- "Vivimos un momento de incertidumbre y estrés de dimensiones inimaginables", advierte el psiquiatra Andoni Hormaetxea, quien atiende a sanitarios que están batallando con la pandemia.

Trata a personal que trabajó en primera línea desde el inicio de la pandemia. Casi un año después, ¿qué secuelas siguen sufriendo?

-Sigo tratando a los colegas sanitarios que sobrevivieron a las dos primeras olas, pero desde otra perspectiva diferente. En mi consulta estoy atendiendo fundamentalmente sus secuelas físicas y psiquiátricas, ya cronificadas o complicadas con otras condiciones mentales. Desde la primera ola de la pandemia, la proporción de sanitarios que sigue manifestando problemas de salud mental ha subido del 60 al 80% en numerosos países. Es muy probable que, además, tenga un impacto significativo a largo plazo puesto que contribuye a una oleada de trastorno de estrés postraumático, depresión y ansiedad cuya envergadura aún no podemos determinar.

¿Qué le transmiten, inmersos en esta tercera ola, los profesionales sanitarios que siguen tratando a pacientes con covid?

-Rabia, impotencia, decepción€ Con bastante frecuencia coinciden, además, en que "nadie que se dedique a esto está preparado para lo que está por venir".

¿Consideran que la situación está igual, mejor o peor que en la primera ola? ¿Cómo la afrontan?

-La tercera ola en la que nos encontramos está siendo especialmente dura para los sanitarios, quienes coinciden en que "no nos podemos imaginar el escenario futuro" y reconocen la saturación de los centros hospitalarios.

¿Qué sentimientos predominan entre estos profesionales: rabia por 'salvar la Navidad' con estas consecuencias o por las actitudes irresponsables, desesperanza, más 'tranquilidad' que en la primera ola al saber lo que se viene encima y tener más recursos...?

-Todas las que mencionas. Sin embargo, a pesar de disponer de más recursos, las incertidumbres son aún mayores en algunos aspectos: las diferentes cepas que estamos identificando con sus particulares e imprevisibles características, las potenciales secuelas físicas y mentales que estamos diagnosticando en sanitarios de edad cada vez más joven, por ejemplo, ictus, parkinsonismo, disminución de la atención o deterioro cognitivo...

¿Qué tipo de comentarios le han hecho que plasmen cómo están viviendo esta tercera ola?

-La palabra que más repiten los sanitarios a los que trato es miedo. Otras frases recurrentes son: "Estamos en febrero de 2021 y no hemos aprendido nada; volvemos al inicio, pero ya hemos perdido la ilusión y la fuerza"; "la incertidumbre de la primera ola ha cambiado por desolación, hartazgo, cansancio€"; "hay vacuna, sí, pero no hay ruta para vencer a la peor pandemia a la que nos hemos enfrentado"; "todo esto no solo lo siento yo. Somos muchos sanitarios a los que no se nos escucha porque decimos la verdad y nuestras peticiones no gustan, no se quieren ver o se niegan"...

¿Qué expectativas tienen sobre la vacunación? ¿Se muestran críticos por las irregularidades detectadas durante la campaña?

-No soy un especialista en esta materia y prefiero ser muy cauto en mis declaraciones sobre estas campañas. Te puedo asegurar que hay una discrepancia en el sector sanitario entre aquellos que, por una parte, defienden la obligatoriedad de la vacunación -que exigiría una serie de cambios jurídicos y legislativos verdaderamente complejos- y los que apuestan por concienciar al profesional de que vacunarse forma parte de su deontología y buena praxis, siendo consciente de que atiende a población de riesgo con un potencial muy elevado de contagio.

¿Tiene alguna otra apreciación que hacer respecto a qué hay de 'nuevo' en esta tercera ola con respecto a las anteriores?

-Sí. Que, a pesar de que no lo parezca, los profesionales sanitarios estamos expuestos a un ritmo frenético que nos va a traer consecuencias perjudiciales para nuestra salud física y emocional. Desde un punto de vista de la salud mental, esta tercera ola es una crisis sanitaria mundial en toda regla, pero no debemos olvidarnos de nosotros mismos. Debemos cuidarnos. En este sentido, hemos aprendido mucho y yo les insisto a mis pacientes sanitarios en la necesidad de autocuidado.

"Transmiten impotencia, rabia, decepción, y coinciden en que nadie está preparado para lo que está por venir"

"Dicen: 'Hay vacuna, sí, pero no hay ruta para vencer a la peor pandemia a la que nos hemos enfrentado"