Kokuk nació en el año 2014 como asociación sin ánimo de lucro con cuatro objetivos bien marcados: fomentar la autonomía y la solidaridad de toda la comunidad educativa; articular la intervención socioeducativa en el medio escolar; velar por el tratamiento de la diversidad y el trabajo en red; y difundir, promocionar e implantar programas, proyectos y actividades cocurriculares. "Para ser un complemento, al fin y al cabo, de lo que ya se está haciendo en el centro escolar, para aportar un perfil más de lo social", resumen desde la asociación.

En la actualidad, y a pesar de las dificultades que está provocando la pandemia en el trabajo con los alumnos con los confinamientos que ha traído consigo, los seis miembros que la componen -4 trabajadores y educadores sociales especializados en la intervención socio-educativa en el ámbito escolar, una auxiliar administrativa y el director de proyectos- mantienen esos objetivos firmemente marcados.

El director de proyectos cocurriculares de la asociación, educador social, trabajador social y experto universitario en intervención desde la educación social en el sistema educativo, Aitor Jiménez, recuerda a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que llevan desde 2014 trabajando en el Instituto Federico Baraibar, y desde 2015 en la ikastola Abetxuko, en el CEIP Santa María de Vitoria y en el CEIP San Ignacio. En 2016 entró también el CEIP Miguel de Cervantes.

Son cuatro centros de primaria y uno de secundaria. Además, de cara al curso que viene hay interés para que intervengan en el CEIP Judimendi y para que hagan formación al equipo docente del Instituto Francisco de Vitoria. Para trabajar en estos centros -en los que se adaptan a las necesidades de cada colegio- incorporan un programa de intervención socioeducativa cocurricular, denominado PISEC (programa de intervención socio-educativa cocurricular). Lo definen como un programa de prevención universal que complementa la intervención que se realiza desde la escuela como un recurso para sus equipos docentes y otros programas y servicios propios de la comunidad.

En estos se integran el programa de bonos Elkarrekin en el ámbito educativo dirigido a promover una nueva cultura de convivencia y encuentro social, que realizan con el apoyo del departamento de Derechos Humanos, Convivencia y Cooperación del Gobierno Vasco. También el programa cocurricular de prevención del conflicto que organizan gracias a Fundación Vital, la intervención socioeducativa desde el deporte desde el servicio de acción comunitaria en colaboración con el programa municipal de educación de calle, y el aula de convivencia -tiene como objetivo convertirse en una alternativa a la expulsión del centro para aquellos alumnos y alumnas sancionados con este medida y como medida preventiva a la misma junto a Fundación Vital y Obra Social La Caixa-.

En estas aulas de convivencia participa el cofundador de Kokuk, educador cocurricular del IES Federico Baraibar y coordinador de programas de la entidad, Javier Gómez de Arteche. El caso de Federico Baraibar es diferente -recuerda- porque es el único instituto al que van; el resto son colegios de Primaria. Además, es ahí donde empezó Kokuk, y este curso han conseguido la financiación para poder estar los cinco días de la semana. "Pero en los otros cuatro centros, por el total de financiación que hay, da para estar dos días en cada centro", añade. Él está en Federico los cinco días de la semana, y hay otras dos educadoras, que cada una está en dos centros.

Es por eso que la intervención en el instituto es "mucho mayor". Además, ahí sí están trabajando en el aula de convivencia. Junto a una profesora de pedagogía terapéutica, Javier está al mando de ese aula que en un primer momento se creó como un espacio de alternativa a la expulsión del centro escolar.

A través de la derivación de tutores y de la comisión de convivencia de la que forma parte, se ponen encima de la mesa las cosas que han pasado en el centro y se puede decidir derivar a ese alumnado al aula. "Se trabaja con ellos de manera diferente en función de la situación o el por qué se ha derivado a ese aula", comentan. Normalmente, el trabajo lo hacen a través de juegos de rol, para trabajar en cómo hay que relacionarse, escuchar, etc. "Es un poco trabajar en lo que vemos que está fallando con la intención de que esa persona después de estar en este espacio con el tiempo necesario -porque va en función de las necesidades- se evite esa expulsión y su actitud vaya a mejor", resume.

Esa era la intención inicial de este aula, pero reconoce que con el tiempo se ha convertido en un espacio de desahogo, escucha y comprensión, donde el alumnado ya lo conoce "y son constantes las derivaciones, llamadas, venidas de alumnado para solucionar diferentes situaciones con compañeros, profesores, a nivel personal, etc.". A veces incluso los propios alumnos, siendo conscientes de que existe este espacio, piden bajar al aula de convivencia, y en función de ese primer contacto se analiza cada situación y si se cree conveniente deciden que ese alumno vaya más veces.

