- Durán-Cantolla recela de los recientes anuncios de Rusia y China en torno a sus primeras vacunas, pero se atreve a vaticinar, con todas las cautelas, que ésta llegará antes de la próxima primavera. Mientras tanto, el Instituto de investigación sanitaria Bioaraba, con sede en el HUA, avanza en el desarrollo de 19 proyectos relacionados con el covid de la mano de Fundación Vital.

El covid-19 no ha dejado de sorprendernos. ¿La ciencia tardará mucho en saber todo sobre él?

-Conocemos varios virus de esta familia, pero éste se comporta de una manera nueva, y todo empezó en enero o febrero en China. Por tanto, ha habido muy poco tiempo para desarrollar ese conocimiento. Lo que sí existe es una conciencia universal para aumentarlo. Si analizamos la gripe, que también produce muerte y se ha comportado como pandemia, es un virus bien conocido desde hace muchísimos años y disponemos de una vacuna contra él, aunque sabemos que un 30% de la población que debería vacunarse no lo hace. Hay varios países que están potenciando el desarrollo de una vacuna contra el covid y probablemente la tengamos entre finales de año y marzo. Algunos dicen que un poco antes, aunque resulta difícil que esté tan pronto. Pero pensar que dispondremos de ella en el primer trimestre de 2021 parece una aproximación razonable. Por otra parte, ahora se conocen muchísimos aspectos de este virus.

¿En qué ha cambiado ese conocimiento en estos últimos meses?

-Después de pasar lo que ocurrió en primavera, donde teníamos básicamente que salvar vidas, nos hemos encontrado ahora con que esas vidas tienen secuelas, con que esos pacientes no terminan de estar bien. Hay quienes tienen un cansancio crónico y no sabemos a qué atribuirlo. Creemos que es una mezcla de un problema metabólico, muscular y de daño a nivel celular, y que esto probablemente tarde en recuperarse. Sabemos también que hay pacientes que desarrollan fibrosis pulmonar, con los problemas que esto puede implicar, como el riesgo de insuficiencia respiratoria. Además, otros tienen problemas neurológicos o de tipo psicológico y mental. Vemos secuelas de esta enfermedad que de benigna no tiene nada. Es verdad que hay muchos pacientes que son asintomáticos, que el número de pacientes que ingresan es bajo y que también es bajo el número de pacientes que van a la UCI y finalmente fallecen. Pero las cifras están ahí. Según el gobierno español, ha habido en torno a 29.000 fallecidos, pero según la estadística de fallecimientos pueden superar los 40.000.

Supongo que no recordará una carrera a nivel internacional como ésta para lograr un tratamiento o una vacuna eficaz contra el virus.

-Creo que no. En el caso del ébola, por ejemplo, tuvo un efecto de acción muy limitado. Y en el de la gripe aviar, aunque se pensó que iba a ser una pandemia de efecto muy extenso, las consecuencias fueron tan mínimas en Europa que prácticamente ya nadie se acuerda de ella. No habíamos visto algo que generase un problema no sólo de salud pública, sino también social y económico a nivel mundial, desde la pandemia de 1918. Han pasado 100 años. Con lo cual, también hay que asumir que no todos los gobiernos pueden dar la respuesta que deberían. Lo que sí se puede decir es que los países que no hicieron las cosas bien, como Estados Unidos, Brasil o Rusia, están en primera línea en número de infectados y de muertos.

Precisamente Rusia acaba de registrar hace unos días la primera vacuna contra el covid y China ha avanzado también que ha patentado otra propia. ¿Receloso?

-Habrá una vacuna, y eso es seguro. Pero para que una vacuna sea eficaz y también segura, tiene que pasar una serie de fases y de ensayos clínicos. En el pasado, hubo vacunas que produjeron muchos problemas. Que eran capaces de controlar la enfermedad en algunos casos, pero producir otros problemas de alta gravedad en otros. Algunos países parecen haberse embarcado en una carrera del espacio para ver quién es el primero que saca la vacuna. Hay países que respetan las fases de ensayos clínicos, como pueden ser el Reino Unido, el continente europeo, Estados Unidos... Y otros donde el respeto a esos ensayos clínicos va a un poco parejo a la falta de respeto que tienen de los derechos humanos. Por eso, los sanitarios no estamos tan seguros de que estos países vayan a respetar los derechos de los pacientes a la hora de desarrollar sus vacunas. Y esto nos preocupa.

¿Cuántos proyectos de investigación relacionados con el covid-19 están impulsando desde Bioaraba?

-Dicen que toda crisis tiene una parte de riesgo y otra de oportunidad. Nosotros, como instituto de investigación, hemos visto que había una oportunidad para aprovechar esta situación e impulsar estudios relacionados con el covid. Se pusieron en marcha un montón de proyectos y esto coincidió con un acuerdo con Fundación Vital que sirvió para generar unos fondos. Ha habido una convocatoria y se han presentado 19 proyectos desde Bioaraba, tanto en aspectos que tienen que ver con el diagnóstico como con la prevención, el tratamiento en diferentes fases y, desde la salud mental, con nuevos fármacos, productos y aproximaciones. Este proceso está en fase de evaluación, pero se ha visto que existe un potencial núcleo de investigadores que ha sido capaz en muy poco tiempo de impulsar un número importante de proyectos.

¿Hay algún proyecto más avanzado, del que se pueda avanzar algo?

-Algunos procesos ya han empezado, pero todos los estudios están en fase de recogida de datos, por lo que aún es demasiado pronto. En los próximos meses tendremos datos que se podrán aportar a la comunidad.

"Desde Bioaraba se han presentado 19 proyectos de investigación relacionados con el covid?