as calles de Vitoria nada tenían que ver ayer con la imagen que cada 25 de julio se repite, cuando blusas y neskas, deseosos todos ellos de fiesta y de compartir el comienzo de las celebraciones junto a familiares y cuadrilla, salen y disfrutan de la amplia programación oficial... y de la oficiosa. Los tradicionales puntos de encuentro, como la cuesta de San Francisco -donde en cada edición acuden cerca de 80 vendedores para la celebración del mercado de ajos, y que ayer por las obras igualmente habría tenido que cambiar de localización- o el paseo de la Universidad -ubicación de la tradicional y concurrida feria agroganadera-, se encontraban ayer casi vacíos, en la configuración de un inusual retrato de la ciudad, impropio de estas señaladas fechas. En contraposición, las terrazas -acompañadas de una soleado jornada- se convirtieron en punto de encuentro controlado para que los gasteiztarras brindaran por Santiago.

Tampoco los gallegos residentes en la capital alavesa realizaron ninguna celebración en honor a su patrón. Y es que la covid-19 ha alterado todos los planes que los gasteiztarras tenían para esta ocasión, y por lo tanto blusas y neskas también han tenido que reinventarse en una cita que no quisieron perderse, pero en la que no pudieron disfrutar ni de los mercados y ferias, ni de la carrera de barricas, ni del tradicional paseíllo.

Sin embargo, tampoco fue un sábado cualquiera, ni siquiera uno propio de esta nueva normalidad que ha venido marcada por la pandemia. Los blusas y las neskas no quisieron dejar pasar la oportunidad, al fin y al cabo, de homenajear a los que ya no están. Lo hicieron durante la mañana en el cementerio de Santa Isabel, tras la misa celebrada en la iglesia de San Miguel a las 8.00 horas, respetando todas las medidas de seguridad, tales como la distancia.

En esta ocasión, además, a la típica vestimenta de blusas y neskas se ha sumado un nuevo complemento. Junto a los pañuelos y gerrikos, las tradicionales blusas, abarkas y pantalones de mil rallas, este año también se combinaron las mascarillas. Algunas de tela con patrones a cuadros, simulando el tradicional pañuelo que se anuda típicamente al cuello, otras blancas a juego con la blusa o azules; sea como sea, nadie se quiso quedar atrás, y mucho menos en casa, a la hora de celebrar esta fiesta. Y así lo hicieron, si bien en grupos más reducidos que en otras ediciones.

Y es que las terrazas fueron testigo, a lo largo de la jornada, de algunos encuentros de amigos. Ya el día anterior, el viernes, el presidente de SEA Hostelería, Juan Carlos Antolín, animaba a la ciudadanía vitoriana y a los alaveses y alavesas, en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, "a acudir a los bares y restaurantes sin miedo, pero que a su vez nos ayuden con su comportamiento a respetar y mantener todas las medidas de seguridad y prevención que son necesarias para, entre todos, evitar nuevos contagios y alejar lo antes posible esta pandemia de nuestras calles. Pese a todo, que se diviertan y disfruten de las no fiestas. El año que viene les esperamos con más ganas". Y así lo hicieron, siempre con responsabilidad y haciendo uso de ese complemento que ya se ha vuelto habitual y obligatorio en los espacios públicos.

Las cuadrillas, al fin y al cabo, no quisieron renunciar a este día, su día, en el que además el tiempo acompañó durante toda la jornada, con calor y sol desde bien entrada la mañana. Por eso, aunque los tradicionales actos se suspendieron debido a la pandemia provocada por la covid-19, las calles de Vitoria se vistieron nuevamente de los colores de los blusas y las neskas para acompañarles en esta jornada atípica y marcada por un distanciamiento social que a pesar de todo hizo sentirse cerca a los que en estos momentos están lejos.

Policía y Ertzaintza, por su parte, ya habían anunciado que iban a coordinar un operativo con el fin de garantizar que se respetaran todas las medidas de seguridad y evitar posibles aglomeraciones que pudieran darse. Por eso, Policía Local reforzó los agentes previstos inicialmente para la jornada para vigilar que se respetara el aforo de establecimientos hosteleros, y que se garantizaran todas las medidas, ya que la fiesta ayer se trasladó mayoritariamente a bares, restaurantes y terrazas.

El Consistorio, por su parte, ha desplegado una campaña de concienciación junto a Fundación Vital, con el fin de promover la necesidad de evitar las aglomeraciones y las celebraciones multitudinarias, tanto ayer como de cara a La Blanca. Con todo, blusas, neskas y gasteiztarras en general aprovecharon la jornada de ayer para recordar a los fallecidos en la pandemia y para compartir el deseo de que todo mejore pronto. El año que viene, volverán las fiestas, además, con más fuerza.