a hojarasca que estos últimos coletazos del otoño cubre con su manto marrón el suelo de muchos parques y jardines de Álava o la peladura de una simple manzana no tienen desperdicio en este territorio histórico. No al menos en los jantokis de escuelas, como las de Montaña Alavesa, o en los comedores de muchas residencias y restaurantes o en los pueblos enteros que están contribuyendo a que este tipo de restos se conviertan en un abono natural, gracias al compostaje.

Una técnica que permite sacar provecho de la materia orgánica que se tira a la basura para que esta pueda ser reciclada y retornada a la tierra a modo de alimento para plantas y cultivosalimento. De esta manera, pueden beneficiarse de ella agricultores y particulares, pero también el medio ambiente al ser un fertilizante sostenible al 100%.

Como destaca el diputado alavés de Medio Ambiente, Josean Galera, esta fracción de biorresiduos es la que precisamente más ha mejorado en los últimos años. "De hecho, antes de 2017 eran muy pocos los pueblos alaveses que separaban adecuadamente los residuos orgánicos para su posterior gestión. Tras el salto cualitativo de 2017 con la puesta en marcha de sistemas de compostaje en los pueblos alaveses, la tasa de reciclaje de este tipo de residuos fue de un 13% en 2018 y del 16% en 2019. Pero si echamos la vista más atrás y nos fijamos de la evolución de la última década, comprobamos que la mejora es muy notable, ya que en 2010 solo se separaba correctamente el 3% de los residuos generados", precisa.

Para que este tipo de reciclaje acabe de germinar en el territorio, son esenciales las ayudas que se conceden para contribuir a su sensibilización así como el asesoramiento para su implantación, instituciones como la Diputación Foral de Álava, que para la convocatoria de este año 2020 ha destinado un total de 90.000 euros. "La fracción de biorresiduos es fundamental para alcanzar los objetivos europeos. Si logramos que los restos de alimentos y poda dejen de ir al contenedor gris, será un gran paso que nos acercará a los objetivos medioambientales", añade Galera.

Algunos de los proyectos subvencionados por el Departamento foral de Galera durante la presente convocatoria han sido los siguientes.

Ayuntamiento de Aramaio: Seguimiento y mejora

En este caso, las ayudas concedidas por la Diputación Foral han servido para el seguimiento y control en las instalaciones de compostaje comunitario del municipio y para las mejoras en la instalación del compostaje comunitario que se encuentra en la calle Osteta.

Ayuntamiento de Zigoitia: Material estructurante

Las dos acciones más señalables en Zigoitia han servido para establecer un seguimiento y control de las zonas de compostaje comunitario y para la generación de material estructurante. No en vano, para este último caso hay que señalar que en el proceso del compostaje hacen falta materiales vegetales secos, preferentemente leñosos, triturados o partidos, que se deben mezclar con los biorresiduos húmedos -restos de comida y vegetales verdes- para conseguir el compost final.

El conjunto de estos materiales secos se denomina "estructurante" puesto que su principal función es la de darle estructura al material que se está compostando. Permite que se airee y compensa la humedad. Así, como estructurantes, se pueden utilizar restos de poda triturada, hojas secas, serraduras, virutas de madera natural, paja o hierba seca.

Ayuntamiento de Zuia: Mantenimiento

En la línea de Zigoitia, las ayudas forales para el Ayuntamiento de Zuia han servido para el mantenimiento y control de las zonas de compostaje comunitario y para la generación de material estructurante.

Cuadrilla de Añana: Compostaje doméstico

En la Cuadrilla de Añana destaca el paso de gigante dado para favorecer el compostaje doméstico en Iruña Oka, Ribera Baja, Berantevilla y Zambrana.

Cuadrilla de Ayala: Instalación y cursos

Las ayudas forales han servido para una decena de acciones en Ayala: desde la instalación de más contenedores, a la adquisición de materiales (bolsas, cubos y llaves), de trituradoras, de materiales compostadores, aireadores y manuales. También han servido para el diseño y edición de material publicitario, para el seguimiento de grandes generadores y entrega de materiales, para cursos de compostaje doméstico y puntos de información para la ciudadanía en general, además del seguimiento de la red de compostaje y la campaña de escolares en la Semana Europea de la Prevención de Residuos.

Cuadrilla de Montaña Alavesa: En centros escolares

Las subvenciones forales se han destinado para el mantenimiento y adecuación de los puntos de compostaje comunitario de Arraia-Maeztu, Bernedo, Campezo, Lagrán, Peñacerrada y Valle de Arana. También para el seguimiento y evaluación de técnicas de compostaje comunitario en Arraia-Maeztu, Bernedo, Campezo, Lagrán, Peñacerrada y Valle de Arana; para el seguimiento y evaluación de técnicas de compostaje en centros escolares de la Cuadrilla (Mendialdea IPI en Santa Cruz de Campezo y centro escolar de Maeztu) y para la formación y sensibilización del compostaje doméstico en todos los municipios de la cuadrilla.

Ayuntamiento de Agurain: Nuevos buzones

Sobresale en Agurain la campaña de concienciación para implantación de la recogida de biorresiduos y optimización de la recogida selectiva y los nuevos buzones de biorresiduos en la instalación de recogida neumática de su Consistorio.

Ayuntamiento de Urkabustaiz: Reparto de materiales

En este caso, las ayudas concedidas al Ayuntamiento de Urkabustaiz han servido para la adquisición y el reparto de materiales de compostaje doméstico, para la puesta en marcha de una nueva zona de compostaje comunitaria en Izarra, para el servicio de mantenimiento y control de las zonas de compostaje comunitario del municipio y también para la generación de material estructurante.

Cuadrilla de Rioja Alavesa: Experiencia piloto

En Rioja Alavesa se ha llevado a cabo una experiencia piloto de recogida selectiva obligatoria de biorresiduos puerta a puerta para la ciudadanía y actividades económicas de Kripan. También se ha ampliado la zona de compostaje comunitario en cuatro metros cúbicos. En concreto, se ha logrado pasar de tener seis compostadores a diez.

La peladura de una fruta o los restos de la poda no tienen desperdicio en este territorio. Son todo un fertilizante natural, gracias al compostaje de pueblos, bares y escuelas. Una fracción que es la que más mejora en los últimos años.