el suicidio puede aliviar a la persona que está sufriendo.

Con estas valoraciones coincide Cristóbal, que asegura que hay que hablar. “En el teléfono estamos para escuchar y ayudar en todo lo que puedan necesitar. Los suicidios hay que comentarlos antes, porque la familia es la que, si tiene un problema esa persona, tiene que escucharlo”, asegura.

A pesar de todo, reconoce que aún hoy en día sigue considerándose tabú hablar del suicidio, pero “sacar fuera lo que las personas tienen dentro es un paso fundamental. Escucharle y atenderle es básico. Es que hay que comentarlo, porque hay familias que no hablan de ello”, resalta.

Esta pandemia, afirma por su parte, tampoco ha sido de gran ayuda. “Está la soledad, y además hay personas que se han encontrado sin dinero, sin trabajo, sin familia, sin nadie que le ayude...”. Por eso, resume que hay que darles unas pautas para reconducir la situación. “Los medios de comunicación también tienen mucha importancia, porque dar pautas es muy bueno y necesario”. Por eso, cuando alguien llama al Teléfono de la Esperanza, le dan unos consejos. Primero hacen la escucha, y cuando se produce un minuto de silencio se les pregunta si han pensado cómo van a dejar a la familia, cómo lo van a hacer. “¿En qué forma crees que no tiene salida?”, añade Cristóbal, porque recuerda “que se puede disfrutar de la vida. Hay que darle una tregua al día, porque la vida es preciosa, y si la pierdes no solo la pierdes tú”. Consiste, en definitiva, en darles pautas para que “ellos mismos comprendan que hay otras vías”.

En ese sentido, recuerda una anécdota vivida con una persona a la que invitó, precisamente, a darle esa tregua al día. “Cuando me llamó en aquella ocasión le dije que le diera esa tregua al día porque estaba pensando en quitarse la vida, y un tiempo después me localizó y me volvió a llamar. Me dijo: ‘¿Sabes que un día te llamé porque iba a suicidarme y me dijiste que me diera un día más de vida para ver lo que me rodeaba? Pues tengo 85 años y sigo viviendo muy feliz, con familia y nietos gracias a ti’”, rememora.

En todos estos años, sin duda, han hablado con muchas personas diferentes, con historias totalmente distintas. Sin embargo, coincide en que una de las razones que más se repite a la hora de dar el paso y llamar al Teléfono de la Esperanza es la soledad, la depresión... “Algunas personas llaman a diario, e incluso varias veces al día, porque necesitan hablar con alguien que les escuche. Hay que hacerles ver que alguien está allí”. También llaman personas jóvenes, recuerda, y afirma que esta asociación también hace de puente hacia otras, por ejemplo, cuando tienen unas necesidades más específicas, como acudir a Alcohólicos Anónimos, etc.

“Nosotros tenemos una lista desde siempre en la que hay asociaciones especializadas. Nosotros ubicamos esa necesidad, que puede ser con personas voluntarias o profesionales que les atiendan”, señala. Al fin y al cabo, él atendió el Teléfono de la Esperanza en horario nocturno “muchas noches, y he podido liberar suicidios. Pero hay que tener una preparación, porque la persona que está en el Teléfono de la Esperanza y la Amistad tiene que estar preparada y realizar esa labor de escucha sin llevarse el trabajo a casa”. Por eso, reconoce que para eso hace falta formación, que la persona que está atendiendo necesita preparación de coescucha.

José Antonio Cristóbal asegura, en otro orden de cosas, que la pandemia ha causado estragos en esta materia. Ya en 2020, en conversaciones con este diario, confesó que apenas una semana después de comenzar el confinamiento, el Teléfono de la Esperanza había aumentado en ocho días el volumen de sus llamadas hasta el 70%. En aquella ocasión, afirmaba que el principal motivo que empuja a la ciudadanía a llamar a esta asociación es la soledad, pero también el miedo, algo que aún hoy se mantiene.

