- Tras una larga espera y más de 4.600 vinos catados por los diferentes comités de cata del Consejo Regulador, órgano de gobierno de la Denominación de Origen Calificada (DOC) Rioja, las impresiones recogidas y manifestadas en este tiempo se han convertido en una calificación esperada desde hace años. Y es que la noticia más esperanzadora para el sector, tras las muchas zozobras que se viven desde hace semanas, es que la cosecha de 2019 ha recibido el adjetivo de excelente.

Este distintivo es la conclusión de un riguroso y transparente procedimiento de valoración consistente en el análisis y la cata de la totalidad de los vinos elaborados en la Denominación. Tras un ciclo vegetativo con óptima maduración de la uva, en los últimos meses se han observado resultados extraordinarios en la evaluación de los depósitos de fermentación, de donde los técnicos del Consejo han recogido las más de 4.600 muestras, las cuales han sido posteriormente catadas por un panel de 150 profesionales.

Pablo Franco, director del órgano de control del Consejo Regulador, hacía ayer balance de la campaña de 2019, refiriéndose a la excelente situación sanitaria y vegetativa del viñedo y el estado de los racimos, sueltos, bien aireados y acompañados del moderado vigor de las plantas. En palabras de Franco, “el año estuvo marcado por la estabilidad en la evolución del viñedo, no exento de ciertas incidencias muy locales producidas por fenómenos meteorológicos de poca transcendencia a nivel general”.

Respecto a los vinos resultantes, el director del órgano de control del Consejo destacaba la calidad de los mismos subrayando la extraordinaria maduración en el tanino. “Un tanino redondo y muy sedoso que ha marcado los vinos tintos desde su elaboración, que sorprende muy gratamente por manifestarse ya ahora y especialmente por tener estas sensaciones en vinos de alta carga polifenólica como los de este año, donde los IPT nos definen una marcada estructura, con colores intensos. Cabe a su vez destacar la consolidación de tonos más claros en el color de los vinos rosados, con una expresión aromática predominante hacia notas más florales. Los vinos blancos son muy expresivos, destacando su gran volumen en boca, en línea con lo visto en los tintos. Se pone también en valor la apuesta por las variedades autóctonas y la gran evolución de la calidad de sus elaboraciones”.

En palabras de Franco, “no hay duda de que, según el comportamiento del viñedo y a su vez lo descubierto en los vinos, la cosechaUna añada que refleja la verdadera maestría en el manejo de los tiempos por parte de los viticultores y bodegueros”.

La cantidad vendimiada en la cosecha de 2019 se situó en torno a 385 millones de kilogramos de uva (de los que 342 fueron de variedades tintas y 43 de blancas). De su transformación, 267,27 millones de litros de la cosecha 2019 obtuvieron la certificación como vinos amparados por la DOC Rioja (22,11 millones de blanco, 12,50 millones de rosado y 233,08 millones de tinto).

Ésas son las cifras de un vino que, según valoraba el presidente del Consejo Regulador, el alavés Fernando Salamero, aporta una importante ayuda al sector para afrontar el camino de la salida de la profunda crisis económica ocasionada por el parón de ventas en el canal Horeca -acrónimo de hostelería, restaurantes y cafeterías-, que ha tenido un descenso de ventas del 56%. Una situación que Salamero calificaba como irrecuperable, aunque también ha dejado la noticia del aumento de ventas del 15% de crecimiento en el canal de alimentación.

Con esa situación, y tras el análisis realizado en el seno del pleno del Consejo celebrado ayer, la entidad decidió aprobar las normas de campaña, que regularán la vendimia 2020, en un acuerdo en el que la crisis global y la delicada situación actual del sector han sido protagonistas. Las magnitudes pactadas permiten la entrada en bodega de un rendimiento equivalente al 90% del establecido por las normas de la Denominación, un rendimiento de transformación del 70% y un stock de hasta el 10%.

En este mismo contexto se ha pospuesto la revisión de la continuidad de la figura de stock hasta el 30 de junio de 2021. Entre tanto se trabajará en su mejora, haciéndola más atractiva y adecuándola a las necesidades reales de los operadores.

En el caso de las uvas tintas, el rendimiento de campaña será del 100% y el máximo amparable será hasta de 5.850 kilos por hectárea, equivalente al 90% del establecido. Sobre los 650 kilos restantes, el viticultor, de común acuerdo con la bodega en la que se entreguen, podrá constituir un stock cualitativo individual del 10%, en cuyo caso se destinará un 5% a vino no amparado y el resto, hasta 10%, a destilación.

En el caso de las uvas blancas, el rendimiento de campaña será del 95%: el rendimiento máximo amparable será hasta de 8.100 kilos por hectárea, equivalente al 90% del establecido. Los 450 kilos restantes (5%) serán admitidos como provenientes de desviaciones por causas climatológicas y la transformación que resulte será vino común. Con esos volúmenes, en lo que se refiere al rendimiento de transformación, la ratio para este año se fija en 70 litros de vino por cada 100 kilos de uva.

La formalización del stock regulador deberá darse antes de la declaración de elaboración, y en todo caso con fecha límite 31 de octubre, no pudiendo ser desbloqueado hasta 2023, a menos que la ratio se sitúe por debajo de 3,15 o salvo merma de cosecha en la explotación superior al 30%.

Los acuerdos de ayer del Consejo también alcanzaron al siempre polémico asunto de las nuevas plantaciones. En esta ocasión, el encuentro de los distintos agentes que representan al sector vitivinícola ha posibilitado también un nuevo acuerdo sobre la política de plantaciones. En cuanto a la superficie pendiente del anterior periodo (2016-2018), así como la acordada correspondiente a los años 2019 y 2020, el Pleno ha acordado que su reparto se aplace un año, a 2022, no solicitándose más superficie para el ejercicio 2021.