- El llamativo edificio con forma de barco invertido denominado El Torco, el espacio destinado a la recepción de visitantes al Valle Salado de Añana, centro de interpretación de las salinas y lugar de venta de sal en todos los formatos, ha sido cedido a la Fundación Valle Salado por parte de su propietario, la Diputación de Álava.

Según explica el servicio de Patrimonio, del Departamento de Hacienda, Finanzas y Presupuestos, este inmueble denominado El Torco fue adquirido por la Diputación en 2006. Su destino era un "uso que resulte compatible con lo dispuesto en el plan director de recuperación integral del Valle de Añana.

En el informe que se realizó para justificar la adquisición del edificio ruinoso que se encontraba en aquel lugar se destacaba que la Diputación consideraba como muy favorable su adquisición, puesto que "el plan director planteaba la rehabilitación de varios edificios antiguamente vinculados a la historia de la producción salinera del Valle Salado para destinarlos a diversos servicios y actividades relacionadas con la futura gestión del mismo, tanto en lo que respecta a su explotación turística como productiva, siendo El Torco uno de ellos". Añadían que en este edificio se ubicaría "el centro de acogida de las visitas guiadas, con los servicios necesarios correspondientes y un espacio divulgativo de la actividad salinera de carácter polivalente".

Como se señalaba, en el momento de su adquisición se trataba de un "almacén depósito de sales de una sola planta (...), que ocupa una superficie de 161,60 metros cuadrados". En ese momento estaba en ruina. Pero desde Diputación había un proyecto claro y, por ello, desde el servicio de Patrimonio Histórico-Arquitectónico se realizaron obras de rehabilitación del edificio, cuyo coste ascendió a 481.020,37 euros, según certificación final de obra.

El Torco abrió sus puertas en abril de 2010, fecha en la que también se anunció el comienzo de la operación más importante de recuperación de eras, 300, gracias a una aportación de 2,7 millones de euros donados por URA, la agencia vasca del agua. Y es que el Valle Salado entra de lleno en las competencias de actuación de URA, "no sólo por tratarse de un humedal artificial único en sus características, sino además en tanto en cuanto este ámbito se trata de un humedal Ramsar de importancia internacional desde 2002, reconocimiento para el que la aportación del entonces departamento de Aguas de Gobierno Vasco resultó trascendental", según se afirmó entonces.

Además de las actividades propias de atención a visitantes, durante un tiempo, la Diputación autorizó la presencia en el interior de El Torco de una pequeña oficina de turismo de la comarca de Añana. Fue cuando se acordó que la oficina situada en el Museo del Agua de Sobrón se trasladase a Añana y durante el tiempo que duró la adecuación del Ayuntamiento para acoger lo que hoy es la oficina de turismo de la Cuadrilla.

Ahora, lo que se ha realizado ha sido el final de un trabajo que se ha realizado durante los últimos meses: la cesión de El Torco a la fundación. Según las condiciones de la cesión que constan en el acuerdo 487/2020, de 20 de octubre el edificio se cede por un plazo de diez años, prorrogables por períodos iguales sucesivos. El destino que debe tener es ser centro de recepción de visitantes del Valle Salado, así como otros fines de interés general propios de la fundación que resulten compatibles con lo dispuesto en el plan director de recuperación integral del Valle de Añana. La Diputación se reserva el derecho de reversión al vencimiento del plazo, cuando no sea utilizado para los fines señalados, se utilice el bien con grave quebranto del mismo o cuando interese a la Diputación su reversión.

En ruinas. Antes de que lo comprase la Diputación era un almacén depósito de sales de una sola planta, que estaba en ruina. El servicio foral de Patrimonio Histórico-Arquitectónico realizó obras de rehabilitación del edificio por 481.020,37 euros.

Apertura. El Torco abrió sus puertas en abril de 2010, fecha en la que también se anunció el comienzo de la operación más importante de recuperación de eras, 300, gracias a una aportación de 2,7 millones de euros donados por URA.