- Desde ayer, la vida en Álava y en Gasteiz es un poco más normal a pesar del coronavirus. Se puede viajar a Gipuzkoa y Bizkaia, el transporte público funciona al 100%, están permitidas las reuniones bajo techo de hasta veinte personas y, con limitaciones, las guarderías infantiles pueden abrir sus puertas. En el ámbito de la educación se dan los primeros pasos hacia la actividad presencial, y bibliotecas, museos, recintos feriales, salas de exposiciones y cines abren al 60%. También los comercios y mercadillos ven ampliados sus márgenes para recibir al público, así como las empresas de turismo activo y naturaleza o los hoteles. Hasta un millar de personas se pueden juntar en la calle (no a menos de dos metros) para disfrutar de la cultura, los gimnasios reabren y los equipos de elite pueden entrenar en grupo de cara a la reapertura de las competiciones. También los bares y restaurantes tienen desde ayer un mayor margen para recibir a su clientela. Así, ya no hay límite de aforo, siempre que haya una separación de dos metros entre las mesas o agrupaciones de mesas, y se permite el servicio en barra con la obligación, eso sí, de que cada grupo de clientes guarde la distancia de seguridad.

Pese al nuevo paso dado, ayer no hubo aglomeraciones, ni mucho menos, en las barras de los bares del centro de Vitoria. Más allá de la situación excepcional en la que se encuentra Álava, y de las dudas de la ciudadanía con respecto a las normas, en esta ciudad el termómetro atmosférico mide también la afluencia a los bares y ayer hacía un frío inusual para el mes de junio que no invitaba a moverse de casa o del trabajo.

Así lo confirmaba Carlos Calzado, del bar Mallory, en la plaza del General Loma. “Estando el día como está, con frío, no hay gente en la calle”, y por lo tanto tampoco podía evaluar cómo afectará al negocio la apertura de las barras. “Dependemos del tiempo, la gente tiene ganas de salir, pero hoy mismo (por ayer), comparado con el lunes pasado o hace dos, no hay color”, insistía Calzado, que para adaptarse a la nueva situación prepara menos pintxos de los habituales y, por supuesto, “muy bien tapados”.

El hostelero confía, en todo caso, en que en la barra la gente “será responsable y guardará la distancia”, aunque en las semanas previas de apertura de la terraza y aforo limitado en el interior del bar “ha habido de todo”. Calzado, por otro lado, está satisfecho porque pudo mantener el aforo de la terraza ampliando el espacio, eso sí, “con más jaleo” por la obligatoriedad de desinfectar las mesas tras cada uso.

En la terraza del O’Connors, frente a la catedral de María Inmaculada, el trasiego de clientes ha sido constante desde que comenzó la desescalada, especialmente en unos primeros días de “de curro muy intenso”, explicaba ayer Rocío Mato, que en todo caso agradece el comportamiento de su parroquia. “Teníamos que aprender todos y ha ido muy bien”, aseguraba.

Sin embargo, el de ayer no era “el mejor día para experimentar” con la apertura de las barras o el aforo del 100%, “porque cuando hace malo hay menos gente”, señalaba Mato, quien apuntaba además que desde hace unos días “se nota que la gente ha vuelto a trabajar, antes salían más por las mañanas y ahora es más el café de siempre”. Así pues, la jornada del lunes fue “muy tranquila, más que ninguna otra”, con “clientes muy respetuosos que nos preguntan qué pueden hacer”.

Josean Merino compartía diagnóstico con sus compañeros. “Los vitorianos, en cuanto hay un rayo de sol, salimos a hacer la fotosíntesis”. Ayer no había sol y se notaba, pero en la barra del PerretxiCo y en sus mesas sí se sirvieron unos cuantos desayunos, y el responsable de este establecimiento de la calle San Antonio se preparaba para reorganizar el aforo y adaptarse a esta nueva etapa, no muy diferente a su juicio a la anterior. “Realmente para nosotros lo único que cambia es el nombre, era la fase 2, y ahora es la 3”. Así, Merino aseguraba que ya desde el jueves pasado se nota más movimiento, se van sirviendo desayunos y comidas, y va arrancando el servicio a domicilio.

En cuanto a la apertura de la barra, en el PerretxiCo no pondrán límite de tiempo para consumir porque el coronavirus ha acabado con el poteo tal y como lo entendíamos, y hay menos rotación. “No tener terraza nos penaliza; cuando hace bueno, a sitios como este la gente viene más tarde”, y puede usar la barra para “comer pintxos o platos”, explicaba.

Muy cerca del PerretxiCo, también en San Antonio, David Villarán espera a una clientela que no acaba de llegar a la Lokura Jamonera. “Hay poco movimiento, la gente entre semana no sale, lo deja para el fin de semana, y el sábado hizo malo y tampoco trabajamos”, lamentaba el hostelero. Buena parte de su clientela son trabajadores de las oficinas de la zona y, según parece, el teletrabajo sigue en boga. Es más, a su juicio, la aparente afluencia masiva de los primeros compases de la desescalada no fue tal, sino más bien la ilusión creada por el hecho de que “había menos bares abiertos”. En todo caso, Villarán está listo para atender al público, con los pintxos bien tapados y los grifos de la cerveza cubiertos de film plástico, con el objetivo de que “la gente esté tranquila y a gusto”.

En el Alkartetxe, Alex Panta aseguraba que la mañana no iba mal en la barra, porque en el local de la calle San Prudencio “la gente ya estaba acostumbrada a entrar dentro”. Ahora, habituado ya a trabajar con la bandeja en una mano y el desinfectante en la otra, Espera que el público “coja confianza y entre a comer un menucito, un primero, un segundo, sabiendo que no se van a contagiar porque tenemos la limpieza a tope y mantenemos los protocolos”.

Cristina Sánchez, de El Mentirón, prefirió en cambio seguir con la barra vacía -“nos parece muy arriesgado”- y ayer pedía a los clientes “que por favor se sienten en las mesas”. La responsable del céntrico establecimiento aseguraba que en estos días, “dentro de lo que nos han dejado”, el bar ha completado los aforos disponibles, con la complicación de “tener que estar continuamente diciendo a los clientes lo que tienen que hacer”.

“No hay mucho movimiento, la gente no sale, lo deja para el fin de semana”

Lokura Jamonera

“No nos ha ido mal en la barra, la gente ya estaba acostumbrada a entrar dentro”

Alkartetxe

“No ponemos límite de tiempo en la barra porque la gente ahora no potea”

PerretxiCo

“No es el mejor día para experimentar, cuando hace malo se nota que hay menos gente”

O’Connors

“Dependemos mucho del tiempo, no hay color entre este lunes y hace dos semanas”

Mallory