- Son las 06.30 horas del lunes 11 de mayo y el alcalde de Llodio, Ander Añibarro, como cualquier vecino, se levanta con la intención de afrontar una nueva semana laboral. Sin embargo, de nueve semanas a esta parte no hay guiones a seguir, ni planes que valgan para, absolutamente, nada. Todo se ha vuelto muy complejo y gira en torno a una incertidumbre constante, sobre la que toca gestionar.

Hoy más, que entramos en la fase uno de la desescalada que desembocará en la denominada nueva normalidad y las directrices que dejó atadas cuando se acostó se han quedado en papel mojado al despertar y ver el nuevo decreto del Gobierno Vasco. Se presenta una jornada muy dura, otra más.

"Cuando lo leí casi se me cae el alma a los pies. Teníamos nuestro plan local de desescalada en base a directrices recibidas hasta el domingo, y tuvimos que recular en muchas cosas como la anunciada reapertura de la biblioteca para servicio de préstamos y devoluciones que, finalmente, hemos salvado con un protocolo€ pero así va todo. La situación es la que es y gestionar se ha vuelto muy complicado, a veces hasta desesperante", reconoce el regidor laudioarra.

Ni que decir tiene que la lectura del nuevo decreto, así como de los criterios para su aplicación que iba a seguir la Ertzaintza -llegados por Whatsapp y vía Eudel, "porque al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, la fuente de información municipal se limita a eso, no tenemos línea directa con Lehendakaritza ni mucho menos con Moncloa", subraya- llevó a Añibarro a contactar a todo el equipo del Gabinete de crisis, con el que se reúne a diario y a primera hora de la mañana desde mediados de marzo.

"Teníamos que ponernos las pilas para atender el aluvión de dudas ciudadanas que, sin duda, nos iban a llegar, pero nuestra capacidad llega para lo que llega. Intentas buscar soluciones por el bien común, pero es imposible gustar a todos", lamenta, quien comió a las cinco de la tarde y ya no volvió a parar de trabajar hasta el paseo que se obliga a dar a las nueve de la noche.

"Están siendo una media diaria de entre 12 y 16 horas de trabajo, y desde que te levantas hasta que te acuestas es todo covid-19. Intentas sacar horas para ti, yo por ejemplo para cantar (soy tenor en la coral Santa Lucía), pero es complicado. En el paseo la gente te para y te pregunta, y a ti te gustaría perderte por el monte, y nos pasa a todos los alcaldes, porque hablamos mucho entre nosotros tanto para ponernos de acuerdo en cómo hacer las cosas como para desahogarnos", asegura.

Interconectados Su homónima en Amurrio y compañera de partido, Josune Irabien (PNV), lo corrobora. "Hay muchísimas dudas e intentas que a la hora de interpretar la norma que tienes que explicar a tu población, para ver qué o no puede hacer, al menos coincidas en criterio con el de los municipios del entorno. Yo llamo a Ander, Itziar la de Orduña me llama a mí o al revés... ¿Alguien os ha aclarado esto?, ¿qué vais a hacer respecto a esto otro?... y así andamos todos. Muchas veces la gente te pregunta y no sabes ni qué responder", confiesa.

En eso, su igual en Artziniega, Joseba Vivanco de EH Bildu, lo tiene más que claro. "Las primeras semanas apechugamos con todo, pero cuando recibimos el último decreto del Gobierno Vasco vía Eudel, lo primero que hicimos fue preguntar quién tiene que aclarar y vigilar el cumplimiento de todo esto y a ellos remitimos siempre: Gobierno Vasco lo primero, y Ertzaintza, lo segundo, aunque ha sido curioso que la interpretación de la normativa haya recaído también en esta última".

Con todo, el regidor de Artziniega también reconoce que el caso de su municipio no es comparable al de los de mayor tamaño, "porque no tenemos ni Policía Municipal"; aunque insiste en que "a los ayuntamientos no nos han pedido opinión en dos meses para nada y no tenemos porqué resolver estas cuestiones. Según nos llega la información la transmitimos por todos los canales de que disponemos a la población y punto. Sí es verdad que nos fijamos en lo que hacen otros municipios de nuestro tamaño y si nos parece buena idea lo copiamos, pero desde el equipo de gobierno no creemos que sea obligación nuestra, por ejemplo, comprar mascarillas, como propuso el concejal del PP en el pleno del jueves. Quien decreta que apechugue, que nosotros bastante tenemos con lo nuestro", opina.

