- Las restricciones que han impuesto el confinamiento -primero- y la desescalada -ahora- están teniendo un impacto demoledor sobre el canal conocido como Horeca, que engloba a los hoteles, los restaurantes y las cafeterías. De forma más sintética, la hostelería. Claro que no sólo los propietarios y los trabajadores de estos establecimientos ligados fundamentalmente al ocio, que poco a poco comienzan a recobrar la actividad estos días, viven de la clientela. También lo hace otro sector, el que se encarga de la distribución de alimentos y bebidas a esos establecimientos, que está atravesando en la actualidad por una situación “evidentemente catastrófica”. Así lo reconoce Raúl Campo, presidente de la principal asociación del sector de la distribución en el territorio (Adisalava), que engloba a un total de siete empresas. El sector, en números globales, da de comer a alrededor de 500 familias en Álava, sin contar a los autónomos que compran producto y reparten al canal Horeca con sus propias furgonetas, y factura en torno a los 90 y 100 millones de euros al año. “Estamos cerrados y sin trabajar desde que el gobierno decreta el estado de alarma y todo el sector del ocio cierra. Estamos vinculados totalmente a él, dependemos al 100% del canal Horeca. Nuestros negocios pasan a tener actividad cero. Puedo hablar de un 1 o un 2%. Es una situación muy complicada y tampoco tenemos todavía una hoja de ruta. Nadie sabe realmente qué es lo que va a pasar”, sintetiza el profesional, sin poner paños calientes, en declaraciones a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

El pase del territorio a la fase 1 de la desescalada, que ha permitido a los establecimientos de hostelería abrir sus terrazas, tampoco ha supuesto un alivio para el sector, como tampoco parece que lo vaya a suponer el avance del territorio a la segunda etapa a partir de mañana. Campo, en concreto, cifra en un “4,44%” la actividad del sector de la distribución durante la casi completada fase 1 y no cree “que vaya a ser mucho mejor” en la inmediatamente posterior. “Creemos que se puede duplicar, ya iremos viendo. Pero se estima, porque ya hay estudios, que dentro de Horeca entre un 16 y un 18% de los canales de venta no van a volver a levantar la persiana en el mejor de los casos. Y que de ese 80-84% restante, es más que probable que un porcentaje muy alto, de alrededor del 20%, sean bares que puedan aguantar un mes o dos”, recuerda el profesional. Campo recuerda, en este sentido, que la hostelería es un sector que, en la mayor parte de los casos, “vive al día”, lo cual complica sobremanera su supervivencia en la coyuntura actual, una realidad extensible al colectivo que representa.

En este contexto, el sector de la distribución ha tenido que buscar recursos financieros para poder pagar a sus proveedores y, en definitiva, “sostenerse” estos días. Y por otro lado, se ha visto obligado a recurrir a los ERTE por fuerza mayor a los que tantas empresas se han agarrado durante la crisis. “Salvavidas temporales” que no ocultan la dimensión de un problema que nadie a ciencia cierta sabe cuándo pasará a ser parte del pasado. Tampoco, evidentemente, Campo. “Yo lo veo muy, muy, muy complicado. Y como nadie sabe realmente qué plazos se van a cumplir en cuanto al desarrollo de una vacuna, el futuro es muy incierto. A día de hoy, todo el sector de la distribución se encuentra en esa situación de ERTE por fuerza mayor. El problema no es que nuestra actividad haya caído más de un 96%, sino que no prevemos que se recupere para nada con el paso de la pandemia. Se está hablando de repuntes y de dientes de sierra hasta final de año que todavía nos van a hacer más difícil trabajar y ajustar estructuras. El problema ya no es solo si el bar cierra, sino que si nosotros cerramos, no se va a poder dar servicio a los hosteleros, nadie les va a suministrar”, vaticina el presidente de Adisalava.

Ante un futuro nada halagüeño, Campo cree incluso que esos ERTE que ahora están permitiendo al sector salir a flote puedan volverse en su contra en el futuro a medio plazo. “Pueden llegar a convertirse también en una cadena o un lastre, porque nuestras empresas tienen una estructura tanto comercial como de distribución adaptada a un porcentaje de ventas. Hasta el día de hoy sabíamos lo que teníamos, pero esto lo ha cambiado todo”, apunta el presidente de Adisalava.

Campo reclama por ello a las instituciones “una mayor flexibilidad con los ERTE” para que el sector pueda sobrevivir en ese futuro cercano. “Porque nadie quiere despedir a nadie y todos queremos volver a la normalidad, pero la realidad es que el sector Horeca va a ser uno de los últimos en recuperarse. Ahora estamos en ERTE por fuerza mayor, pero más adelante debería contemplarse una figura para que tengamos una mayor flexibilidad para ir adaptándonos a las necesidades y a la realidad del mercado que se vaya generando”, propone la cabeza visible de Adisalava.

Aun siendo consciente de que, tras las duras medidas de confinamiento, Álava está sabiendo controlar la pandemia, el cada vez más inminente verano puede estar marcado de nuevo por la inestabilidad. “Ahora vienen junio, julio, agosto y septiembre, meses que históricamente son muy buenos de ventas, pero vamos a tener unos dientes de sierra y no creo que nuestra actividad pase de un 50-60%. Se va a incrementar la actividad comercial, pero en cuanto pase septiembre, si hay otro repunte, vamos a estar en la misma situación anterior. Igual no hay un confinamiento porque el repunte puede que sea menor, pero la actividad del canal Horeca se va a volver a resentir. Por eso nos podemos ver atados de pies y manos después de haber reincorporado a toda nuestra plantilla”, argumenta Campo. “Yo no pido que nadie venga a salvarme la empresa, sino que me den herramientas y flexibilidad para que yo pueda gestionarla y salvarla. Los deberes ya los hemos hecho todos, que es el recurso financiero. Hemos vuelto a empeñarnos como cuando éramos jóvenes. Esta es nuestra realidad”, prosigue.

El representante del sector apunta que “evidentemente esto no va a durar toda la vida”, pero reconoce que de no darse un giro radical en los acontecimientos, algunas de sus empresas se pueden quedar “en el camino” o, al menos, con una drástrica reducción de la plantilla. “Si de los 35 trabajadores que tenemos sólo podemos trabajar con 17, ¿qué hacemos con los otros 18? Este es mi caso personal, pero es una realidad que comparto con todo el sector. Dentro de la cadena de valor somos el eslabón más débil”, lamenta el presidente de Adisalava en su reflexión a este diario.

El sector. En números globales, el sector de la distribución da de comer a alrededor de 500 familias en Álava, sin contar a los autónomos que compran producto y también reparten al canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) con sus propias furgonetas. Su facturación anual se sitúa en torno a los 90 y 100 millones de euros.

Adisalava. Es la principal asociación del sector de la distribución al canal Horeca en el territorio y engloba a un total de siete empresas de la veintena que se dedican a esta labor.

El presidente de Adisalava analiza el difícil presente y el no menos complicado futuro de este sector “desconocido”.

4,4%

Es la actividad que durante la fase 1 de la desescalada ha teniendo el sector de la distribución al canal Horeca, ni un pequeño alivio para su delicada situación.