Las mujeres con adicción al alcohol, drogas o psicofármacos retrasan la decisión de recibir tratamiento por “vergüenza” y por “miedo al estigma social”. Y cuando finalmente son tratadas, muchas lo ocultan a su entorno por el temor a ser rechazadas. Son conclusiones de un estudio de investigación becado por el instituto vasco de la mujer, Emakunde.