Vitoria, 28 may (EFE).- La dirección de Tubos Reunidos ha decidido aplicar un nuevo ERTE a 628 de los 850 empleados de la fábrica de Amurrio (Álava) por "razones organizativas y productivas" vinculadas a la pandemia de coronavirus, expediente de regulación que comenzará el 1 de junio y finalizará el 31 de octubre.

Así lo ha indicado a Efe el sindicato LAB, que ha precisado que este nuevo ERTE se aplicará sin acuerdo con la representación de los trabajadores, afectará al 73 % de las jornadas y no habrá complemento en los salarios.

Desde el pasado 18 de marzo la fábrica de Amurrio estuvo primero parada unas dos semanas, salvo los servicios mínimos, como consecuencia de la crisis de COVID-19 y a partir de la última semana de abril se fue incorporando la mayor parte de la plantilla.

La dirección presentó un ERTE por fuerza mayor el 18 de marzo, pero la delegación de Trabajo en Álava, dependiente del Gobierno Vasco, lo rechazó. Negoció de nuevo otro ERTE por causas productivas y organizativas derivadas del coronavirus pero no se llegó a un acuerdo con los sindicatos y tuvo que parar tras el decreto del Gobierno que ordenó el cierre productivo de actividades no esenciales.

Finalmente la autoridad laboral autorizó el primer ERTE presentado por fuerza mayor, que comenzó a aplicarse pero que desde el 4 de mayo estaba inactivo. LAB ha denunciado este jueves en un comunicado que este es el séptimo ERTE desde 2009 que aplica la empresa y todos ellos sin acuerdo con los sindicatos.

A su juicio la dirección "no ha tenido voluntad de llegar a ningún acuerdo que minimizara las consecuencias que el desempleo supone para la plantilla, ni ha querido comprometerse con ningún tipo de garantía de empleo".

A ello, asegura, se suma "el bloqueo de tres años y medio" en la negociación del convenio colectivo caducado, "con la pérdida de poder adquisitivo" que ello supone, el empeoramiento de las condiciones laborales y la negativa a aplicar el contrato de relevo, mientras "la alta dirección se ha doblado el sueldo en los dos últimos años".

"La falta de un plan de viabilidad de la compañía, sumada a la falta de inversiones en las diferentes plantas y la improvisación de las medidas, nos hace prever un futuro incierto no muy lejano", vaticina LAB.