- Ante la crisis económica que se avecina, Ramiro González pone en valor la industria del automóvil como la ”gran dinamizadora” de la economía alavesa.

Pasado lo peor de la crisis sanitaria ahora llega lo peor de la crisis económica.

-Es lo que veníamos viendo desde el principio. Estamos ahora en un proceso en el que se está produciendo la reincorporación de trabajadores afectados por los ERTE, y lo que ocurra en las próximas semanas, de aquí a finales de julio, va a ser fundamental para conocer el futuro a medio plazo de la economía alavesa.

¿La previsión de una bajada de la recaudación de 500 millones puede variar aún?

-Es muy difícil de calcular. Tenemos que hacer previsiones, y las hacemos con la variación calculada del Producto Interior Bruto. Pero son eso, previsiones. Puede ocurrir, y ojalá sea así, que la economía mejore antes de lo esperado y esas previsiones sean excesivamente pesimistas, o puede que no sea así.

Decía esta semana que el presupuesto de la Diputación no se va a reducir necesariamente en cien millones de euros.

-La reducción de la recaudación en más de 500 millones quiere decir que se va a aportar menos dinero al Gobierno Vasco y menos dinero a los ayuntamientos. También va a haber menos recaudación que entre directamente en el presupuesto de la Diputación. Calculamos que va a afectar en cien millones menos, pero parte de esos cien millones los podemos recuperar o cubrir. Fundamentalmente con dos medidas: acudiendo al remanente y a la deuda. De manera que la cantidad en la que se verá reducido el presupuesto no serán cien millones de euros, será inferior.

¿Cuánto calculan que se reducirá?

-Eso dependerá en gran medida de la deuda que podamos suscribir. Ahora mismo no estamos autorizados a suscribir deuda nueva. Estamos trabajando para tener un acuerdo en la comisión mixta del concierto económico que nos permita más endeudamiento, y con eso más el remanente recuperar parte de ese presupuesto que se pierde como consecuencia de una menor recaudación.

¿Cuándo sabrán las cifras reales?

-Creo que lo sabremos cuando se celebre la comisión mixta del concierto económico, que espero sea este mes de junio o julio. También hay que ver la evolución de la recaudación. En el cálculo de la recaudación el mes de julio es muy importante, porque es el mes en el que se hace el segundo pago trimestral de muchos impuestos. En julio tendremos más claro cuál es el cálculo de la recaudación final de este año, y además espero que tengamos claro cuál es el importe de la deuda a la que podemos acudir.

Pero en cualquier caso habrá que recortar de algún lado.

-Lo que hay que hacer es priorizar. Esto no es sólo cuestión de que el presupuesto sea menor, y por tanto haya cosas que igual no se hagan, también es cuestión de que hay cosas que se iban a hacer y ahora igual no hay que hacer porque hay otras que son más urgentes e importantes. La labor que estamos haciendo ahora es analizar el presupuesto a la espera de conocer el importe total del presupuesto, después de ver la deuda a la que podemos acudir, para ver cómo priorizamos. Si no conocemos el importe del presupuesto no podemos establecer qué políticas vamos a llevar a cabo definitivamente y cuáles no. Hay algunas decisiones que ya están tomadas, porque eran decisiones que aparecían claras una vez que conocimos que el presupuesto iba a ser inferior, o como consecuencia de las dificultades para llevar a cabo algunas políticas teniendo en cuenta este tiempo de parálisis administrativo en el que no han corrido los plazos.

¿Qué proyectos?

-Está claro que se va a posponer el proyecto del campo de fútbol de Mendizorroza, o el del auditorio. Está claro también que no va a haber udalekus este año. Igualmente, algunos eventos no van a tener lugar porque no va a ser posible celebrarlos. Pero además de eso tenemos que hacer un trabajo de dedicar el presupuesto en mayor medida a políticas que nos ayuden en la generación de empleo, y hemos tomado decisiones en ese sentido. Mantener la obra pública, por ejemplo, es una decisión básica, porque supone empleo directo. También proteger las políticas sociales, ambas son decisiones políticas.