“Con estas limitaciones y depresiones que ha habido durante la pandemia y el confinamiento, creo que en realidad muchos sí han acudido y se les ha podido atender, pero otros no nos llaman y se van. Ese es el problema”. A los que acuden a ellos buscando ayuda se les ha atendido, a algunos incluso físicamente con las psicólogas que tienen. “Hemos podido atenderles con un trabajo casi diario, y les hemos salvado. Pero otros no llaman, y no llamar es la dificultad”, resalta Cristóbal. Por eso, incide en la recomendación de descolgar el teléfono. Además, recuerda que les dejan hablar, y van viendo que necesitan esa llamada, porque “si han llamado es porque van viendo una línea de salvación o esperanza que les puedas dar. Lo nuestro es escuchar”, reitera, porque les dan esa posible salida, el ver esa luz. “Disfrutar de la vida un día más es importante”, reconoce el presidente de la asociación.

Con la Policía, asimismo, asegura Cristóbal que la relación que mantienen es “muy buena”. De hecho, rememora cómo hace poco “la Ertzaintza me dijo que les habían preguntado si el Teléfono de la Esperanza ya no existía, pero seguimos aquí”, recuerda. “Ellos también tienen buena relación con nosotros, y nos derivan a veces algunas llamadas”.

“Yo moriré con las botas puestas”, afirma finalmente Cristóbal, que confiesa a este diario que “todo lo que me ha dado gratis la vida, lo quiero devolver de la misma forma”. Porque no solo son las llamadas a cualquier hora del día, sino que también organizan programas de paseo, pintxo pote, risoterapia... Todo esto para fomentar las redes y las relaciones, combatir la soledad y ayudar a quien lo necesita, aunque ahora adaptado a las restricciones sanitarias. “A ver si viene la normalidad y podemos seguir adelante con todo esto, porque es muy importante”, concluye finalmente.

Más protección y ayudas

Desde el Teléfono de la Esperanza de Araba reconocen que hacen falta más voluntarios

Bajo el lema Cuando existe la esperanza todos los problemas son relativos, la asociación del Teléfono de la Esperanza y Amistad en Álava nació hace 42 años con el objetivo de dar una solución a los problemas que existían en aquella época. José Antonio Cristóbal entró a formar parte del grupo un año después, y posteriormente se convirtió en presidente. En marzo de 2020, eran cerca de 15 los voluntarios que le acompañaban en esta andadura, atendiendo las llamadas, entre ellos “cuatro o cinco” psicólogos.

No obstante, el presidente de la asociación alavesa admitió entonces, en conversaciones con este diario, que con el volumen de llamadas que hay esta cantidad de voluntarios no es suficiente. Y esa es una sensación que José Antonio Cristóbal sigue manteniendo aún hoy.

Y es que afirma que “no cabe duda que nosotros llevamos 42 años desde que lo fundamos aquí en el territorio y en todos estos años hemos tenido épocas de bonanzas, de muchos voluntarios y voluntarias, ayudas económicas de las instituciones, pero ahora nos han dejado un poco de lado y estamos un poco en precario, porque no tenemos muchas ayudas económicas”.

La asociación sigue ofreciendo sus servicios, y recuerda el presidente del Teléfono que están ahí. “Antes estábamos presentes en los teléfonos junto a otras asociaciones, pero en algunos casos ya nos han dejado fuera de la lista y hay mucha gente que piensa que ya no estamos, pero no hemos cerrado desde el 5 de abril de 1979”.

Eso sí, Cristóbal ya adelanta que necesitan voluntarios para cubrir esta atención, especialmente de noche porque es cuando más llama la gente. “Es la soledad, las horas de noche...”. En ese sentido, afirma que “antes la Diputación nos daba la subvención de todo el año. Era un contrato para tener dos personas en el teléfono, que es necesario”. Asegura, en definitiva, que las instituciones “deberían hacerse un poco cargo”, porque él subraya que ha llegado incluso a poner dinero de su bolsillo para sacar adelante la asociación, y han recurrido a préstamos también.

Una cita de vida

El presidente de la asociación Teléfono de la Esperanza y la Amistad de Araba recuerda así una de las múltiples experiencias vividas al otro lado de la línea.

“Sacar fuera lo que las personas tienen dentro es un paso fundamental, y

escucharles es básico para eso”

“En esta pandemia hay personas que se han encontrado solas, sin dinero, sin trabajo, sin familia y sin nadie que les ayude”

“Hay que darle una tregua al día, porque la vida es preciosa. Además, les hacemos ver que si la pierden, no solo la pierden ellos”

“Hay que darles pautas para que ellos mismos comprendan que existen otras vías”

“Los medios de comunicación también tienen mucha importancia, porque dar pautas es bueno y necesario”

Teléfono de la Esperanza de Araba