De hecho, sobre todos los municipios pende una espada de Damocles: la de la incertidumbre en torno al porcentaje en el que se va a reducir la financiación que les llega cada año vía foral u otras instituciones superiores, y que algunos ya cifran en un 20% como poco. "Encima el martes el Consejo de Diputados aprobó que toda obra pendiente del Plan Foral tiene que estar acabada para el 31 de diciembre de este año y no sé cómo vamos a hacerlo ni nosotros ni muchos otros. Ya sé que ya vamos con prórroga, porque debían haber estado terminadas a finales de 2019, pero con esto del coronavirus sí confiábamos en que se dilatara el plazo unos meses más", aclara Vivanco. En el caso de Artziniega este asunto afecta de lleno a la reforma de las piscinas municipales, ya iniciada, "y a otras dos pendientes de licitar", añade.

Lo del recorte presupuestario también preocupa y mucho a Añibarro en Llodio, que ya se ve haciendo de poli malo porque va a tocar marcar prioridades, en base al presupuesto que finalmente se tenga, y eso implicará dejar en el camino proyectos ya anunciados y, en consecuencia, el descontento de mucha gente y las seguras críticas desde la oposición. "El plan operativo para la legislatura hay que revisar entero. Íbamos en un Ferrari que se ha estampado contra un muro, y no es cómo en la crisis de 2009 que se veía venir y podías prevenir situaciones. Las dramáticas inundaciones del 83 pueden ser lo más parecido y tampoco, porque entonces las directrices a seguir eran claras: limpiar todo y volver a levantar el pueblo. Aquí no sabes nada, vas a ciegas tomando decisiones", recalca.

Irabien desde Amurrio le da la razón, en cuanto a que hay cosas muy claras tales como "no se pueden usar aún las lonjas juveniles o solo pueden entrar 15 personas a la vez en el cementerio", pero que la realidad es que llevan dos largos meses intentando gestionar de manera muy confusa. "Y aquí al menos nos ha aliviado un poco la amplitud del municipio para hacer deporte, algo que otros sitios no tienen; aunque sí lo hemos pasado mal durante el tiempo que no ha estado claro lo de los municipios colindantes y la movilidad interprovincial, ya que tenemos a las juntas administrativas del Valle de Arrastaria separadas del núcleo principal por territorio vizcaíno", recuerda.

Lo que sí tiene muy claro Irabien es que esta crisis socio-sanitaria les va a acarrear consecuencias en el plano personal a todos los alcaldes, sin excepción. "La presión con la que trabajamos está siendo brutal. Hemos tenido que tomar en muy poco tiempo decisiones de mucho calado y esto nos va a pasar factura, si no al tiempo, en forma de hipertensión, estrés y vete a saber", sentencia. Vivanco desde Artziniega, por su parte -en un intento de quitar hierro al asunto, pese a que esta maldita pandemia se ha llevado por delante a su propia amatxu, Luisita- exclama socarrón "¡A ver cuando aplauden a los ayuntamientos!"

Y es que gestionar lo público no es tarea sencilla y, como matiza Añibarro "para eso nos pagan", pero hacerlo desde un mar de dudas no entraba en el contrato. "Solo nos queda apelar al sentido común. Si no somos responsables, el 25 de mayo no estaremos en fase dos, sino en fase cero. Yo también quiero quedar con mis amistades y tomarme unas cervezas, pero hay que ser prudentes. Solo se piensa en volver a una vida normal y se nos olvida que el covid-19 sigue ahí. Después del esfuerzo realizado, ver desde la ventana del despacho la Avenida Zumalakarregi con más gente que en fiestas deprime mucho, la verdad", apostilla el de Llodio.

"La situación es la que es y gestionar se ha vuelto muy complicado, a veces hasta desesperante"

Alcalde de Llodio

"Según nos llega la información la transmitimos por todos los canales de que disponemos a la población"

Alcalde de Artziniega

"Hemos tenido que tomar en muy poco tiempo decisiones de mucho calado y esto nos va a pasar factura"

Alcaldesa de Amurrio