- Después de quince días sin pisar las clases, los alumnos aguraindarras regresaron el pasado jueves a aulas en un curso escolar marcado por la incertidumbre. Este año, a las medidas impuestas en el mes de septiembre para evitar el contagio por coronavirus como la creación de grupos estables de convivencia, el uso obligatorio de la mascarilla desde los seis años, las entradas y salidas al centro escalonadas o la ventilación constante de las clases, entre otras, se han sumado otras totalmente inesperadas y sorprendentes como las inclemencias meteorológicas en forma de la nieve y el hielo como principales fenómenos adversos.

Los padres que acompañaron a sus hijos en los primeros días tras las merecidas vacaciones navideñas reconocieron que la "vuelta ha ido muy bien. Tenían ganas de ver a sus amigos", explica Aitor a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, a la puerta de Lautada Ikastola. Reconoció sentirse "menos nervioso que en septiembre porque se ha demostrado que las medidas que están aplicando en el centro están siendo seguras para evitar el coronavirus" aunque según explica "no hay que bajar la guardia porque ya están hablando de una tercera ola tras las vacaciones".

Frente a Lautada Ikastola, Miriam, Sonia y Maite charlaban animadamente tras dejar a sus pequeños en clase. "Los míos no tenían ningunas ganas de regresar porque se lo estaban pasando muy bien con la nieve", comentó Miriam mientras Maite señaló que "en cambio la mía sí que quería venir. Se nota que es hija única. Con un hermano se entretienen más", apuntó. La de Sonia "no tenía ningunas ganas de venir". Las tres coincidieron en señalar que el trayecto desde casa hasta el centro escolar ubicado en el barrio de San Jorge "está un poco complicado, sobre todo las aceras, aunque la carretera está bien"., apostillaron.

De la misma opinión fue Miren. "La nieve ha sido este año un entretenimiento para los pequeños en la vuelta" que acudió a la ikastola extremando todas las precauciones. Gorros, bufandas, guantes y chamarros gordos para hacer frente a los 7 grados bajo cero que acompañaron a los txikis en las dos primeras jornadas tras la vuelta del descanso navideño. "Las calles están fatal, el miércoles hubo varias caídas en la cuesta", reconoció Miriam.

Las estrechas sendas abiertas entre la nieve aún acumulada como consecuencia de las gélidas temperaturas de las jornadas anteriores -en Agurain se llegaron a rozar los -14 grados- permitieron que los txikis llegaran sanos y salvos hasta los respectivos centros escolares de la localidad. "Menos mal que han echado sal porque no hay quien ande. Está todo congelado", comentó de camino a la Ikastola Amaia.

Algunos de los peques hicieron caso omiso a sus padres y en vez de ir por las zonas limpias prefirieron ir por la nieve helada. "Te vas a caer y no tenemos ropa para cambiarte", le espetó una madre a su hija en el puente azul que conecta la calle Fueros con la zona escolar.

Los padres que optaron por desplazarse en coche hasta el centro educativo tuvieron que salir antes de casa para rascar el hielo acumulado en las lunas de los vehículos. "Está congelado tanto por dentro como por fuera. Nos va a costar un rato", apuntó Hakim. Viendo las circunstancias climatológicas no fueron tantos los padres y madres que optaron por llevar a los chiquillos en coche. "Menos mal que no han venido tantos coches como otros días. No hay donde aparcar", comentó Ainhoa mientras intentaba hacerse a un lado de la carretera para dejar pasar al resto de los vehículos. La nieve acumulada a ambos lados de la carretera obstaculizaba el aparcamiento, así como el tránsito de vehículos como el del autobús escolar que diariamente acerca a los niños y niñas de los pueblos cercanos hasta Agurain.

Respecto a la preocupación de los padres respecto al contagio de los pequeños de coronavirus en el centro escolar, todos coincidieron en señalar que "se están haciendo las cosas muy bien", enfatizaron al unísono. "No estamos más preocupados que cuando empezó el curso en septiembre", reconocía Miriam mientras que, a su lado, Maite apuntaba ante la posible llegada de una tercera ola que "yo intento normalizar la situación y no darle la mayor importancia".

En los diferentes centros escolares de la comarca, tanto dentro como fuera, se siguen adaptando al protocolo marcado desde el arranque del curso. Una de esas medidas es que debe aumentarse "la ventilación natural y mecánica de los locales", lo que se traduce en abrir puertas y ventanas periódicamente para que corra el aire. Lo curioso es que la calefacción permanecía encendida.

Con la apertura de puertas los profesores se encargaron de guiar a los niños a sus respectivas clases por las diferentes entradas habilitadas para el tránsito de los pequeños en el centro escolar para evitar su contacto. Se formaron largas colas para mantener las distancias de seguridad. En el exterior Nuria, ama de dos pequeños estudiantes de Lautada Ikastola, apuntó que "no podemos vivir en una burbuja. Confío en que vaya todo muy bien". Mientras tanto, a la entrada y a la salida de clase los niños aguraindarras tendrán la oportunidad de seguir jugando con la nieve mientras el gélido tiempo se lo permita estas jornadas.