Un elemento que les trasladaron a su llegada al centro Federico Baraibar fue que, en comparación con el curso anterior, las expulsiones del centro educativo habían bajado considerablemente. "Obviamente no es algo exclusivo del aula de convivencia o del educador, pero seguro que ha sido algo que ha ayudado a que esto sea así", resume. Porque se abordan las situaciones previas a que se puedan dar ese tipo de conflictos, y hace que lo que puede llegar a una expulsión se aborde antes. Al fin y al cabo, afirma que estar en el centro les ayuda a detectar situaciones que igual "si no se llegasen a detectar no sabríamos en qué podrían derivar".

Además, destaca como "muy importante" conectar al centro con la comunidad. "Nos basamos en cuatro patas; que lo que hacemos sea una acción intencional, que esté conectado al currículum, que las experiencias sean satisfactorias y gratificantes, y que haya esa conexión con la comunidad", resume Javier. En ese sentido, por ejemplo en Santa María tienen desde hace años un proyecto intergeneracional con Kokuk al mando junto al centro educativo y los centros socioculturales de mayores a través del programa Activa tu barrio.

En la pandemia han mantenido esta conexión a través de unos vídeos que realizaron los jóvenes en casa para las personas mayores que estaban solas en sus hogares. "Tuvo muy buena respuesta e incluso tuvimos un vídeo de vuelta de los mayores", reconoce. Y como este, también están haciendo otras actividades, por ejemplo, cuando detectan en los centros dificultades o ven que se está dando una problemática con los videojuegos, el juego, la sexualidad, etc. "Conocemos recursos en la ciudad para tratar estas cuestiones y contactamos con ellos para conectarlos con el centro y dar charlas o sesiones. Hacemos ese vínculo".

Otras acciones Por otra parte, desde 2014 llevan desarrollando un programa de convivencia en el aula en diferentes centros, incorporado en las actividades educativas del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, organizado por el departamento de Alcaldía y Relaciones Institucionales, Servicio de Convivencia y Diversidad.

También este curso están llevando a cabo un diagnóstico de intervención en respuesta a una solicitud del Ayuntamiento de Zuia bajo el nombre de Acercamiento a la realidad socioeducativa infanto-juvenil de Zuia. La investigación y la relación con las Universidades también reconocen que es un aspecto que Kokuk ha tenido en cuenta desde sus inicios. Actualmente colabora en diversos TFG relacionados con la educación social y el trabajo social en la escuela, así como con tesinas vinculadas a los beneficios de las relaciones intergeneracionales en el ámbito escolar, y cuenta con tres programas de prácticas.

Diccionario

Cocurricular. Según informa la asociación Kokuk en su página web, las referencias acerca de este tecnicismo provienen de países como Canadá, Singapur, México, Pakistán, Estados Unidos... Y, "a pesar de darse ciertas diferencias entre sus interpretaciones, todas hacen referencia a programas, proyectos y actividades que complementan el currículum de un centro educativo".

Actividad cocurricular. Este es otro término que definen en la web para entender con mayor precisión cuál es su propuesta. Ellos especifican que se trata de acciones intencionales que se desarrollan tanto en horario lectivo como fuera del mismo, y que tienen como objetivo incrementar las competencias personales, sociales y ciudadanas del alumnado "mediante experiencias de aprendizaje significativo, donde el estudiante participa activa y voluntariamente interactuando con la comunidad, convirtiéndose de esta manera en una extensión de la educación formal".

PISEC. Son las siglas de programa de intervención socio-educativa cocurricular. Como su nombre indica, se trata de un programa que se integra en los Centros Escolares, desde una orientación comunitaria de trabajo en red, centrada en la persona y su entorno, como un programa de prevención universal que complementa la intervención que se realiza desde la escuela y como un recurso para sus equipos docentes y otros programas y servicios propios de la comunidad.

Educador cocurricular. Finalmente, definen la figura del educador, explicando que "estratégica y operativamente, se integra en los centros educativos realizando su acción socio-educativa en estrecha cooperación con el Equipo Directivo, el Departamento de Orientación y la AMPA".

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Lo que han denominado el factor cocurricular son los criterios generales que toda acción socio-educativa realizada en el medio escolar debe cumplir para ser cocurricular. Son cuatro: que sean acciones intencionales, que las experiencias sean significativas y gratificantes, que haya interacción con la comunidad educativa y que esté conectado al currículum.

"El aula de convivencia se creó como un espacio de alternativa a la expulsión"

Javier Gómez de Arteche

Educador cocurricular