la novela de Gabriel García Márquez El amor en los tiempos del cólera se le podría añadir una secuela: El amor en los tiempos del Covid, aunque la belleza del relato no esté tan garantizada. El covid ha arrasado con todo como un huracán y entre lo que se ha llevado por delante, de momento y porque así se requiere, se halla también el ocio nocturno de los más jóvenes. En consecuencia, sus opciones para ligar se han visto claramente mermadas. Hay pocas oportunidades para la conversación, más allá de la que se genera en las aulas, y es necesario buscar otras vías.

Parece lógico que los y las más jóvenes opten por una herramienta que controlan y a la que no tienen miedo: las redes sociales y las web y aplicaciones de búsqueda de pareja o de encuentros. Las hay para cualquier perfil. También entre quienes ya han cumplido cierta edad están adquiriendo cada vez mayor relevancia. Trabajo, familia, prisas... limitan la capacidad de conocer a otras personas y el coronavirus pone más piedras en los zapatos de las personas que quieren encontrar pareja. Alex Salsamendi tiene 22 años y hace pocos meses conoció vía Tinder a la que hoy en día es su pareja. Tras varios años de relación con su anterior pareja, esta se interrumpió. Aprovechó para disfrutar del verano con sus amigos, en la medida en la que se lo permitió el Covid.

Pero las relaciones sociales se han dificultado y mucho. Por ello no dudó en buscar nuevas vías de conocer chicas, acudiendo a la popular Tinder. "Todo empezó cuando tres o cuatro amigos descargamos Tinder. Empezó como una chorrada, para ver qué tipo de gente entraba".

Finalmente, se decidió y logró "hacer match" (cuando el contacto es correspondido con "un like" y se establecer una conversación) con cinco chicas. "Acabé con la cabeza un poco saturada, porque no es fácil mantener cinco conversaciones", reconoce.

La cosa cuajó con una joven que reside a 57 kilómetros de su domicilio, una distancia algo superior a la que había solicitado en su inscripción aunque, afirma, "no me importa coger el coche".

Tres meses después se muestra encantado, aunque las nuevas restricciones no les permitan casi verse. La única posibilidad para estar un rato juntos es una vez a la semana, cuando la joven se acerca a la universidad en Donostia. La comunicación, por lo demás, se da a través del móvil, a la espera de que lleguen tiempos mejores.

Reconoce Salsamendi que al principio era algo reticente y tomó algunas precauciones, como la de no aceptar contactar con personas sin foto en su perfil. Comprobó también si estaban en otras redes sociales para ver cuál era su vida o si veía algo sospechoso.

"Es verdad que al principio sientes que es un forma algo artificial de conocer gente, que el físico puede tener demasiado peso como tarjeta de presentación. Pero es verdad que después del primer choque empiezas a conocerte y compruebas si tienes afinidades", explica. Antes de quedar, Alex Salsamendi y su actual pareja estuvieron hablando durante dos semanas y finalmente concertaron una cita. El resultado, asegura, ha sido muy positivo.

"Tal y como están las cosas ahora la forma de conocer a una persona es al revés de la que era antes. Antes conocías a una persona y luego ya empezabas a mandarte mensajes, etc. Ahora la conoces por Instagram o por otras aplicaciones y después acabas por conocerla en persona", añade. Los padres de Salsamendi, al principio, se sorprendieron por la forma en la que su hijo había conocido a su pareja. Ahora, cuando ven que las cosas van bien, están contentos. "Ya le han conocido", añade. Pese a que cada vez son más las personas, jóvenes y no tan jóvenes, que eligen esta vía para encontrar pareja o para mantener una relación esporádica, Salsamendi asegura que todavía existe cierto "tabú" o cierta vergüenza para reconocer que se utilizan estas aplicaciones. "A mí la verdad, no me importa decirlo", añade Salsamendi, que explica que desde que están juntos tanto él como su pareja han retirado su perfil de Tinder. La segunda protagonista se llama Ainara (prefiere no dar su apellido) tiene 24 años, reside en un pequeño municipio de Gipuzkoa y también sigue con el chico con el que empezó a salir a finales del mes de agosto.

Ainara explica que comenzó a plantearse acceder a Tinder en la desescalada, después de hablar con una amiga sobre el tema. "La verdad es que nosotras no nos planteábamos un rollo de una noche y dándole vueltas al tema pensé que cuando sales una noche, muchas veces se acercan a hablar tanto si te gusta como si no", añade la joven. "Al final en la aplicación para establecer una conversación con una persona tú también le tienes que dar al like, tiene que haber acuerdo por las dos partes", subraya. "Yo quería conocer a alguien porque en la situación actual hay pocas opciones para socializar", reconoce Ainara. "Si yo me atrevo habrá otra persona que también se atreva", reflexionó en su momento. Reconoce Ainara que al principio siempre se siente algo de temor. Por ello, en su primera cita "mandé a mis amigas mi ubicación a tiempo real". Ya llevaba un tiempo hablando con esa persona pero en ese primer encuentro, por si acaso, adoptó precauciones.

Ainara, como Alex, "nunca aceptaba a ningún perfil sin fotografía" y echaba también un vistazo a su presencia en otras redes para comprobar el tipo de persona que era.

Admite haber sentido un poco de "vergüenza" en su primer encuentro cara a cara pero lanza una reflexión: "Cuando conoces a una persona en una juerga, en realidad no la has conocido y si contactas con esa persona vía whatsapp y luego quedas, la sensación es similar". "Aunque he oído que se han dado casos de gente que ha conocido a alguien que luego no era el de la foto, en mi entorno no ha pasado", añade Ainara. A Ainara al final Tinder le ha llevado más lejos de lo que hubiera querido, porque fijó un radio de 30 kilómetros y la persona con la que está reside a unos cuantos más, en otro territorio de Euskadi.

La distancia no ha sido un problema, pero ahora los cierres perimetrales y la imposibilidad de acudir a otro municipio ha puesto a esta relación incipiente "una prueba por superar, aunque hablemos a diario". También los padres de Ainara se sorprendieron al principio. "En sus tiempos no había estas cosas. Les expliqué cómo le había conocido y como me ven contenta, pues todo bien", apunta. Ainara cree que antes del confinamiento este tipo de aplicaciones y su uso era un tema "un poco tabú", pero considera que el encierro obligado ha "normalizado" esta situación. "Yo también tenía ese tabú, no sabía qué tipo de personas me iba a encontrar. Pero lo que he comprobado es que esta aplicación lo que facilita es que se conozca a gente y he observado que se ha ido perdiendo esa vergüenza", añade esta joven. "Cada cual sabe qué quiere. Hay gente para todo, quien quiere encontrar pareja o una persona para pasar una noche", incide. "Si se usan bien estas web, comprobando bien los perfiles de las personas, puede ser útil, está bien", concluye.

Tinder, Badoo, Meetic... Hay distintas opciones para establecer relaciones y cada vez menos tabús para optar por esta fórmula

Cuando las opciones para socializar se limitan, es cada vez más frecuente recurrir a la ayuda de las nuevas tecnologías como puente

"Todavía existe cierto tabú para reconocer que has conocido así a tu pareja, pero a mí no me importa decirlo"

Joven usuario de Tinder

"En la noche se te acercan a hablar tanto si quieres como si no, aquí tiene que darse un acuerdo "

Joven usuaria de Tinder