La reforma de Mendizorroza y el proyecto del auditorio se posponen. ¿Puede garantizar que volverán en los presupuestos de 2021?

-Nosotros tenemos que manejar un escenario presupuestario acompasado con la realidad de la recaudación. No conocemos aún cómo va a ser el presupuesto del año que viene, lo que tenemos claro es que son dos apuestas políticas claras de la Diputación Foral de Álava, por tanto nuestro interés sería abordarlas en cuanto dispongamos de recursos suficientes. Pero es cierto que no conocemos cuál va a ser la recaudación calculada para 2021, lo iremos conociendo a lo largo de los próximos meses.

Decía esta semana que la fiscalidad es la mejor herramienta que tiene la Diputación para impulsar la reactivación económica. ¿Las medidas fiscales son suficientes para superar una crisis como la que estamos sufriendo?

-Las medidas fiscales que se han adoptado son tan ambiciosas que suponen una movilización de 248 millones de euros. Con ellas se da una respuesta a la necesidad de liquidez de las empresas, que es su principal necesidad en este momento. Además, se han tomado medias que sirven para impulsar directamente la economía y el empleo, como mejorar el tratamiento fiscal de la creación de empleo, o establecer un plan específico para la rehabilitación de viviendas y la sostenibilidad. Son medidas que buscan, además de dar liquidez, reactivar la economía y el empleo. Lo que estamos haciendo es muy ambicioso y creo que es todo lo que la Diputación podía hacer.

¿A qué se refería cuando dijo que las empresas alavesas también tienen que rascarse el bolsillo?

-Creo que la expresión literal no debería ser rascarse el bolsillo. Lo que creo que tiene que hacer el mundo de la empresa, y me refería no tanto a empresas particulares en concreto, sino en lo que tiene que ver con el movimiento de la patronal o las organizaciones empresariales, es implicarse también en la solución de esta crisis que nos afecta a todos. Aquí tenemos que hacer ese esfuerzo entre todos, lo tiene que hacer la administración, como lo está haciendo, y lo tiene que hacer el mundo de la empresa, y creo que lo está haciendo. Tiene que hacer un esfuerzo extraordinario por conseguir ayudar en la recuperación de esta crisis. Eso quiere decir que tenemos que empujar entre todos, y que la crisis no afecta solamente a aquellos sectores a los que les ha tocado más fuerte, sino que aquellos sectores a los que todavía igual no les ha llegado la crisis también tendrán que apoyar de alguna manera.

¿Le preocupa la situación de las empresas de automoción como Michelin y Mercedes?

-Esas dos y otras grandes empresas alavesas tienen una gran fortaleza. Son empresas que están adaptadas a la evolución de la industria, punteras en su sector y que tienen la capacidad de soportar crisis de este tipo. Por lo tanto, con independencia de que en estos momentos haya una caída de pedidos importante que les está afectando, si la economía mundial se recupera esas empresas se recuperarán de manera rápida. Pero en cuanto a la situación que se está viviendo en el sector del automóvil en Álava tenemos que ser todos plenamente conscientes de que, o apoyamos todos a nuestra industria del automóvil, todos, o la crisis le puede afectar de manera más importante, como hemos visto en otros lugares. Todos somos las administraciones, las propias empresas y los trabajadores. No podemos olvidar que las grandes empresas de Álava son dinamizadoras de la economía alavesa y generan directa o indirectamente la mayor parte del empleo.

¿Hay peligro de sufrir aquí un caso como el de Nissan en Barcelona?

-En este momento no existe ese peligro, pero las empresas del sector del automóvil están en una continua evolución y son empresas con una exigencia tremenda de competitividad dada la situación del mercado a nivel mundial. Tienen que ser necesariamente competitivas. Si no lo son, en algún momento ese futuro será más complicado. / Foto: