Gorka Urtaran, presidente de Eudel, la asociación de municipios vascos y alcalde de Vitoria, e Izaskun Landaida, directora de Emakunde, el Instituto vasco de la mujer, han presentado en la mañana de este miércoles una guía para ayudar a las instituciones locales a concretar y llevar a la práctica el derecho de reparación de las mujeres víctimas de violencia machista, en el ámbito de competencia municipal, y de manera paralela al proceso de impartición de justicia.

Se trata de un enfoque novedoso al orientar la intervención municipal más allá de la asistencia y/o atención, para visibilizar y reparar los daños causados a las víctimas-supervivientes, así como a facilitar su recuperación en el entorno comunitario, al restablecer su condición de ciudadanía plena y activa.

De esta forma, los ayuntamientos vascos serán pioneros en el Estado en incorporar el enfoque de la reparación en la intervención local frente a la violencia machista, gracias a esta herramienta que ha nacido del esfuerzo colaborativo y que ha nacido en el seno de la red de Berdinsarea, que lidera los avances de las políticas locales de igualdad desde el año 2006.

Objetivos

El objetivo de esta guía es servir de apoyo a los ayuntamientos y para las mancomunidades en la tarea de mejorar la situación de las mujeres víctimas, aplicando el principio de reparación en sus políticas de prevención y de intervención, porque al ser los ayuntamientos la institución más cercanos a la ciudadanía, es clave que aborden cuestiones de este calado.

En este sentido, Landaida ha recordado que el convenio de Estambul, del Consejo de Europa, sobre Prevención y Lucha contra la violencia hacia las mujeres, insta a los poderes públicos a tomar medidas para la reparación a las víctimas de este tipo de lacra.

Y en consonancia con este convenio, la modificación de la Ley para la Igualdad, cuya modificación se encuentra en trámite parlamentario, también reconoce el derecho a la reparación de las víctimas y plantea la obligación de adoptar medidas al respecto.

Actuar en la reparación

“Por tanto, las administraciones públicas no solo tenemos responsabilidad en la prevención, en la detección, la atención, la protección o coordinación para hacer frente a la violencia contra las mujeres, sino que también debemos actuar en la reparación de la víctimas y supervivientes. Entendemos que el proceso de intervención con víctimas de violencia machista, debe contemplar el principio de reparación en todas sus fases”, ha declarado la directora de Emakunde.

Como ha explicado, esto supone poner en marcha las acciones necesarias para promover la mejor atención y la mejora sustancial de las condiciones de vida a partir de la reparación sus derechos violados y la recuperación del derecho causado y supone apoyarse en un proceso de empoderamiento que refuerce sus capacidades y autonomía para superar la situación de violencia.

“El principio de reparación da por sentado que no hay características personales que hagan que una mujer sea víctima de la violencia machista. Esta violencia es el resultado de un sistema social de desigualdad y, por tanto, la intervención con las mujeres víctimas lo que hace es reconocer sus esfuerzos, sus estrategias que las convierten en supervivientes de esta violencia y se obliga a potenciar su proceso de empoderamiento”, ha enfatizado Landaida.

Por su parte, el alcalde de Vitoria, Gorka Urtaran, y también presidente de Eudel, la asociación de municipios vascos, ha destacado que esta guía es fruto de un trabajo coordinado que empezó hace cinco años, “gracias al esfuerzo de muchos técnicos, concejales y alcaldes de diferentes ayuntamientos”.

Papel "proactivo"

Y en este sentido ha puesto en valor el “papel imprescindible y proactivo” que tienen que tomar los diferentes consistorios a la hora de concienciar sobre la lacra de la violencia machista, “porque hablamos de la vulneración de derechos fundamentales de las mujeres, por lo que los Ayuntamientos no pueden mirar hacia otro lado o adoptar un papel secundario, ya que tienen que estar en la primera línea en esta lucha porque hablamos de un problema que no se puede limitar a la esfera privada. La violencia de género no es una cuestión del ámbito privado. Es una cuestión que nos afecta a toda la sociedad porque supone la vulneración de derechos fundamentales, especialmente, el de la vida”.

Es por ello que Urtaran ha insistido en lo importante que es que los ayuntamientos sigan haciendo un papel de concienciación y de sensibilización, ya que “todavía queda mucho camino por recorrer para llegar a ese estado de tolerancia cero ante cualquier actitud que sea contraria al respeto, a la libertad y a la igualdad de las mujeres”.

Una herramienta que será “especialmente útil” en los ayuntamientos pequeños “porque al final es en los municipios donde se producen las relaciones humanas. ¿Pero cuántas mujeres se ven afectadas su vida por esta situación de violencia de género y, especialmente, en municipios donde puede haber un mayor control social, con situaciones agravadas por esa imposibilidad de desarrollar una vida digna y normalizada en el espacio público?”.

Una guía que además de ayudar a los ayuntamientos también será una referencia en la Península porque “estamos ante una guía que es única en todo el Estado y que incorpora un enfoque muy novedoso, como es el de la reparación, es decir, que lo pretendemos con esta guía es que todas las mujeres supervivientes de la violencia machista puedan ser reparadas en su integridad, en su dignidad como mujeres y como personas”.

Así, con este enfoque de la rehabilitación “se pretende que los derechos de las víctimas se sitúen en el centro de atención de las políticas locales, para que la situación personal y social de las víctimas vuelva a la que tenían antes de sufrir esta violencia machista”.

Tres objetivos

Ello se conseguirá con tres objetivos. “El primero es que reafirmamos el compromiso de los ayuntamientos vascos en la lucha por la igualdad y contra la violencia de género. En segundo lugar, tenemos que seguir trabajando para concienciar y sensibilizar hacia la sociedad, especialmente a los más jóvenes y, por último, porque incorporamos este enfoque reparador”, con medidas más concretas que garanticen la no repetición de las condiciones que han permitido la vulneración de derechos.