- Los veinte grados que marcaba ayer el mercurio al mediodía se convirtieron en el mejor aliciente para todas esas personas que decidieron que era un buen momento para volver a tomar, tras casi dos meses sin poder hacerlo, una consumición al aire libre en cualquiera de los bares y cafeterías de Vitoria que en esta primera semana de la Fase 1 se han animado a poner sus terrazas, el único lugar en el que les está permitido servir, siempre y cuando respeten el 50% de su aforo. De esta forma, espacios tan céntricos de la ciudad, como la Avenida Gasteiz o Los Fueros, volvían este lunes poco a poco a la vida, a su ir y venir de gente, y a las conversaciones de veladores, con dos frases que se repetían en todos ellos: la de "¡qué ilusión volver a tomar algo!", entre los clientes, y la de "teníamos ya ganas de volver", entre los hosteleros. Sin embargo, no todos han podido levantar la persiana, ya sea porque creen que todavía no es viable económicamente hacerlo o porque no tenían claras las medidas.

A este último grupo pertenecía la terraza de la Plaza de Abastos, que da servicio a los gastrobares, y que durante la pasada jornada todavía tenía apiladas en el interior del mercado sus sillas y mesas. "No hemos abierto hoy porque estamos esperando a ver las condiciones del decreto de Alcaldía y todavía no se ha publicado. Creemos que cumplimos con todo porque tenemos espacio suficiente en el exterior, pero preferimos tenerlo, para saber el matiz de todas las medidas, y luego ya poner las mesas. Lo más probable es que a lo largo de las próximas horas lo publiquen, así que abriremos mañana (por hoy)", explicaba a este diario el gerente de la Plaza de Abastos, Eloy López de Foronda. Pondrán, en concreto, las 16 mesas que tenían antes de que entraran en vigor las restricciones, "porque lo he consultado ya al Ayuntamiento y tenemos permiso para así hacerlo al tener espacio suficiente para garantizar los dos metros de seguridad entre cada una de las mesas, así que no tenemos que ir al 50%".

En ese primer día de la Fase 1, a López de Foronda le llamaban la atención las largas colas que había visto en Alavesa de Pinturas, de Jesús Guridi, y en otro comercio de electrodomésticos, cercano también al complejo de Santa Bárbara, "porque, aquí, por el barrio, ya hay unas cuantas tiendas abiertas".

Si bien, el mercado de Abastos que gestiona también se adentra en esta nueva fase de la desescalada con novedades. "Si todo va bien, la furgoneta de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa, abrirá mañana (por hoy) y también vamos a poner en este lado -dice señalando a una pequeña barra de madera que hay cerca de la entrada principal del mercado- unos carteles para indicar que en este lugar se pueden recoger los pedidos de los gastrobares: como cafés, tortillas, pintxos o raciones. Los podrán pedir aquí mismo desde mañana (por hoy)", avanzaba López de Foronda.

No muy lejos de allí, en la calle Independencia, al bar-restaurante Harria le sorprendía "gratamente" la acogida que su local había tenido en su regreso a la actividad. "Tenemos las tres mesas y dos veladores llenos. La gente se lo está tomando con ganas. Están esperando a que se levanten, para sentarse. Lo que más piden son cafés, se notaba que tenían ganas de tomarlo de máquina, y zuritos y cañas", resalta el propietario de este local, Alfredo Ruiz de Arcaute, donde antes del confinamiento podía poner el doble de ellas. "Nosotros, como tenemos pocas mesas, no hemos tenido que tomar grandes medidas, salvo la de que cumplieran con los dos metros de distancia entre ellas. A ver si entre todos respetamos lo que hay que respetar y esto va hacia delante", deseaba.

Precisamente, tomando un café y un zurito se encontraban en ese mismo establecimiento Eva y su madre Elena. "Teníamos muchas ganas de hacerlo. El hecho de salir a una terraza hace ilusión. Estamos encantadas. La cosa es no estar en casa", contaba Elena. Su hija, además, había aprovechado ese día para hacer otra cosa diferente. "Me he levantado a las 8.00 horas y he ido al pantano para hacer deporte, porque eso sí que se puede hacer ahora", añadía con una sonrisa.

Igual de feliz se encontraba Vicky Barragán en la mesa de al lado, tomando un vino con dos vecinos de la calle Independencia. "Es el primer día que salgo a la calle para algo que no sea para ir a comprar y como el bar está ubicado en el mismo edificio en el que vivo, he pensado que tengo que hacer un pequeño gasto y aquí estoy, encontrándome con todo el vecindario'". De hecho, no había terminado de pronunciar esta frase cuando se encontró con María Cristina Pérez del Palomar, otra vecina y amiga, que justo sacaba al perro. "Me ha dado una alegría salir y ver esto, brutal. Ya era hora", destacaba ésta última mujer que, además, tenía la intención de aprovechar el día haciendo otra cosa que hasta ahora no estaba permitido. "Montarme en un taxi para llevar a mi padre a la policlínica porque la semana pasada hubiéramos tenido que ir en dos taxis", matizaba.

Otro bar que estrenó ayer con buen pie su terraza era el Kilima, de la calle Postas, 19. "Hemos abierto con seis mesas y están a tope. La gente tenía ganas, pero estamos que parecemos nuevos, con esta reapertura y trabajar con las medidas nuevas, pero la gente lo está respetando, cuando antes cambiaba las sillas y mesas como mejor les venía", subraya su camarera, Ixone.