- Son Rucho, Ona y Aspe, tres burros, dos hembras de las Encartaciones y un macho de raza común, que han llegado a Urrunaga de la mano de Alba Casasola Arconada, con el único fin de mejorar la calidad de vida de las personas, nada baladí, más en esta era de pandemia covid-19 que ha desencadenado tanta incertidumbre y consumo de ansiolíticos.

Así nace la asociación Astoburua Elkartea, una iniciativa emprendedora y novedosa especializada en asnoterapia, o lo que es lo mismo, terapias con asnos. Científicamente está demostrado que el contacto con los animales beneficia la salud y el bienestar de los humanos. Sirvan como ejemplo las múltiples experiencias con caballos, delfines o perros, por citar algunos.

Sin embargo, lo novedoso de este proyecto es que pretende acercar los burros a los centros con usuarios que puedan beneficiarse de las terapias, ya sean colegios, ikastolas, centros ocupacionales, residencias de ancianos, centros de día, centros para personas con diversidad funcional, etc. Basta con que en sus sedes dispongan de un pequeño patio o zona verde. "Aquí, en Álava y Euskadi, quizá suene raro, pero en Inglaterra, han llegado a entrar caballos en los hospitales; sí, sí, los han metido por los pasillos hasta las habitaciones para que visiten a los enfermos allí ingresados", explica la técnica en intervención asistida con animales, encargada de poner en marcha el proyecto. "Queremos empezar a trabajar de aquí a un año, en septiembre de 2021, aproximadamente", adelanta. Eso, de puertas para afuera, porque de puertas para adentro, el servicio lleva dando sus primeros pasos desde julio.

Y por qué con burros y no con caballos, que a priori tienen más salida. "Porque son animales que resultan muy atractivos para las personas, generan mucho interés, ternura y curiosidad, a pesar de haber estado denostados durante tanto tiempo", señala. Por su comportamiento natural, ciencia que se conoce como etología, "los asnos son más tranquilos, de movimientos suaves y más fáciles de intuir o controlar". Por ejemplo, "ante situaciones de miedo, su reacción es pararse o esconderse, nada que ver con los caballos, que tienden a huir", explica Casasola. Además, su pequeño tamaño facilita la labor a la hora de trabajar con personas del ámbito socio sanitario. En este sentido, Alba valora las características de la raza vizcaína burro de las Encartaciones, cuyos ejemplares apenas superan el metro y diez centímetros. Así son las dos hembras criadas en Morga que Alba se ha traído a Urrunaga, acostumbradas a pastar a su antojo en los prados. Por eso, ahora tiene que habituarlas a pasear con personas, tarea de la que disfrutan sus hijos Luken y Aiatana que siempre se llevan algún amigo. "Los tres burros tienen caracteres distintos, pero los tres son ideales para trabajar con diferentes colectivos de personas", asegura Casasola.

Además de acercar sus animales a centros de niños y ancianos, la iniciativa Astoburua Elkartea tiene entre sus retos miras más amplias, como elaborar terapias propias y colaborar con otros profesionales, como psicoterapeutas, educadores, médicos, psicólogos, etc. Y es que, el proyecto toca varios palos, no se trata sólo de un centro lúdico sino de investigación. "Investigamos, registramos y analizamos todo lo que hacemos", apunta la profesional.

La asinoterapia o asnoterapia es, en definitiva, una terapia alternativa que utiliza los burros para lograr efectos beneficiosos en el ser humano, puede ser en personas con discapacidad física, psíquica o social y también en ciudadanos, en general, sin patología alguna diagnosticada. En este sentido, Alba es una gran defensora de todo lo que los asnos pueden aportar. "Consiguen un clima de confianza que hace el trabajo más fácil, ya que son animales mediadores, interventores, lo que facilita llegar a los objetivos marcados", subraya. Por ejemplo, "en el caso de personas con movilidad reducida son generadores de motivación". También consiguen muchos beneficios a nivel motriz. "El objetivo no es la monta sino que la actividad se desarrolla vía tierra, mediante paseos por la naturaleza y circuitos, ya que solamente con su temperatura corporal -tienen un grado más que los humanos-, los pollinos ayudan a relajarse". Igualmente está probado que el contacto con ellos induce a un estado mental de concentración. "Ayudan a concentrarse, a llevar las riendas, a estar en el aquí y ahora, consiguen ese cambio del estado mental", explica.

Positivos son sus beneficios en épocas como ésta de pandemia, ya que "sabemos que el contacto con los animales ayuda al sistema inmunológico", además del apoyo que suponen "a nivel emocional, por la tranquilidad y el fuerte vínculo que se genera con ellos, algo muy importante hoy en día con tanta sensación de soledad que sufren muchas personas, como consecuencia del aislamiento", sostiene. Y es que, con sus reacciones "te hacen descubrir facetas tuyas nuevas, te lo digo yo que convivo con ellos todos los días", sonríe Alba. De momento, los tres pollinos pasan los días acostumbrándose al cercado de Urrunaga y a sus pequeños paseos a orillas del pantano de Legutiano.

En Urrunaga están "encantados" con el proyecto. "En un pueblo, quien más, quien menos ha tenido ganado en casa y, aunque nuestro objetivo es distinto, no los vamos a utilizar como animales de carga, que es a lo que ellos han visto toda la vida, les parece genial", apunta esta joven emprendedora, ilusionada y preparada para llevar las riendas no sólo de Rucho, Aspe y Ona sino también de todo lo que implica la iniciativa Astoburua Elkartea.

Astoburua Elkartea. Surge de la mano de Alba Casasola Arconada y otros dos colaboradores más en Urrunaga como centro para terapias con burros.

Lo novedoso. Esta emprendedora quiere llevar los asnos a los centros para que niños y mayores se beneficien de sus cualidades. Pueden ser colegios, ikastolas, centros ocupacionales, residencias de ancianos, centros de día, centros para personas con diversidad funcional, etc.

La asnoterapia. O asinoterapia es una terapia que utiliza los asnos para lograr efectos beneficiosos en las personas porque "son animales que resultan muy atractivos para las personas, generan mucho interés, ternura y curiosidad, a pesar de haber estado denostados durante tanto tiempo", subraya Alba.

Indica la especialista, consciente de que su idea aquí puede sorprender.

Alba cuenta para su pionero proyecto con Rucho, un burro de raza común y Ona y Aspe, dos burras de las Encartaciones