El mercado de productores locales de la Plaza de Abastos lució ayer largas colas de clientes esperando su turno para hacerse con verduras y frutas de temporada. La pandemia sanitaria obliga a mantener la distancia entre las personas y así lo hicieron, como cada jueves, los gasteiztarras y alaveses que se acercaron al mercado para llenar sus carros de la compra al mismo tiempo que contribuyen a aumentar las ventas de agricultores y baserritarras a los que la crisis sanitaria del coronavirus ha dado una bofetada este año, al igual que al sector del comercio en general. En marzo, cuando el Gobierno central decretó el estado de alarma, los vendedores tuvieron que confinarse sin poder abrir sus puestos al público, lo que les generó pérdidas económicas. Una vez pasado el confinamiento se les permitió reiniciar de nuevo su trabajo y, como cada jueves, sus mostradores lucen lo mejor del campo y de la huerta.