- Los teléfonos en la central de reservas de Nekatur han empezado a sonar desde que el pasado sábado el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, abrió las puertas al turismo. "No es destacable, pero se empieza a sentir movimiento", confirma la gerente de la asociación que engloba a gran parte de los agroturismos alaveses. Con prudencia, Idoia Ezkurdia asegura que es pronto, pero que se ha dado el primer paso. "Lo importante es que hay un calendario y la gente ya sabe que se va a poder ir de vacaciones en verano". Aun así, prevé que no se cubran todas las plazas de turismo rural.

"Vamos a abrir con la misma oferta que otros años, pero con menos demanda", augura. Y es que, el batacazo económico al que la pandemia del coronavirus ha abocado al turismo ya no tiene vuelta atrás una vez anuladas las reservas primaverales y con pérdidas del 70%. Los alojamientos dan por perdido el año, incluso si consiguen facturar en verano. El año pasado para estas fechas, la mayoría de los establecimientos ya tenía cubierto el 50% del verano, así que "a no ser que lleguen las reservas de golpe, en el último momento", reflexiona Ezkurdia. No obstante, si de salvar la temporada estival se trata, Ezkurdia señala que se hará, sobre todo, con turismo euskaldun y procedente de otras comunidades autónomas, con el llamado cliente de cercanía, mientras que el extranjero va a quedar diluido, ya que "ha cambiado su escenario".

En Nekatur esperan que sea a partir de la próxima semana cuando ya dispongan los establecimientos de un número más notable de reservas cerradas puesto que los ciudadanos también necesitan su tiempo para organizar las estancias. La cara de esta situación es que si en mitad de la pandemia del coronavirus hay un subsector turístico con la suficiente fortaleza para repuntar lo que queda de año es el rural, ya que ofrece alojamientos de pequeño tamaño y alejados de grandes ciudades, siempre que cesen las restricciones impuestas por el estado de alarma a la movilidad de las personas. Otro rayo de luz llega de la posibilidad de abrir el confinamiento al turismo activo con la organización de actividades hasta ahora cerradas por las restricciones a la movilidad.

La cruz, sin embargo, es que pese a los futuros ingresos de los agroturismos y casas rurales, la gente todavía siga confinada, entre comillas, por miedo a contagiarse, a lo que hay que sumar la crisis económica en la que la pandemia ha sumido a las familias, con la consiguiente reducción del gasto en ocio. Además, en Álava, la época fuerte es la primavera y ya ha pasado, lo que significa que se han perdido fechas del calendario de mucha ocupación, como el puente de San José, Semana Santa, el 1 de mayo y otras de eventos cancelados como el Azkena Rock, la feria de herramienta, el Ironman, el campeonato de piraguas en pantano... Y en cuanto empieza a hacer buen tiempo, la gente se va a la playa, opinan responsables de algunos agroturismos. "Ni mucho menos vamos a llegar a los datos de ocupación de otros años", apunta Ezkurdia.

70%

Las especiales circunstancias que ha provocado la crisis sanitaria ligada al coronavirus ha afectado a la globalidad de las actividades económicas. El sector turístico ha sufrido pérdidas de un 70%.

50%

A estas alturas del calendario, en otros años, los negocios de turismo rural acostumbran a tener cerrado ya el 50% del verano con las reservas hechas por la clientela desde hace semanas.