La nieve reúne a padres e hijos alrededor del muñeco de nieve. Divierte a los jóvenes y a los niños y genera una sensación de Navidad más querida. Pero su aspecto más negativo es que, además de aumentar los riesgos de accidentes en las carreteras, dificulta la labor de los ganaderos, congela los depósitos de gasolina de los tractores, el bebedero de los animales y los vertederos. Aún peor se encuentran, sobre todo, los municipios alaveses que más nevadas han tenido estos últimos días, así como los que están sufriendo heladas más intensas que las urbanas.

Okina, municipio de Bernedo situado a 800 metros de altitud, es uno de esos pueblos que está sufriendo la parte más dura de la nieve de este día. La mayoría de su población vive de la ganadería, y estas nevadas, a pesar de que no les dejan cerrados en el pueblo como hace años, dificultan y ralentizan el trabajo a diario. Así lo ha explicado Mikel, el propio presidente de la brigada, quien ha afirmado que para solucionar las consecuencias de la nieve tienen que trabajar muchas horas más. "Gracias a las máquinas que tenemos, no hemos tenido problemas de incomunicación con Vitoria, pero la nieve nos ha traído muchos problemas", ha dicho y ha explicado: "Hay muchas placas de hielo y no hemos querido que venga el autobús escolar para evitar riesgos en el puerto". En este caso, son los propios padres los que realizan un recorrido diferente hasta acercarse al pueblo más cercano. Pero no es el mayor problema que vive Okina. "El mayor problema es el movimiento de trabajo. Vivimos al 100% de la ganadería y hay que tirar el pienso, hay que mover los animales, y eso es lo que más problemas nos da", afirma. No paralizan el trabajo, pero trabajan más para llegar a ello. "Estamos a -12 grados, ¡imagínate cómo tenemos la casa rural, los vasos también están congelados! Eso requiere mucho trabajo para descongelarlos y seguir con nuestro trabajo. El gasoil de los tractores también se ha congelado. Todas estas cosas hacen que estemos mirando al tiempo, para nosotros la nieve es una mala noticia", dice.

En Asparrena también esta nevada ha traído problemas, especialmente en Araia. La alcaldesa de la localidad, Chelo Ausmendi, ha explicado que el Ayuntamiento ha tenido que poner muchos recursos humanos y materiales para que la ciudadanía salga de sus casas en las condiciones más seguras. Pero hemos trabajado mucho para que la ciudadanía salga de la forma más segura", ha explicado. Además, uno de los mayores problemas ha sido el exceso de gente que han tenido en Araia. "Han venido mucha gente a la nieve, no han podido ir a los Pirineos y la gente ha venido aquí. Hemos tenido que reforzar el trabajo y el trabajo de la nieve nos va a salir caro. Pero hemos actuado lo antes posible contratando a más personas para reforzar la brigada en la calle, contratando dos palas que han estado fortaleciendo los quitanieves y poniendo el patio escolar y una calle de la casa de cultura como aparcamiento donde se ha quitado la nieve con palas". "El fin de semana fue caótico, tomando medidas y buscando soluciones, ha habido demasiada nieve, pero hemos reforzado el trabajo con maquinaria y personal y hemos podido solucionarlo. A ver qué tal estos días", dice.

Angustiado, el alcalde de Zigoitia, Javier Gordeña, ha explicado también las dificultades que han vivido en los pueblos, especialmente en Murua. "Ha habido sensación de agobio. Ha venido mucha gente a la nieve, ha habido un poco de invasión", dice. Este es el mayor problema que se ha dado en Murua, ya que la máquina quitanieves también impedía la llegada de mucha gente. "No hemos estado incomunicados, en esta zona la nieve no es un impedimento y cada pueblo tiene contratada su limpieza, y en ese sentido hemos funcionado bien, pero nos han invadido y eso nos ha dificultado mucho, eso es lo peor que hemos llevado", ha explicado.

Y si la llegada de los ciudadanos que han querido disfrutar de la nieve en Murua también ha dificultado las labores de retirada de la nieve, el problema que se ha generado en Maeztu en la basura de los ciudadanos ha sido el más difícil. El alcalde, Anartz Gorrotxategi, ha explicado que los vertederos de la localidad se han congelado y los trabajadores no han podido retirar la basura interior hasta que la basura ha comenzado a acumularse en el exterior. Ni el número de personas, ni el día a día de la ciudadanía han sido los principales problemas de la nieve, sino reparar el exceso de basura acumulada por la nieve y las heladas: "El hielo ha complicado mucho las cosas. La gestión de la basura genera problemas, los contenedores están atrapados con placas de nieve, no podemos moverlos para retirar los contenedores de descarga. Se han congelado y no hay quien mueva los contenedores", ha explicado. ¿Cuál es la solución? esperar a que se derritan y luego limpiarlos con tractores y palas las zonas próximas a los contenedores para sacarlos girando y vaciar el contenedor. "Esto ha provocado que los contenedores hayan estado algo llenos. Pero hemos trabajado rápido y lo estamos vaciando, nos estamos preparando para la nueva nevada para que no se acumule. En algunas carreteras también hemos tenido que pedir refuerzos por el hielo que quedaba en la carretera", ha señalado.

Y en Peñacerrada-Urizaharra la nieve también ha cubierto el pueblo con un manto blanco, pero Olga, quien ve la nieve desde su panadería, dice que la nieve no les ha afectado como en su día cuando se quedaban incomunicados. "Pienso que hay personas que llevan la nieve peor que otras. Nosotros, desde la panadería, tenemos que recorrer muchos kilómetros para llevar el pan a la ciudad cada día y hemos visto los problemas que la nieve deja en las carreteras. Sin duda, la carretera es un peligro para quienes vamos a conducir cada día. Pero no he tenido miedo. El trabajo de las máquinas quitanieves facilita mucho el camino de quienes vamos a conducir", ha añadido: "Quizás, como en mi caso, estoy acostumbrada a conducir bajo cualquier condición, pero es cierto que a la hora de salir del pueblo en coche la carretera se ha convertido en un peligro". Por lo demás, desde esta panadería dice que el hielo ha sido el más peligroso. "Si no, estamos bien. La gente ha salido a la calle con normalidad, puede andar en la calle y no nos hemos quedado incomunicados. A mí me encanta la nieve, me hace ilusión. Sin embargo, cuando llega la hora de repartir el pan y coger el coche, no me hace mucha ilusión", ha concluido Olga.