En su caso, un “cóctel de circunstancias”, provocado por el “malestar emocional muy grande en nuestra hija”, entonces de 14 años, provocados por una mezcla de cambios de amistades y de ambientes, derivó en una imposibilidad de gestionar su impulsividad, “con conductas destructivas, de riesgo para la familia y para ella”, relata a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA una madre participante en el programa de Intervención precoz en violencia filio-parental del Ayuntamiento de Vitoria. “Llevábamos una mala racha y cuando empiezan los problemas empiezas a cuestionarte en qué has fallado como madre. La verdad es que es una sensación superamarga”, recuerda esta mujer que prefiere no revelar su identidad.

Así, iban aguantando durante un año “o un poquito menos”, pero hubo un día en que su hija “me lanzó un estuche y allí ya se nos encendieron todas las alarmas”.

Pidieron ayuda al pediatra “y nos pusimos en contacto con Salud Mental y con el Servicio Social de Base y fue allí, donde el psicólogo, Roberto, nos habló del programa”.

Antes, habían intentado hablar con su hija sobre lo que estaba pasando, pero sin éxito. “La verdad es que era difícil. Al principio, sí que notamos algo de resultado, pero luego ya hubo un momento en el que no hubo manera”, declara.

Empezaron con la ayuda profesional en septiembre de 2019 “y la verdad es que el programa está muy bien porque engloba a toda la familia. Pudieron ir hasta sus tres hermanos”. En estas sesiones grupales, como dice, aprendieron “muchas herramientas” para gestionar conductas “y también a nosotros mismos, con respuestas que no fueran tan automáticas, para decidir cómo actuar en cada circunstancia y yo creo que esa ha sido la clave”.

En junio de 2020 acabaron estas sesiones. “Hemos avanzado mucho. Han sido muy positivas, aunque las situaciones difíciles sigan, la manera de gestionarlas cambia y eso cambia la vida misma. Nos hemos quedado con una herramienta que usamos mucho: la del semáforo, para que cuando hay tensión, y uno dice que está en rojo pide un poco de tiempo y buscar el verde, más relajado, para hablar. Animamos a que participen en esta iniciativa. A veces, parece un acto de debilidad pedir ayuda, pero en ocasiones te salva la vida”, recomienda.

“A veces, pedir ayuda puede parecer un acto de debilidad, pero en ocasiones te salva la vida”

Participante del programa municipal