- No es ninguna novedad que los bodegueros vuelvan a mirar los antiguos materiales para la conservación y crianza del vino. De hecho, cada día es más frecuente encontrar depósitos especiales, para vinos especiales, fabricados mayoritariamente con hormigón. Y que algunas bodegas hayan recuperado sus viejos depósitos. O que sea ya una realidad la creciente oferta de depósitos de nueva generación, en hormigón, que se pueden contemplar en las ferias de enología.

Y si eso está ocurriendo con ese material a base de cemento, ¿por qué no mirar hacia el barro? En otras denominaciones son frecuentes las gigantescas tinas de cerámica, y antiguamente era el material con el que se criaba y se transportaba. Existen numerosas pruebas de que los romanos cargaban en Varea, en Logroño, en cántaras fabricadas en Tricio, los vinos de Rioja Alavesa y La Rioja que se llevaban hasta la Roma imperial.

De esta forma, en el siglo XXI se vuelve a experimentar con ese noble material y tras dos años de trabajo, el proyecto Govalmavin liderado por la plataforma tecnológica del vino (PTV) ha llegado a su fin con un evento de presentación de resultados que se ha celebrado de manera online y que ha contado con más de 75 asistentes conectados.

La jornada comenzó con la bienvenida por parte de Fernando Rodríguez, director general de Bodegas y Viñedos Pradorey, y Mario de la Fuente, gerente de la PTV, quienes destacaron la labor que todo el consorcio ha llevado durante el periodo de ejecución del programa, con la mirada puesta en futuros proyectos de I+D+i. En este aspecto, Gpvalmavin ha puesto en valor una tipología de elaboración y conservación de vinos arraigada en nuestro país, que se debe ofrecer al consumidor como una alternativa a otros sistemas de elaboración tradicionales y, fundamentalmente, a la crianza en madera de roble, ofreciendo como resultado vinos con atributos sensoriales marcadamente distintos y muy acordes a los gustos de los consumidores actuales.

Por su parte, Rafael del Rey, director del Observatorio Español de Mercados del Vino (OeMV), explicó los orígenes de este proyecto que nacía en el año 2017 promovido por el Master of Wine español, Pedro Ballesteros, y que contó con el apoyo del Ministerio de Agricultura en su primera convocatoria de ayudas para la creación de grupos operativos. Etapa durante la cual se desarrolló y profundizó en la idea del proyecto con el fin de "recuperar la elaboración de grandes vinos en un material tan nuestro, como son las tinajas de barro", tal como afirmaba Del Rey.

Un año más tarde, arrancaba el proyecto de Innovación Govalmavin que se ha ejecutado con un presupuesto de 540.000 euros y ha contado con el apoyo financiero del Ministerio de Agricultura, a través de su programa de ayudas para la ejecución de proyectos de innovación por grupos operativos, cofinanciado por la Unión Europea.

Gracias a este proyecto ha sido posible profundizar en el comportamiento de las tinajas, tradicionales y tecnológicas, para la elaboración y crianza de vinos de calidad en Rioja Alavesa.