- El coronavirus ha dificultado el día a día de muchas personas, también de los afiliados y afiliadas de la ONCE en Vitoria, para quienes en estos momentos cuestiones como mantener las distancias o moverse por una ciudad cuyos sonidos y olores han cambiado, ahora que las tiendas y bares están cerrados, se han vuelto algo más complicadas.

La directora de la organización de ciegos en Vitoria, Concha de la Fuente, explica a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que "nos cuesta calcular las distancias y en muchas ocasiones para las personas que no ven nada es imposible. Pedimos la ayuda y la colaboración de todos los ciudadanos porque nosotros, si no, lo tenemos muy complicado".

También asegura que ahora las ciudades han perdido mucho el ruido. "A nosotros nos ayuda para orientarnos en la ciudad guiándonos por el sentido en el que vienen los coches, los olores de las tiendas y los bares, etc. Yo me oriento mucho por los olores de las tiendas y ahora están cerradas. Entonces, salir a la calle es como un lienzo en blanco", reconoce.

Esta misma percepción la comparten Dorita Roa y Raúl Martínez, un matrimonio de afiliados a la ONCE que está aprovechando la fase cero de la desescalada para retomar sus largos paseos. "Con las mañanas tan buenas que está haciendo estos días hemos aprovechado muchísimo. Estar encerrada es lo que peor he llevado", asegura ella, ya que durante estas semanas ha sido Raúl quien salía a hacer las compras y todos los recados.

En esos momentos, en las tiendas era cuando notaban esas dificultades. "Al no ver, si vas a por el pan o a la farmacia no puedes mantener la distancia. En general, la gente se porta bien y te dice que te tienes que separar un poco más o te indican ellos. No nos podemos quejar", afirma la pareja, que reconoce que no están siendo momentos fáciles para nadie.

De todas formas, algo que sí sienten que ha cambiado es que, al no haber tanto ruido de coches en las calles, las señales auditivas de los semáforos se oyen con mayor nitidez. A pesar de todo, ambos tienen algo de miedo de desorientarse. "Los sonidos a nosotros nos orientan mucho. A mí no me ha pasado lo de desorientarme, pero sí es fácil que me pueda ocurrir. Sabes que hay música en una tienda, en un bar, etc. Todo está callado ahora. Y los olores, ambientadores de las tiendas, etc. Parece un perpetuo domingo", opinan ambos.

Dorita añade, además, que cree que se van a encontrar más problemas cuando el confinamiento termine definitivamente, especialmente en relación a las terrazas porque "normalmente no se mantiene la distancia de la mesa a la pared de dos metros. Entonces, al haber más mesas, es posible que nos encontremos con más problemas pero, bueno, lo iremos viendo".

Julio Ávila, por su parte, otro afiliado a la ONCE y vendedor de cupones ya jubilado, asegura que, de las pocas veces que ha salido en las colas cuando ha ido a hacer la compra sí que notó que la gente se te echaba un poco encima. "Hemos ido a por unas plantas para mi huerto y las colas no se respetan mucho. El tipo de ayuda que pedimos entraría en que cuando una persona identifica que otra tiene baja visión le hable y así podemos mantener la distancia".

En su caso, está aprovechando este confinamiento para estar en casa. Explica que para él en estos momentos pasar tiempo en su hogar está siendo una gozada. "No sé si es porque he sido vendedor de la ONCE durante 40 años, pero no echo en falta para nada la calle", reconoce.

Otra cuestión sobre la que Concha de la Fuente quiere concienciar es la de salir a hacer deporte acompañados. "Queremos que la ciudadanía y todas las personas entiendan que ahora que salimos a hacer deporte, yo por ejemplo necesito mi guía. No puedo salir a hacer deporte sola", relata. Ella misma cuenta que estos días notan cómo algunas personas se les quedan mirando porque van de la mano. "Pero es que tenemos que ir de la mano", subraya, al tiempo que explica que la persona que va de acompañante les ayuda a esquivar a la gente, mientras que con el bastón eso se vuelve "más complicado. Me gustaría que la gente entienda que no es un capricho, que lo necesitamos", afirma.

Dorita y Raúl, por ejemplo, salen juntos, porque él tiene algo más de visión. Desde que se permitieron las salidas para dar paseos y hacer deporte han retomado esta actividad que tanto disfrutan. "Vamos hasta Salburua, o el otro día también fuimos a Olarizu, Mendizorroza y vuelta a casa. Normalmente solemos ir hasta Eskibel, pero en estos momentos no da tiempo", explica Dorita, que reconoce entre risas que está disfrutando de las salidas y del sol y el calor que está haciendo estos días "más que los niños".

Concha recuerda que hay personas con discapacidad visual grave que no llega a ser ceguera total que "no se nos nota que tenemos una deficiencia visual y vamos siempre con toda la documentación por si acaso", porque reitera que es algo "necesario" y que además sólo salen con la persona que convive con ellos.

En estos momentos, desde la ONCE recuerda que están haciendo un trabajo de llamadas de acompañamiento a todos los afiliados de la provincia. "Llevamos ya cerca de 400 llamadas", anuncia.

Julio narra, en otro orden de cosas, que el jueves estuvo en la peluquería y que apenas notó cambios con respecto a la situación antes del estado de alarma. "Lo único, que me preguntaron si llevaba mascarilla", destaca. Él sí ha notado cambios, sin embargo, en las calles. A la menor afluencia de tráfico, suma la calidad del aire. "Siento que se respira mejor en estos momentos, la sensación del aire es diferente". Los cuatro están de acuerdo en que Vitoria, al igual que el resto de ciudades del territorio, del Estado y del mundo, ha sufrido cambios que se perciben con nitidez. Por eso, reiteran una petición que parece resonar a una sola voz entre las personas afiliadas a la ONCE. Solicitan "respeto, no solo con las personas de baja visión sino con todo el mundo" y también que "cuando tengamos que guardar la distancia, como no somos conscientes de cuánto es un metro o dos metros porque no vemos, que nos lo indiquen, o que se muevan ellos. Hay que comunicarse. Es algo natural e innato en los seres humanos. Es importante que nos ayuden en ese sentido".

Como afirman Dorita y Raúl, "ésta es una situación difícil y extraña para todo el mundo y en manos de todos los gasteiztarras está hacer que sea más sencilla", opinan desde la ONCE.