- Los ganaderos alaveses "tenemos una postura muy clara: no queremos al lobo en el catálogo de protección especial". Así de tajantes volvieron a expresarse el presidente del sindicato UAGA, Javier Torre, y el representante ganadero, José María López de Abetxuco , que ayer comparecieron ante la Comisión de Agricultura de Juntas Generales de Álava, para dar su posición respecto a la decisión del Ministerio de Transición Ecológica de incluir al lobo en el listado de especies silvestres en régimen de protección especial, y la afección que puede tener en la cabaña ganadera alavesa.

La presencia de estos representantes de UAGA había sido solicitada por el juntero Eloy López de Foronda quien argumentó la necesidad de esta comparecencia porque en el año 2020 se habían registrado en Álava un total de 47 ataques de lobos. Además López de Foronda también expresó su preocupación por la presencia de fauna silvestre, jabalíes, en la ciudad de Vitoria, algo a lo que uno de los comparecientes avisó como un aviso, porque tras ellos también llegarían los lobos.

De hecho, como dijo Javier Torre, "el lobo y la fauna salvaje al final van en el mismo saco", por lo que expresó su oposición total a la decisión que había adoptado el Ministerio de una forma unilateral. "Esto es como otras cosas que han hecho, primero toman las decisiones y luego estudian la situación". Para el sindicalista no ha existido ningún consenso sobre este tema y al final "lo que provocan es una situación de ganaderos contra ecologistas".

Torre afirmó que "a muchos se les llena la boca hablando de la PAC verde, de alimentos kilómetro 0, de protección a las pequeñas explotaciones familiares, pero luego hacen todo lo contrario, apoyan a las grandes explotaciones que están gestionadas por las grandes multinacionales".

A continuación intervino el ganadero de UAGA López de Abetxuco para explicar muy gráficamente que el lobo "nos perjudica, porque nos hace daño". Explicó que sobre el papel hay ayudas ante esos casos, pero solo llegan "al animal sacrificado, pero no al resto de daños: a los abortos que sufre el ganado por el miedo padecido, a los tratamientos a los heridos o a los destrozos que causan". Señaló a la Administración como "responsables de la fauna salvaje, de la misma forma que los ganaderos somos responsables de nuestras ganaderías" y terminó anunciando que "si ya estamos viendo jabalíes en la ciudad, pronto veremos a los lobos".

Tras sus exposiciones intervinieron los portavoces de los diferentes grupos junteros para realizar preguntas aclaratorias sobre la diferencia que había sobre la protección anterior y la actual al lobo, si era cierto el riesgo de extinción que se menciona sobre este animal, el funcionamiento de los seguros y las indemnizaciones. También se citó la cifra de 138 euros como indemnización por la pérdida de una cabeza de ganado y se preguntó y se denunciaban todos los casos o si se desistía ante la burocracia que hay que sortear antes de cobrar.

José María López de Abetxuco contestó que "antes, hace apenas un año, cuando se producía un ataque fugaz del lobo, se dejaba pasar. Y si esos ataques eran insistentes, se solicitaba realizar una batida para cazarlo y terminar con el problema. Ahora es imposible por la protección que se le ha dado".

En cuanto a las indemnizaciones confirmó que esa era la cifra, porque de lo que se tasa en daños, el ganadero solo percibe el 70%. El resto lo ponemos de nuestro bolsillo. Así que para pedir limosna es mejor ponerse de rodillas en la puerta de la iglesia, porque es más rentable".

Rechazó que el lobo esté en fase de extinción y aseguro que la población en nuestro país es muy superior a la de cualquier otro país europeo.

En cuanto a la protección de la ganadería con cercos y con mastines, señaló que no son soluciones. Los cercados los saltan los lobos, igual que los jabalíes los rompen, y en cuanto a los mastines -de los que hay unos 400 en el País Vasco- comentó que son un riesgo para las personas que van a pasear al monte, ya que pueden atacar, aparte de que son muy caros de mantener. Otro tanto dijo de los seguros, sobre los que contó que el primer año tienen una cuota asumible, pero en el momento que hay un siniestro comienzan a subir anualmente y de hace muy difícil mantenerlos.

El ganadero terminó asegurando que el principal peligro para la ganadería es la propia administración, sin señalar a ninguna en concreto "porque se pasan la pelota de la menor a la mayor", pero si señaló que algún ganadero había recibido presiones de "si no haces esto te denuncio".