La ansiada nueva normalidad está cada vez más cerca. El pistoletazo de salida a la fase 3 dejó ayer en Álava instantáneas que, salvo por las mascarillas y la distancia de seguridad, bien podían haberse tomado en los días en los que el coronavirus era una palabra de la que casi nadie había oído hablar. En la estación de autobuses de Lakua los viajeros llegados de Bizkaia y Gipuzkoa se topaban con los primeros alaveses que se desplazaban a las provincias vecinas por motivos que no tenían que ver con su trabajo, como sucedía hasta ahora. En la capital alavesa, mientras tanto, las calles del centro mostraban altas densidades de tráfico, en unas vías por la restricción de algunos carriles para ampliar las aceras y en otras porque las limitaciones de frecuencias que todavía existen en los autobuses de Tuvisa hicieron que muchos siguieran tirando de vehículo propio para desplazarse por la ciudad. En la estación de Renfe también era visible el trasiego de viajeros, y en la Plaza Nueva más de un centenar de pensionistas continuaron con sus movilizaciones, convocados por el Movimiento de Pensionistas Alaveses, Arabako Pentsionistak, que retomará las manifestaciones el próximo lunes con una marcha hasta la sede del Instituto Foral de Bienestar Social (IFBS) para exigirle explicaciones como "representante" de las residencias tanto "públicas como privadas" de Álava, según anunció ayer su portavoz, Iñaki Martín.